D¨®lares a cambio de fidelidad
El general iraqu¨ª Lafi, que estuvo 20 a?os preso en Ir¨¢n, se niega a repudiar al Partido Baaz para cobrar un salario de EE UU
En la calle de Alzaura de Bagdad miles de personas se arraciman en la acera. La sombra escasea a 47 grados cent¨ªgrados mientras que la polic¨ªa militar de EE UU, armada con palos de fabricaci¨®n casera, ordena a empellones la cola de soldados que van a cobrar el salario. Es la segunda vez que la Autoridad Civil Provisional, dirigida por el proc¨®nsul Paul Bremer, abona la n¨®mina desde que el Ej¨¦rcito de Irak fuera disuelto el 23 de mayo. La mayor¨ªa de los que esperan se perdi¨® el primer pago.
El general Sabah Lafi es uno de los que guardan esa fila prieta junto a reclutas, sargentos y oficiales. "Lo que estamos viviendo es una gran humillaci¨®n para el pueblo iraqu¨ª", dice con voz calma. "Llevo desde las cinco de la ma?ana, pero otros han pasado la noche aqu¨ª para asegurarse un buen lugar. Una vez estuve en una hilera especial para los generales, pero se aplaz¨® el pago. Este trato no es el de un pa¨ªs civilizado".
El general Lafi cobr¨® su ¨²ltimo salario en marzo, 100.000 dinares (60 euros). Tiene 50 a?os y no est¨¢ implicado en las atrocidades del r¨¦gimen. En 1980 fue apresado por el Ej¨¦rcito iran¨ª al inicio de la guerra que durante ocho a?os mantedr¨ªan Ir¨¢n e Irak. Entonces era capit¨¢n. Ha pasado 20 a?os en una c¨¢rcel iran¨ª y ha ascendido grado a grado como si permaneciera en activo. "Nadie supo que estaba preso. Jam¨¢s aparec¨ª en las listas de prisioneros de guerra". Su mano derecha tiembla ligeramente. "Tengo tambi¨¦n lesiones en la espalda y en las piernas. Son las secuelas de las torturas que padecimos". En 2002 entr¨® en un listado de la Cruz Roja y fue puesto en libertad junto a otros compa?eros. Cuando habla de la juventud perdida, los ojos se le humedecen sin llegar a derramar una l¨¢grima. "No estoy casado. Nunca tuve esa oportunidad". Lafi regres¨® en 2002 a Irak como h¨¦roe de guerra y ahora, un a?o despu¨¦s, se encuentra sin empleo y con una extra?a sensaci¨®n de que tambi¨¦n perdi¨® su pa¨ªs. "Ning¨²n pueblo acepta la colonizaci¨®n. La actitud de los ocupantes, que nos pegan como si fu¨¦ramos animales, genera violencia. Pero no estoy a favor de ella; no es buena para ellos ni para nosotros". ?Considera a Sadam Husein culpable? "En un ej¨¦rcito, el militar obedece ¨®rdenes. No me imagino a los soldados estadounidenses haciendo lo contrario de lo que les dice el Pent¨¢gono".
Antes de cobrar, 120 d¨®lares por su rango, Lafi deber¨¢ rellenar un formulario en el que renuncia a utilizar la fuerza contra el invasor y denuncia al Partido Baaz. ?Lo har¨¢? "Si para tener un salario debo firmar eso, desechar¨¦ la paga. No puedo renunciar a mis ideas por unos d¨®lares. La democracia es respetar las ideas de todos".
Cuando el general se aproxime a la puerta que da acceso al lugar de cobro encontrar¨¢ una cinta blanca colgada entre dos ¨¢rboles, que les obliga a caminar de uno en uno. Es la zona donde est¨¢ desplegada la polic¨ªa militar. Los extranjeros parecen nerviosos, gritan en ingl¨¦s a los iraqu¨ªes y les golpean en la espalda. El atasco es monumental. Superado el escollo, una vez dentro de la explanada, el general Lafi deber¨¢ rellenar el formulario de renuncia al partido y esperar una hora en un hangar techado de uralita antes de cobrar. Las mujeres y los mutilados disponen de una entrada especial. Los norteamericanos que vigilan el interior est¨¢n dirigidos por el capit¨¢n Kevin Brown, que parece satisfecho con el sistema ideado. Un hombre con la camisa ensangrentada y la ceja abierta espera para hablar con ¨¦l. Se queja de que la polic¨ªa militar le ha pegado. Brown, exquisito con la prensa, ordena que le expulsen. "Agredi¨® a uno de mis soldados. Intent¨® colarse".
El capit¨¢n explica el sistema: "Empezamos el 15 de julio. Primero, los generales; el 16, los coroneles, y as¨ª sucesivamente. Pero a muchos les faltaban papeles. El 15 de agosto realizaremos otro pago, pero en vez de un salario daremos tres. Hemos pagado a 100.000 personas. Existen siete lugares como este en Irak, pero el 50% de los abonos se realizan en Bagdad. Llevamos gastados 6,8 millones de d¨®lares". "No siento nada por ayudar a los que nos disparaban hace unos meses. Despu¨¦s de todo, no hubo tantos combates".
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