?Agua!
Seg¨²n un concienzudo estudio, hay una relaci¨®n directa y perversamente proporcional entre el agua que gastamos y la televisi¨®n que vemos.
Tengo un alto concepto del agua (es vida, aplaca la sed, etc¨¦tera), mientras que tengo un alto y un bajo concepto de la tele (es un medio de informaci¨®n de lo m¨¢s eficiente; las personas son transformadas por ella en aves de corral, etc¨¦tera.) De modo que saber que hay una conexi¨®n tan ¨ªntima entre la una y la otra me ha conmocionado.
Admito que, en la tele, constantemente sale gente que se pelea entre s¨ª, o sea que los que dicen que es una basura que no nos ense?a a comunicarnos la est¨¢n calumniando. Y, vale, s¨ª, reconozco que he tenido dos experiencias desastrosas con los televisores de mi vida: el primero que compr¨¦ se estrope¨® enseguida, y el segundo no ha dejado nunca de funcionar. Quiz¨¢s por eso mi juicio sobre ella no es muy firme. A veces me pasa como con el arte vanguardista: que no la entiendo, pero me gusta mucho. Y otras como con la vida misma: que la voy entendiendo un poco, y la cosa no me gusta nada... Lo que jam¨¢s sospech¨¦ es que, durante las pausas publicitarias de los partidos de f¨²tbol del Mundial, o en las de Gran Hermano, se abrieran todos los grifos de Espa?a a la vez. ?Y para qu¨¦?, piensa una. No ser¨¢ para beber, porque en este pa¨ªs tanta agua no pimplamos. Ni que fuera vino. As¨ª que la respuesta debe estar en el l¨ªquido elemento que desfila por nuestros cuartos de ba?o. Lo que quiere decir que la televisi¨®n es el mensaje y el agua el masaje, y que nuestro fuero interno est¨¢ siendo recorrido habitualmente por espasmos cat¨®dicos cuyo efecto m¨¢s inmediato son unos bonitos retortijones metaf¨ªsicos de previsibles consecuencias ventrales. Una presunci¨®n desoladora, porque nuestra vida puede que sea, entonces, algo parecido a ver f¨²tbol televisado: lo importante no es que gane el equipo de casa, sino el propio espect¨¢culo y cu¨¢ntas cervezas somos capaces de engullir entretanto para luego salir corriendo a depositarlas en el urinario.
Menos mal que respecto al agua lo tengo m¨¢s claro. Por lo menos s¨¦ que, al contrario que la tele, consumida con moderaci¨®n no puede hacernos mucho da?o.
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