Muere un hombre de un balazo en la cabeza tras una discusi¨®n que empez¨® con una broma

La v¨ªctima n¨²mero 75 de la imparable lista de homicidios es Jos¨¦ Gabarre Vargas, un vendedor ambulante de 44 a?os. Sus familiares Lumitor y Alejandro le dispararon y acuchillaron la noche del pasado jueves en su casa del poblado chabolista del Ventorro de la Pu?al¨¢, en Getafe. Todo empez¨® con una discusi¨®n originada por una broma. Alejandro, de 27 a?os, hab¨ªa pasado todo el d¨ªa llamando Juan a Jos¨¦. ?ste le dijo que no le gustaban las bromas y empezaron a luchar armados de navaja y garrote. La pelea acab¨® cuando Lumitor dispar¨® en la cabeza a Jos¨¦, que falleci¨® en la madrugada de ayer.

Todo lo que rodea el Ventorro de la Pu?al¨¢ sugiere miseria. En este poblado, situado junto al distrito madrile?o de Villaverde, a la altura del kil¨®metro 5,500 de la avenida de Los Rosales, las chabolas son de ladrillo y madera y abundan los coches quemados, los somieres oxidados y los gatos raqu¨ªticos y enfermos.

All¨ª viv¨ªa hasta ayer Jos¨¦ Gabarre Vargas, un vendedor ambulante de fruta y de ropa de 44 a?os. Seg¨²n la declaraci¨®n de su esposa, Emilia Mendoza, Jos¨¦ hab¨ªa discutido varias veces durante la tarde con su primo Alejandro Borja Gabarre, apodado El Bambi, de 27 a?os. La pelea era una simple cuesti¨®n de nombres. Alejandro insist¨ªa en llamar Juan a Jos¨¦. "No me gustan las bromas", le hab¨ªa contestado Jos¨¦ en m¨¢s de una ocasi¨®n.

Sobre las 21.30, Alejandro, que vest¨ªa s¨®lo unas bermudas de color negro, acudi¨® a la chabola de Jos¨¦ con la misma cantilena. ?ste no aguant¨® m¨¢s y empez¨® la pelea. Una vecina de la zona que hab¨ªa ido a tirar la basura pas¨® por delante de la chabola de los Gabarre en ese momento: "Yo vi que uno ten¨ªa un garrote y que estaban discutiendo mucho. Cuando volv¨ª ya hab¨ªa pasado todo".

Tres balazos

Lo que ocurri¨® durante esos minutos fue que Alejandro sac¨® la navaja que llevaba escondida y empez¨® a usarla contra Jos¨¦, que, seg¨²n su esposa, Emilia, se defend¨ªa con un garrote con forma de bast¨®n. A los pocos minutos apareci¨® el padre de Alejandro, Lumitor Borja Mu?oz, de 54 a?os, vestido con un pantal¨®n color crema y una camisa azul. Sac¨® una pistola y dispar¨® tres veces contra su sobrino Jos¨¦ Gabarre. Una de las balas le atraves¨® la cabeza, con orificio de entrada en la regi¨®n occipital y de salida por el ojo derecho, seg¨²n fuentes policiales. Jos¨¦ muri¨® a las 0.45 en un quir¨®fano del hospital Doce de Octubre.

Tras la agresi¨®n, Lumitor y Alejandro regresaron a sus chabolas, a unos pocos metros de la de Jos¨¦. Cogieron a sus familias y sus coches -una furgoneta Renault Kangoo, un Citro?n burdeos y un Renault 19 verde- y huyeron en direcci¨®n desconocida. La polic¨ªa todav¨ªa no ha dado con ellos. Tanto los supuestos agresores como la v¨ªctima ten¨ªan antecedentes penales por diversos delitos: homicidio, robo y tr¨¢fico de drogas.

Bajo un sol asfixiante, los agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa pasaron ayer cinco horas en la escena del crimen en busca de las primeras pistas. Junto a los coches de los Gabarre, el garrote con restos de sangre utilizado en la pelea. Dentro de una de las chabolas, un charco de sangre junto a un sill¨®n con disparos de bala.

Varios vecinos del poblado, la mayor¨ªa ni?os, observaron en todo momento las investigaciones de la polic¨ªa. Sobre la una de la tarde llegaron los bomberos a los domicilios de Lumitor y Alejandro Borja. Tres golpes necesit¨® uno de los bomberos para abrir con un pico la puerta de Alejandro; s¨®lo una patada para tirar la de su padre. En esa chabola, los agentes encontraron un rev¨®lver, aunque no quisieron precisar si se trataba del arma homicida.

Mientras los polic¨ªas hac¨ªan su trabajo, los ni?os y vecinos del poblado hablaban sobre Lumitor y Alejandro: "El hijo era muy agresivo y, a poco que le dijeras algo, ya te estaba amenazando", coment¨® una joven. "Una vez le dijimos que tuviera cuidado porque sus gallinas se nos met¨ªan en la casa y sali¨® a gritos insult¨¢ndonos". Otros fueron m¨¢s parcos en sus comentarios: "No queremos saber nada de ese tema. Nosotros no hac¨ªamos nada con ellos. Siempre ten¨ªan todo hecho una mierda".

La mayor¨ªa no quisieron contar lo que hab¨ªa sucedido por temor a represalias. "?stas son cuestiones de familias en las que nadie se debe meter. Si yo le cuento lo que s¨¦, que no s¨¦ nada, me estar¨ªa buscando problemas. ?Y qu¨¦ gano yo con eso? Nada, pero s¨ª s¨¦ lo que puedo perder", coment¨® uno de los vecinos del poblado, habitado principalmente por personas de etnia gitana.

Los agentes que entraron en las chabolas requirieron la presencia de dos mujeres como testigos de los registros. "?Y por qu¨¦ tengo yo que entrar ah¨ª? ?Mire usted, que tengo que hacerle la comida a mi marido y a mis ni?os, que est¨¢n esperando! ?No me puedo negar?", exclamaba una de ellas mientras entraba y sal¨ªa de la casa de Lumitor.

En el poblado del Ventorro de la Pu?al¨¢, los ni?os llevaban ayer zapatillas de marca, collares y pulseras doradas y curioseaban por la zona, con los ojos bien abiertos a lo que hac¨ªan los agentes. El que mostr¨® m¨¢s inter¨¦s fue el perro del supuesto agresor Alejandro Borja, un yorkshire sucio que anduvo todo el rato jugueteando entre las piernas de los polic¨ªas.

Ante la tardanza de los agentes y el calor que azotaba el poblado, los curiosos se fueron dispersando poco a poco. Algunos aprovecharon la ocasi¨®n para se?alar las condiciones de pobreza en las que viven. Varias pancartas en las que se pod¨ªa leer el lema "queremos vivir como personas" subrayaban sus protestas. "A ver si salimos en las noticias y nos ponen un piso. Esto es lo que hace falta para que vengan a atendernos", reclam¨® una mujer.