Miles de manifestantes protestan de nuevo en Basora contra la carest¨ªa de gasolina y luz
Tropas brit¨¢nicas reprimen por segundo d¨ªa consecutivo a vecinos de la capital del sur de Irak
A media ma?ana de ayer, cuando el term¨®metro rebas¨® los 50 grados y la humedad era insufrible, cientos de personas tomaron las calles de los barrios norte?os de Basora, principal ciudad del sur de Irak, para clamar contra la carest¨ªa de gasolina y de elec-tricidad. Por segundo d¨ªa consecutivo, miles de manifestantes prendieron neum¨¢ticos, levantaron barricadas y arrojaron piedras a los militares. Los brit¨¢nicos efectuaron varios disparos al aire para contener a la turba. Un iraqu¨ª result¨® muerto y otro herido de bala. Tras lo sucedido el pasado s¨¢bado -iraqu¨ªes enfurecidos atacaron una gasolinera y quemaron varios veh¨ªculos con matr¨ªcula kuwait¨ª-, los brit¨¢nicos se equiparon mejor para contener cualquier estallido.
No quer¨ªan sorpresas en una zona considerada hasta este fin de semana como una de las m¨¢s tranquilas del pa¨ªs y cuya realidad nada tiene que ver con el tri¨¢ngulo sun¨ª donde se suceden los atentados. Con chaleco antibalas y casco de combate calado, los soldados patrullaron por las calles de Basora a bordo de decenas de blindados. "Quer¨ªamos asegurarnos de que la gente entend¨ªa la naturaleza de nuestra misi¨®n y que nos tomamos muy en serio los asuntos de seguridad", dijo despu¨¦s el portavoz brit¨¢nico Charles Mayo. Pero los disturbios estallaron de nuevo al correr la noticia de que una de las gasolineras hab¨ªa elevado sus precios equipar¨¢ndolos a los del mercado negro debido a la escasez de combustible.
Junto a esas destartaladas estaciones de servicio guardan cola cientos de veh¨ªculos de todas las ¨¦pocas y estados, que invaden arcenes y carriles en una espera de horas bajo la solana inclemente. Si el conductor conserva la paciencia ante uno de esos surtidores legales, paga un precio razonable, un d¨®lar por 30 litros. En el mercado paralelo no existen demoras. Unos pelagallos de mirada traviesa sirven un l¨ªquido verdoso en botellas de pl¨¢stico y cobran tres veces m¨¢s caro. Ese segundo mercado se nutre del combustible desviado del oficial, casi siempre en complicidad con los due?os y la nueva polic¨ªa, que conserva los h¨¢bitos del pasado.
La noticia del alza del precio desat¨® la ira de los ch¨®feres, que se extendi¨® despu¨¦s como reguero de p¨®lvora por los barrios del norte de Basora. No fueron tantos como los manifestantes del s¨¢bado, pero, al parecer, algunos de ellos iban armados. No se sabe de d¨®nde partieron las balas que hirieron a dos civiles. Los brit¨¢nicos admiten haber usado sus armas en respuesta a los disparos de unos desconocidos. Uno de los heridos falleci¨® durante su traslado en la trasera de un todoterreno.
Los basor¨ªes padecen, como el resto del pa¨ªs, temperaturas infernales y carecen de electricidad regular. Ni siquiera disponen del privilegio de sufrir cortes regulares y previsibles -en Bagdad hay tres horas de luz y otras tres de apag¨®n-. En Basora apenas disfrutaron en este fin de semana de un par de horas seguidas para encender el aire acondicionado y los ventiladores. Sin luz es imposible fabricar hielo para refrescar las bebidas. Los ciudadanos de Basora, habitada mayoritariamente por chi¨ªes, culpan a los kuwait¨ªes de hacer contrabando con petr¨®leo barato desde Irak y provocar una escasez que tumba los precios. Sin gasolina sirven de poco los generadores. Tambi¨¦n critican a los brit¨¢nicos por su incapacidad para reparar los servicios b¨¢sicos cuatro meses despu¨¦s del desmoronamiento del r¨¦gimen, y a los estadounidenses, por incumplir sus promesas de una vida mejor. La resistencia tiene entre sus objetivos los oleoductos y las plantas el¨¦ctricas para incendiar los ¨¢nimos de la poblaci¨®n. Los saqueos de abril y los que a¨²n se producen de forma espor¨¢dica esquilmaron unas instalaciones antiguas, en p¨¦simo estado y sin mantenimiento alguno desde hace a?os. Los ladrones se llevaron, adem¨¢s de los grandes trofeos (aparatos de aire, sillas, mesas y armarios), los cables de cobre. Irak parece un erial.
El comandante Mayo conoce el problema: "Tenemos que encontrar fuel, y lo vamos a hacer mientras que reforzamos la seguridad de las estaciones de servicio. Hay que asegurarse de que la gasolina se vende al precio correcto y no al del mercado negro". Los militares brit¨¢nicos anunciaron ayer la captura de un barco de bandera paname?a sospechoso de contrabando de petr¨®leo iraqu¨ª, un sistema inventado por el r¨¦gimen de Sadam Husein para burlar el embargo y enriquecerse.
Pero esas nuevas ya no alivian a una poblaci¨®n cada vez m¨¢s levantisca y harta. Lo ocurrido en Basora puede suceder en cualquier parte y en cualquier momento. Es el gran riesgo, junto a las acciones de la resistencia. Dos soldados estadounidenses y diez iraqu¨ªes, entre ellos un ni?o, resultaron heridos ayer en la Facultad de Ciencias Isl¨¢micas, en el centro de Bagdad, cuando un joven lanz¨® una granada de mano desde uno de los pisos superiores. "Fue sobre las 11.15", explica Amel Abul Kader, directora de la residencia de mujeres que ocupa el cuarto y quinto piso del edificio. "Los soldados vinieron a descargar muebles y camas. Tra¨ªan obreros iraqu¨ªes que les ayudaban. Dos mujeres se acercaron para hablar con ellos y entonces alguien lanz¨® la bomba". Hanna al Kaise se?ala a los culpables: "Han sido los wahab¨ªes [visi¨®n estricta del islam que se difunde desde Arabia Saud¨ª]. Aqu¨ª hay estudiantes saud¨ªes y de otros pa¨ªses ¨¢rabes que odian a los americanos. Les atacaron porque hablaron a las mujeres".
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