LLEVANDO LA CONTRARIA
En los a?os sesenta, el globo empez¨® a estar sincronizado. Las cosas interesantes que ocurr¨ªan en cualquier parte del planeta terminaban sucediendo en todos los lugares. En los sesenta se acabaron los tiempos del diferido, hasta el punto de que las zonas no sincronizadas, el Tercer Mundo, el planeta comunista y las otras dictaduras, se?alaban con precisi¨®n las fronteras de la exclusi¨®n, y no s¨®lo en cuanto a desarrollo econ¨®mico, estilos de vida, cultura popular o reg¨ªmenes pol¨ªticos. En los sesenta, y por vez primera en la historia, empezamos a vivir las historias del mundo en vivo y en directo.
Recuerdo perfectamente que, a pesar de los enormes esfuerzos de la dictadura franquista por hacernos vivir en el diferido m¨¢s siniestro y aburrido de la Europa occidental, en los sesenta nos salvaban las sincronizaciones varias que se colaban por las fronteras de doble filo, tambi¨¦n celosamente custodiadas por los aduaneros clandestinos de signo opuesto, nuestros queridos comisarios pol¨ªticos. Yo no olvido que a pesar de todo est¨¢bamos sincronizados a t¨ªtulo individual con algunas cosas: con las estrellas de cine, las modas juveniles del rock, las vanguardias europeas, el underground americano, la revoluci¨®n de los campus, el pacifismo anti-Vietnam y, sobre todo, con el impacto del pop, con Warhol al frente.
El fen¨®meno pop de los a?os sesenta fue uno de los movimientos mayores y m¨¢s planetarios del siglo
Este agosto se celebra su 75? aniversario y ser¨¢ un intenso verano warholiano, empezando por la magna exposici¨®n de M¨®naco
Se pueden resumir los famosos sesenta del siglo XX de muchas maneras, a veces muy contradictorias, pero para m¨ª y tantos otros fueron los a?os en los que un d¨ªa el globo hizo pop y todo salt¨® por los aires. Hizo sencillamente pop, como una pompa de jab¨®n que lo ti?e todo de tecnicolor y hace explotar las may¨²sculas trascendentales en las que est¨¢bamos encerrados. Entonces cambi¨® la mirada del mundo y la banda sonora del planeta. El fen¨®meno pop de los a?os sesenta, pero no s¨®lo el Pop Art americano y europeo, fue uno de los movimientos mayores y m¨¢s planetarios del siglo.
El movimiento pop, del que Warhol fue a la vez su profeta y su Papa, modific¨® de manera radical la manera que hasta entonces ten¨ªamos de aprehender y expresar el mundo. Fue lo m¨¢s parecido a una revoluci¨®n cultural porque de lo anterior, y a pesar de Duchamp, que s¨®lo fue el san Juan Bautista de Warhol, no qued¨® ni rastro. Lo que en realidad hizo pop fue aquella burbuja que flotaba en una rid¨ªcula atm¨®sfera de gravedad cultural y empez¨® a formarse a finales del siglo XIX. Lo que hizo el movimiento pop en general y Andy muy en particular fue algo que todav¨ªa estamos viviendo y filosofando a principios del milenio, tanto tiempo despu¨¦s: una actitud que inaugur¨® la disoluci¨®n de las may¨²sculas, incluidos los grandes relatos ideol¨®gicos. Todo esto de ahora mismo sigue sonando a Warhol qu¨ªmicamente puro, es decir, impuro: contaminaci¨®n de las artes, mestizaje de las culturas, transversalidad de los g¨¦neros y las est¨¦ticas, fin de la era de lo espec¨ªfico, primado del multimedia, apolog¨ªa de la repetici¨®n, disoluci¨®n de las fronteras entre la vanguardia y lo comercial, el arte noble y la cultura popular, la ¨¦lite creadora y la masa consumidora, el original y la copia, la creaci¨®n y el marketing, el museo y el lifestyle, lo artificial y lo natural, las nuevas tecnolog¨ªas y las viejas artesan¨ªas, y tantas otras oposiciones imaginarias que nos hicieron perder un tiempo precioso durante medio siglo a pesar de la pala de nieve de Duchamp.
El movimiento pop de los sesenta se convirti¨® en el primer gran medio de comunicaci¨®n de masas sincronizado y Warhol, al que le gustaba llamarse "m¨¢quina", fue sencillamente el brujo p¨¢lido y cat¨®lico que desde Nueva York, tambi¨¦n convertido en mass-media, ofici¨® y simboliz¨® la ceremonia planetaria del gran rito de paso del siglo XX.
El gran error que se suele cometer con el pop en general y con Andy en concreto consiste en reducirlo todo a una corriente art¨ªstica m¨¢s, el Pop Art. Incluso se han hecho famosas dos versiones del Acontecimiento que intentan explicar lo que pas¨® en los sesenta. La primera sostiene que todo empieza el 20 de enero de 1958, en la galer¨ªa de Leo Castelli, en Nueva York, con aquel conjunto de banderas, dianas y letras gigantescas con las que Jasper Johns le declara la guerra al Expresionismo Abstracto de la calle D¨¦cima. La segunda versi¨®n sostiene que el Pop Art es patrimonio del curso del 62, cuando aquellas exposiciones colectivas en Los ?ngeles y Nueva York tituladas New Realists, que inclu¨ªan las famosas serigraf¨ªas de la lata Campbell's. No discutamos. Lo de Jasper Johns en Leo Castelli fue la extremaunci¨®n del Expresionismo Abstracto; mientras que la lata de sopa de Warhol, en la Sidney Janis Gallery, fue la primera comuni¨®n del movimiento pop; sin rastro de may¨²sculas en su nombre y eliminado radicalmente lo de "Art".
Johns, Lichtenstein, Oldenburg y compa?¨ªa llenaron las galer¨ªas de electrodom¨¦sticos, pintadas, neones, helados de vainilla y fresa, banderas, tebeos, publicidad y rock and roll. Lo mismo que Andy, m¨¢s o menos. Pero lo hac¨ªan ungidos de vanguardismo, ech¨¢ndole a la faena mucha may¨²scula trascendental. Los objetos y mensajes cotidianos pertenec¨ªan a la cultura de masas, funcionaban como signos callejeros de la nueva era del consumo, eran mitos o ruinas de los templos comerciales. Ahora bien, lo que hac¨ªan o expon¨ªan no pertenec¨ªa a la cultura de masas, se negaban en redondo a ser meros productos de consumo, rechazaban cualquier clase de relaciones con las estrategias de lo comercial: todav¨ªa era Arte.
Warhol acab¨® con todo eso. No elevaba a vanguardia la lata de Campbell's, las Coca-Cola, las cajas de Brillo o las caras de Marilyn. Sencillamente, sustitu¨ªa la l¨®gica elitista de la vanguardia por la l¨®gica comercial de las sopas, las burbujas, los detergentes y las estrellas. Nada de representar m¨¢s o menos distanciadamente la cultura de masas; oficiarla con la misma desfachatez que se oficia en el supermercado, la tele o los grandes almacenes. S¨®lo as¨ª, por mero esp¨ªritu de provocaci¨®n, por llevarle la contraria al mundo o mundillo del Arte (exactamente un poner el calcet¨ªn del rev¨¦s, como Marx hizo con Hegel) y el af¨¢n de liquidar las may¨²sculas trascendentales, hay que entender su vindicaci¨®n de todos los componentes del objeto comercial: la copia, la serie, la repetici¨®n, el estrellato, la fama, la frivolidad, el espect¨¢culo, la publicidad, el maquinismo y otros mortales enemigos de las artes trascendentales.
Las de Warhol eran algo m¨¢s que blasfemias m¨¢s o menos duchampianas. Era la sistem¨¢tica liquidaci¨®n por derribo de toda una era. La prueba de que Warhol s¨®lo intent¨® llevarle la contraria a las Artes es que con el cine, que era y es el arte comercial por excelencia, hizo todo lo contrario. En su Factory, la plateada, se dedic¨® durante a?os a producir las pel¨ªculas menos rentables, populares, convencionales, consumibles o sencillamente visibles de la historia del cine. Era el suyo un cine sin masas, casi sin p¨²blico, sin neones, con estrellas inventadas, enemigo del argumento y del sentido, fugado de la l¨®gica narrativa, incansable experimentador de formatos imposibles. Tambi¨¦n un ponerlo todo del rev¨¦s, pero esta vez en el santuario de la comercialidad.
Este agosto de 2003 se celebra su 75? aniversario y ser¨¢ un intenso verano warholiano, empezando por la magna exposici¨®n en M¨®naco. Andy se ha convertido en uno de los tres iconos que mejor resumen el siglo pasado, junto con Marilyn y Einstein. Sabemos muy bien lo que celebramos con esta santificaci¨®n que no ha cesado desde el d¨ªa de su muerte, en 1987: la actitud de llevarle la contraria a la mayor parte de los discursos trascendentales del siglo XX, justamente ahora que todo se escribe con min¨²sculas y en bastardilla.
Todo empez¨® en los sesenta, s¨ª, pero en este pa¨ªs la verdadera sincronizaci¨®n con aquel movimiento pop que cambi¨® la mirada del siglo tard¨® dos d¨¦cadas en llegar. A aquella celebraci¨®n tard¨ªa le pusimos el nombre de movida: cuando Madrid hizo pop.
Iniciador del arte pop
Andy Warhol. Cineasta y artista, iniciador del art-pop (Pittsburg, 1928- Nueva York, 1987). Graduado en Artes, en 1949, se traslada a Nueva York. Trabaja como ilustrador comercial. En 1962, con sus exposiciones de serigraf¨ªas de las latas de sopa Campbell adquiere repentinamente la fama. Continu¨® con retratos de personajes como Marilyn Monroe y Elvis Presley, entre otros. Autor de diversos libros y pionero del cine underground con pel¨ªculas como The Chelsea girls (1966) o Blue movie (1968).
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