La depresi¨®n de Penti
El campe¨®n europeo de los 3.000 metros obst¨¢culos, en tratamiento psicol¨®gico tras su baj¨®n f¨ªsico a causa de varias enfermedades, no se ha clasificado para los Mundiales de atletismo de Par¨ªs
El atleta que no acepta perder comenz¨® de pronto a llegar el ¨²ltimo. La depresi¨®n de los ambiciosos es el hundimiento del orgullo. Antonio Jim¨¦nez Pentinel, Penti, sevillano de 26 a?os, el atleta que s¨®lo sabe ganar, el campe¨®n de Europa de los 3.000 metros obst¨¢culos, el campe¨®n de Espa?a del cross corto, comprendi¨® un mal d¨ªa que el coraz¨®n es un tipo traicionero; entendi¨® que su cuerpo le hab¨ªa abandonado sin avisar, igual que una pareja que se despide sin palabras y sin mirarse. El atleta que no quiere perder comprob¨® que otros corr¨ªan m¨¢s deprisa, m¨¢s airosos, y que ¨¦l no pod¨ªa seguir su ritmo, respirar como ellos, tan altivos. Ahora es v¨ªctima de una crisis de ansiedad que incluso ha requerido la ayuda de un psic¨®logo.
"Me encuentro mal. Lo ¨²nico que quiero es perderme por ah¨ª y desconectarme"
En los Campeonatos del Mundo de Par¨ªs, a partir del d¨ªa 23, Penti no estar¨¢ para recordar que es el amante de la victoria. El pasado fin de semana, en los nacionales, tuvo que abandonar en su especialidad, de modo que no se clasific¨® para la cita francesa. "Me encuentro bastante mal. He llegado a estar hundido. No tengo fuerzas. Me siento desanimado. Lo siento, pero lo ¨²nico que quiero es perderme por ah¨ª y desconectarme", dice Penti, el atleta al que le abruma la derrota.
En julio del a?o pasado, sin saberlo, Penti incub¨® el germen que partir¨ªa en mil pedazos su ambici¨®n de granito. Iba a correr en Sevilla, pero inesperadamente padeci¨® un ataque de fiebre que le retir¨® de la competici¨®n. M¨¢s tarde, en septiembre, no compiti¨® en San Sebasti¨¢n por el mismo misterioso motivo. Lleg¨® el fr¨ªo a su ciudad natal y Penti afront¨® una temporada m¨¢s con la incontenible ambici¨®n de siempre. Sin embargo, a finales de noviembre, una infecci¨®n v¨ªrica se adue?o de su est¨®mago y le encerr¨® en la unidad de cuidados intensivos de un hospital. Los m¨¦dicos no pudieron descifrar la causa de una enfermedad que, como un torbellino, arras¨® el car¨¢cter voraz de Penti. Sali¨® d¨¦bil, a un mill¨®n de kil¨®metros de la victoria, "sin fuerzas para andar", recuerda.
Hubo un atleta que por las cercan¨ªas de Sevilla avasallaba a sus compa?eros de entrenamiento, a los que apenas dejaba un hueco para la victoria. Aquel atleta la hab¨ªa comprado y la hab¨ªa mimado hasta convertirla en su amante. Igual se comportaba en la competici¨®n. Era su modo de volver feliz a casa, el modo en que preparaba las sesiones de v¨ªdeo con su novia. S¨®lo un a?o m¨¢s tarde apareci¨® por Sevilla un atleta que no pod¨ªa correr, que no pod¨ªa respirar, que nunca llegaba el primero. Es el mismo. "Le ten¨ªa que decir que parara un poco. Quer¨ªa ir con los mejores, pero me daba miedo su modo de respirar. Sufr¨ªa lo inimaginable, pero no se quejaba. Segu¨ªa y segu¨ªa. Penti es as¨ª. No asume perder ni en los entrenamientos", explica su entrenador, Joaqu¨ªn Mu?oz. La perseverancia es una cuesti¨®n de orgullo.
Penti sufri¨® adem¨¢s una extra?a alergia que complic¨® a¨²n m¨¢s su capacidad de respiraci¨®n. Tuvo una hiperreactividad bronquial. Mientras sus rivales cumpl¨ªan las expectativas y completaban los plazos preparatorios, Penti corr¨ªa m¨¢s despacio. Se arrastraba, no volaba. "Esto le cre¨® una presi¨®n del doscientos por ciento", asegura su preparador. Y Penti se deprimi¨®.
Daba la sensaci¨®n de que el azar se hab¨ªa empe?ado en revestir de acero su capacidad de resistencia. Pese a algunos triunfos en peque?as pruebas, alejadas de su especialidad, Penti no pod¨ªa sonre¨ªr. "No pares. Hay que aguantar. Hay que volver al principio, cuando empezaste y todav¨ªa no ganabas. Tienes que elegir entre quedar el ¨²ltimo o retirarte. En cuanto vuelvas a ganar en tu modalidad, recuperar¨¢s la confianza". ?ste es el consejo de Mu?oz. "Vamos, Penti, volver¨¢s a ganar, como siempre", le animan los que le conocen. "Seguro", contesta ¨¦l alica¨ªdo.
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