Un pa¨ªs fuera de control
Human Rights Watch y otras ONG denuncian el aumento de las violaciones de los derechos humanos
Si Afganist¨¢n es el ejemplo de reconstrucci¨®n que ofrece EE UU en las guerras posteriores al 11-S, los iraqu¨ªes pueden echarse a temblar. Las diferencias entre los dos conflictos y entre los dos Estados son grandes -Afganist¨¢n nunca lleg¨® a ser invadido y Washington s¨®lo despleg¨® 10.000 soldados, frente a 140.000 en Irak, un pa¨ªs mucho m¨¢s rico y estructurado-; pero las similitudes existen: tras acabar con un r¨¦gimen de cuya crueldad nadie ten¨ªa la m¨¢s m¨ªnima duda, se instal¨® una autoridad provisional y comenz¨® la reconstrucci¨®n, mientras prosegu¨ªa un conflicto con los restos del Gobierno depuesto y una intensa caza del hombre.
"La seguridad se ha deteriorado de forma clara en los ¨²ltimos meses", se?alaba una carta que diferentes ONG escribieron al ministro de Exteriores brit¨¢nico, Jack Straw, en la que relataban que su trabajo se hab¨ªa vuelto casi imposible. De hecho, muchas han abandonado el pa¨ªs. La misiva, que reprodujo la BBC, hablaba de un aumento de la crimilidad y de la violencia de los se?ores de la guerra, del crecimiento del consumo de opio y de los enfrentamientos entre mafias y de los intentos, por parte de talibanes y simpatizantes de Al Qaeda, de minar el proceso constitucional y la celebraci¨®n de elecciones en 2004. "Es el trabajo m¨¢s dif¨ªcil de mi vida", ha dicho sobre la organizaci¨®n de estos comicios el experto en procesos electorales de la ONU Reginald Austin.
Incluso en Kabul y sus alrededores, donde est¨¢ desplegada la ISAF, la situaci¨®n es complicada. M¨¢s all¨¢, en un pa¨ªs donde las comunicaciones son pr¨¢cticamente inexistentes, est¨¢ fuera de control o controlada por individuos muy poco recomendables. "Los abusos de los derechos humanos est¨¢n siendo cometidos por se?ores de la guerra que recibieron el apoyo de EE UU y sus aliados tras la ca¨ªda de los talibanes, en diciembre de 2001", se?ala el ¨²ltimo informe de Human Rights Watch sobre Afganist¨¢n, publicado a finales de julio.
El trabajo de esta ONG se centra en el sureste del pa¨ªs y sus conclusiones recuerdan mucho al caos afgano de los noventa: secuestros, violaciones, todo tipo de abusos de poder y extorsiones al tr¨¢fico rodado en las carreteras. No deber¨ªa olvidarse que, precisamente por los peajes y los robos que proliferaron en todos los caminos del pa¨ªs, las poderosas asociaciones de camioneros paquistan¨ªes fueron las que financiaron a un grup¨²sculo de fan¨¢ticos religiosos que acabaron por gobernar Afganist¨¢n: los talibanes.
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