M¨¢s compromiso contra la pobreza
La lucha por la seguridad internacional,deber¨ªa consolidarse, seg¨²n el autor, con un mayor apoyo a los pa¨ªses en desarrollo.
En este ¨²ltimo a?o y medio, tras los acontecimientos del 11-S y los posteriores, parecer¨ªa que la pol¨ªtica internacional s¨®lo ha tenido como centro el reforzamiento de la lucha contra el terrorismo internacional, habi¨¦ndose producido un fortalecimiento espectacular del valor de la seguridad en todos los ¨¢mbitos, entendiendo como absolutamente prioritaria -casi excluyente respecto a otros- la lucha contra este fen¨®meno.
Es ¨¦ste una manifestaci¨®n de la globalizaci¨®n hasta entonces entendida exclusivamente en su dimensi¨®n econ¨®mica de mercado. No obstante, hay que lamentar que el descubrimiento y notable reacci¨®n ante otros contextos universales deber¨ªa haber sido aprovechado para actuar tambi¨¦n ante otra de las realidades globales como es la inmensa pobreza que asola a una parte importante de los habitantes del planeta.
De seguir las tendencias actuales, la miseria habr¨¢ matado en 2015 a 56 millones de ni?os
Por ello, hay que subrayar que leg¨ªtimo es, en una dimensi¨®n de valores, poner el acento en la seguridad, la libertad, la justicia, la igualdad, etc.; si bien no es correcto prescindir o marginar de forma notable a algunos de ellos, m¨¢xime cuando engarzan en lo que es la dimensi¨®n m¨¢s radical e intr¨ªnseca del ser humano. As¨ª, frente a una pol¨ªtica internacional cuyo eje muy prioritario, casi exclusivo -al menos as¨ª se traslada ante la opini¨®n p¨²blica- es la defensa de la seguridad, deber¨ªan intensificarse mucho m¨¢s en las agendas mundiales la importancia de la prioridad de la lucha contra la pobreza, en definitiva, los otros valores antes expuestos, todos los cuales est¨¢n entrelazados entre s¨ª.
Es cierto que ha habido algunas acciones, al menos est¨¦ticas, como el t¨ªmido intento en la reciente cumbre de Evian, en junio, de sentar un rato a la misma mesa de reuni¨®n del G-8 representantes de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Lo hicimos aqu¨ª en Espa?a con motivo de nuestra presidencia europea al juntar por primera vez a representantes parlamentarios europeos con dirigentes de ONG y de pa¨ªses receptores de ayuda. Pero hay que ir m¨¢s all¨¢ y tiene que consolidarse una mayor apertura y un di¨¢logo m¨¢s abierto y comprometido entre ambos mundos que verdaderamente deber¨ªan ser uno solo.
Un mundo en abundancia contrasta con la pobreza que sufre la mayor¨ªa. Los que somos privilegiados deber¨ªamos incrementar la conciencia de que otros seres humanos viven y mueren de forma inhumana. Y esta exigencia colectiva deber¨ªa reforzar la exigencia multilateral a los gobiernos en orden de no demorar las respuestas a estos graves problemas. Los pa¨ªses ricos tenemos unas responsabilidades enormes para que este mundo sea m¨¢s equilibrado y justo y tenemos que vencer nuestros ego¨ªsmos. Adem¨¢s, no podemos olvidar que un mundo m¨¢s justo, m¨¢s solidario y con m¨¢s oportunidades ser¨¢, al tiempo, m¨¢s seguro.
Sequ¨ªas, inundaciones, conflictos armados, ausencia de tejido productivo, salud deficiente, insalubridad, ausencia de educaci¨®n, dictaduras y desprecio a los m¨¢s elementales derechos humanos son algunas de las causas de que, a pesar de los avances de la humanidad en ¨¢mbitos como el tecnol¨®gico, cada vez haya m¨¢s millones de personas hundidas en la pobreza en cualquiera de sus manifestaciones de vulnerabilidad.
Son, sin duda, comprensibles y merecedores de apoyo los esfuerzos de los pa¨ªses m¨¢s importantes en orden a combatir la lacra del terrorismo internacional, si bien muchos desear¨ªamos ver que se reacciona tambi¨¦n con igual energ¨ªa y compromiso para hacer frente a las luces rojas que se encienden ante noticias que las televisiones nos acercan cada d¨ªa pero ante cuyas im¨¢genes ya nos hemos acostumbrado. Por eso, deber¨ªamos todos impulsar respuestas m¨¢s activas, introduciendo de forma m¨¢s prioritaria en la agenda mundial este compromiso.
No s¨®lo es posible sino tambi¨¦n indispensable una globalizaci¨®n m¨¢s equilibrada, m¨¢s humanizada y esto hay que traducirlo en hechos. Los objetivos del Desarrollo del Milenio, asumidos ahora en la ¨²ltima reuni¨®n del G-8, ten¨ªan su origen en la Cumbre celebrada por Naciones Unidas en marzo del a?o pasado en Monterrey en cuya reuni¨®n preparatoria de Barcelona, a nivel europeo, nuestro pa¨ªs tuvo un papel muy activo. Pero esos planteamientos y objetivos de reducci¨®n de la pobreza para el 2015 no pueden quedar en buenas intenciones.
A pesar de los esfuerzos realizados (Espa?a, por ejemplo, pas¨® de ser pa¨ªs receptor de ayuda hace 22 a?os a ser ahora el duod¨¦cimo donante del mundo) hemos de ser muy inconformistas pues la alarmante realidad no tiene visos de poder ser erradicada y las condiciones de extrema pobreza avanzan sin freno en muchos pa¨ªses y el desarrollo humano progresa con demasiada lentitud, tal y como pone de relieve el Informe anual sobre el Desarrollo que acaba de hacer p¨²blico Naciones Unidas.
Los datos (detr¨¢s de ellos siempre hay rostros humanos), manifiestan que, de continuar las tendencias actuales, la diferencia ante el objetivo de alcanzar en el 2015 la reducci¨®n de la pobreza a m¨¢s de la mitad y la realidad ser¨¢ 56 millones de ni?os y ni?as cuya muerte se podr¨ªa haber evitado, 75 millones de ellos cuya escolarizaci¨®n seguir¨¢ siendo una quimera y m¨¢s de 1.200 millones de personas seguir¨¢n tratando de sobrevivir con ?apenas un d¨®lar diario! y todav¨ªa el 1% de la poblaci¨®n m¨¢s rica del mundo posee tanto como el 57% de la humanidad.
Son grandes las tareas, pero es fundamental reforzar los compromisos, potenciando diversos mecanismos como el incremento de las ayudas oficiales recordando lo asumido en Monterrey (sin que la esencial valoraci¨®n de la calidad pueda ser una excusa para no incrementar la cantidad), fomentando procesos de reconversi¨®n y condonaci¨®n de deuda externa (en lo que podr¨ªa tener mayor conexi¨®n con la inmigraci¨®n en el denominado codesarrollo), incrementando las inversiones productivas o eliminando barreras a la importaci¨®n, especialmente en el comercio agr¨ªcola.
A ellas, pueden sumarse otras iniciativas como las que propugna (ya en la cumbre de Davos en febrero) el Presidente Lula en orden a crear un Fondo Internacional de Lucha contra el Hambre, y cuya presencia reciente (tambi¨¦n la de Kichner) entre nosotros debe ser aprovechada no ya como la visita de una estrella de moda sino como el aire fresco que muchos, desde diversas opciones pol¨ªticas, queremos que sirva para que todos tomemos mayor concienciaci¨®n y compromiso, asumiendo que la responsabilidad corresponde tanto a los pa¨ªses ricos como a aqu¨¦llos que tienen que liderar su propio desarrollo y desde el convencimiento, de que adem¨¢s del valor de la seguridad, los gobiernos de todos los pa¨ªses deban implicarse m¨¢s con la solidaridad y la justicia, pues, parafraseando a Amin Maalouf, no podemos ser "sordos a la respiraci¨®n del mundo".
Jes¨²s L¨®pez-Medel B¨¢scones es diputado en el Congreso (PP). Presidente de la Comisi¨®n de Justicia e Interior.
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