Tr¨¢gica indiferencia
No se extra?en en exceso si a estas alturas de mi vida pol¨ªtica, tras cumplirse ahora 16 a?os de mi acceso al primer cargo institucional, les manifiesto mi incredulidad en el sistema de partidos, m¨¢xime cuando dicho sistema se observa desde la ¨®ptica andaluza.
No resulta f¨¢cil para quien ha discurrido por los pasillos de una formaci¨®n pol¨ªtica y ha tenido la inquietud de observar desde fuera las fachadas e incluso alguna de las estancias del resto de fuerzas en Andaluc¨ªa, sentirse satisfecho con el urbanismo interiorista y exterior que nos ofrecen.
La democracia, como sistema imperfecto pero siempre permeable a las mejoras que pudieran aplic¨¢rsele, sustenta su imperfecci¨®n precisamente sobre las estructuras partidarias que la generan y tienen la responsabilidad de alimentarla d¨ªa a d¨ªa.
Los partidos cl¨¢sicos est¨¢n desnudos de objetivos ilusionantes y pobres en valores ¨¦ticos
Unas estructuras que en nuestra Comunidad Aut¨®noma se presentan a lo largo de los ¨²ltimos a?os como tremendamente vulnerables y escasamente s¨®lidas en sus principios y formas de actuar.
PSOE, PP, IU y PA, como partidos m¨¢s representativos, se ven inmersos en una din¨¢mica carente de contenidos, desnuda de objetivos ilusionantes, repleta de ambiciones personales y pobre, casi m¨ªsera, en valores ¨¦ticos e incluso morales.
Ello viene trasladando a la poblaci¨®n andaluza un evidente desasosiego, cuando no una tr¨¢gica indiferencia, que esta socavando los cimientos de aquello que debe ser una sociedad participativa.
?Cu¨¢les son las causas de este declive? ?Falla el sistema? ?Yerran las personas? ?Faltan ideas?
Ambos factores intervienen en igual medidas a la vez que ¨ªntimamente interrelacionados entre s¨ª.
Evidentemente, las estructuras de nuestros partidos pol¨ªticos en Andaluc¨ªa no son, en ning¨²n caso, un ejemplo de cauce democr¨¢tico para la participaci¨®n pol¨ªtica.
Los estatutos escritos y la perversidad de sus modos de actuar internos permiten que aniden en su seno todo tipo de conductas tendentes a la consecuci¨®n del poder como principio y nunca como fin ideol¨®gico o program¨¢tico.
Primarias, listas abiertas, corrientes de opini¨®n, meritocracia, debate interno, etc¨¦tera, est¨¢n ausentes o simplemente son utilizados como una mera m¨¢scara que con desverg¨¹enza se arroja a la hoguera cuando estorba.
Junto a ello, y soy de los que piensa que por encima de ello, muchas de las personas que los integran, no en las bases sino en las c¨²pulas dirigentes, han ido perdiendo, con el paso de los a?os, la calidad humana y el peso especifico que estuvieron presentes en otras ¨¦pocas, para convertirse en mediocres operarios, al servicio, en muchas ocasiones, de desnaturalizados intereses, serviles con quienes deciden qui¨¦nes deben comer en cada elecci¨®n y en muy pocos casos al servicio de aquellos otros que proporcionan el alimento.
Personajes grises, capaces de intrigar en lugar de crear, de profanar en lugar de respetar y de deshilvanar en lugar de tejer un proyecto de futuro para Andaluc¨ªa.
Mujeres y hombres determinados por su futuro personal, a la vez que condicionados por sus circunstancias, con escasa libertad para decidir por s¨ª mismos.
Con esta conjunci¨®n de elementos negativos, sistema y personas, dif¨ªcilmente puedan generarse nuevas ideas o simplemente llevar a la pr¨¢ctica aquellas que la propia sociedad pare a otros niveles.
Una aton¨ªa creativa que acaba por vomitar confrontaci¨®n tras confrontaci¨®n, como exclusivo remedio para mantener viva una presencia pol¨ªtica que llega a provocar n¨¢useas en quienes la observan.
Las ¨²ltimas elecciones municipales, junto a la aparici¨®n de m¨²ltiples alternativas independientes, como expresi¨®n del rechazo a sistema, personas y falta de ideas, han dejado una larga secuela, que llega hasta nuestros d¨ªas, de expresiones p¨²blicas del agotamiento que viven nuestros partidos pol¨ªticos.
?Cabe aplicar alg¨²n revulsivo? Pienso que s¨ª, aun reconociendo las dificultades existentes y el peligro de caer con el tiempo en la misma din¨¢mica que ahora denuncio.
Un revulsivo que propugne a trav¨¦s de sus normas y comportamientos la regeneraci¨®n democr¨¢tica del sistema, que sea capaz de estructurarse en un sentido ascendente, que ponga en valor la calidad de las personas y que llegue a ilusionar con las ideas.
F¨¢cil no es, vuelvo a afirmarlo, pero mucho mas dif¨ªcil resulta mantenerse impasible ante la situaci¨®n actual y aceptar la misma como consustancial a nuestro sistema democr¨¢tico.
Enrique Bellido Mu?oz es senador por C¨®rdoba.
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