Brasil cierra los festivales de Navarra con su m¨²sica urbana

No fue el Brasil cadencioso de la bossa ni el de los poderosos tambores. Arnaldo Antunes y Ed Motta representaron a un Brasil urbano -carioca el de Motta, paulista el de Antunes-, con un potencial aparentemente ilimitado que todav¨ªa se desconoce en Espa?a. Vestido con un traje de jirones que le daba cierto aire de tierno espantap¨¢jaros, y su llamativa voz grave, Antunes, de 43 a?os, que fue miembro de uno de los grupos m¨¢s populares del rock hecho en Brasil, jug¨® con la desventaja de ofrecer canciones que para la mayor¨ªa del p¨²blico sonaban por primera vez. No as¨ª Velha inf?ncia, de Tribalistas, esa mina de oro -m¨¢s de un mill¨®n de discos vendidos- que comparte con sus amigos Marisa Monte y Carlinhos Brown. Arnaldo Antunes canta, escribe canciones y poemas -Doble/Duplo se titula una selecci¨®n biling¨¹e publicada en Espa?a por Zona de Obras/Tangar¨¢-, realiza v¨ªdeos y trabaja con caligraf¨ªa. La divisi¨®n del arte en categor¨ªas le parece un artificio y le gu¨ªa el deseo de contaminar un lenguaje con otro.

"Me siento como Orson Welles cuando estuvo aqu¨ª en los a?os cincuenta", dijo Ed Motta desde el escenario de la muralla de la Ciudadela. Una referencia cin¨¦fila de este leg¨ªtimo heredero del soul-funk-samba-jazz que hizo vibrar a R¨ªo de Janeiro durante los setenta. Ed Motta, de 31 a?os, que se declara admirador de Jacques Tati, Fellini, Frank Capra y Jean Renoir, lector compulsivo de c¨®mics y coleccionador obsesivo de vinilos y compactos, cant¨® una balada que tiene letra del l¨ªder del grupo ingl¨¦s Inc¨®gnito, al que le ha dedicado su nuevo disco, Poptical, que ¨¦l define como una especie de encuentro entre los Moody Blues y Stevie Wonder. Pop soul refinado de quien recupera antiguos teclados Multivox y los arregla con el fin de obtener timbres que ya no se oyen. Ed Motta es el autor de la m¨²sica de Peque?o diccionario amoroso, largometraje que se proyect¨® junto a pel¨ªculas como La guerra de Canudos o Bicho de siete cabezas -con canciones de Antunes en su banda sonora-, y las conocidas Estaci¨®n Central de Brasil o Ciudad de Dios, ejemplos de una cinematograf¨ªa que se ha recuperado de la violenta crisis a la que fue abocada hace poco m¨¢s de una d¨¦cada. En d¨ªas anteriores, los protagonistas hab¨ªan sido el tr¨ªo eurobrasile?o Zuco 103, el percusionista Nan¨¢ Vasconcelos, Carlinhos Brown y Caetano Veloso, que puso fin a su gira europea en solitario antes de regresar a Brasil, donde acaba de celebrar su 61? cumplea?os.

En la Ciudadela se han podido tambi¨¦n escuchar diversos g¨¦neros instrumentales y se han celebrado los talleres de capoeira, la espectacular danza-lucha afrobrasile?a, y de iniciaci¨®n a la danza y percusi¨®n. Adem¨¢s de las conferencias del ciclo Para comprender Brasil y la exposici¨®n Brasil, verso y reverso, con una instalaci¨®n titulada Raza y una Cronolog¨ªa, que contaba la historia de Brasil desde el Tratado de Tordesillas a partir de un panel de textos e im¨¢genes y documentales.

Gracias al especial de Festivales de Navarra se ha podido vislumbrar en Pamplona un Brasil inclasificable e inabarcable. Ese gigante de 8,5 millones de kil¨®metros cuadrados -m¨¢s de 17 veces la superficie de Espa?a- y 170 millones de habitantes, que tiene en la m¨²sica popular, y parafraseando a Caetano Veloso, su m¨¢s completa traducci¨®n.