Rehabilitaci¨®n sin estridencias de un hist¨®rico hostal
Frente al Teatro Arriaga de Bilbao, en la privilegiada esquina de la Ribera con la calle Bidebarrieta, se encuentra el hotel Petit Palace Arana, un interesante ejercicio de restauraci¨®n de un inmueble hist¨®rico de comercios, viviendas y hostal, que se ha convertido en un atractivo establecimiento de tres estrellas con 64 habitaciones. Inaugurado hace un a?o, el 15 de agosto de 2002, este nuevo hotel es una expresi¨®n intachable de las posibilidades de los edificios centenarios para competir sin prejuicios en la nueva ciudad de servicios en que se ha convertido la capital vizca¨ªna.
La cadena High Tech Hoteles encarg¨® al arquitecto Antonio Frutos la rehabilitaci¨®n del viejo edificio, que desde 1850 hab¨ªa prestado servicios de hospedaje en alguna de sus plantas. Frutos, responsable de los trabajos de arquitectura de la cadena, se puso manos a la obra en compa?¨ªa del arquitecto bilba¨ªno ?ngel Gorostiaga. La encomienda no era sencilla, pero contaba con el aliciente que tiene la resoluci¨®n de los rompecabezas, ya que las condiciones del edificio obligaban a recomponer desde cero elementos ya existentes.
El Hostal Arana ha sido durante muchos a?os una de las pensiones de cierta entidad que atend¨ªan al viajero que llegaba a Bilbao. Su cercan¨ªa al Arriaga y a las Siete Calles lo convirti¨® en uno de los preferidos por artistas y otros miembros de la far¨¢ndula que no pod¨ªan acceder a los grandes hoteles del Ensanche bilba¨ªno. La construcci¨®n del edificio se remonta a 1850 y, como corresponde a su ubicaci¨®n preferente, se emplearon los mejores materiales. Frutos y Gorostiaga se encontraron con una buena cimentaci¨®n, un entramado de vigas de maderas nobles procedentes de Guinea y una escalera en ladrillo que ha soportado 150 a?os de subidas y bajadas.
Pero tambi¨¦n descubrieron c¨®mo en todo este tiempo el edificio no hab¨ªa tenido ninguna mejora, ni siquiera despu¨¦s de las catastr¨®ficas inundaciones de 1983. Hace 20 a?os, el casco hist¨®rico de Bilbao sufri¨® una de las peores acometidas de las aguas del Nervi¨®n que se conocen. Las aguas alcanzaron m¨¢s de dos metros de altura en las calles cercanas a la r¨ªa, como Bidebarrieta, con el consiguiente da?o a todos sus edificios. As¨ª que cuando los arquitectos fueron a revisar el estado de la casa, se encontraron con que el patio estaba 34 cent¨ªmetros por debajo del nivel de la calle; o descubrieron que el ascensor ten¨ªa un desplome de 10 cent¨ªmetros, lo que llevaba su funcionamienton al terreno de la ficci¨®n, tan cercana, por otra parte, al Hostal Arana.
La suerte, no obstante, estaba con el proyecto. El edificio pod¨ªa aguantar una intervenci¨®n y, adem¨¢s, consiguieron que el comercio principal accediera a la venta, con lo que se consigue un acceso preferente, en la Ribera. S¨®lo faltaba completar el rompecabezas. Las obras comenzar¨®n en noviembre de 2001 y finalizaron en agosto de 2002. Se consiguieron 64 habitaciones, cada una diferente del resto, en las que se ha combinado sin estridencias el respeto a la memoria con la incorporaci¨®n de las ¨²ltimas tecnolog¨ªas.
Se ha respetado la madera original, sin miedo a mostrar las reparaciones en hierro; la escalera viste con el ladrillo primero, sin concesiones al pastiche; y las habitaciones est¨¢n amuebladas con una sencillez casi monacal, que no chirr¨ªa con una calidad sorprendente en un tres estrellas. Bien aisladas, con acceso a Internet y ba?os dotados de hidromasaje, tienen vistas envidiables a la ciudad y a la R¨ªa y est¨¢n pensadas tanto para familias como para solitarios. Son la mejor expresi¨®n de un rompecabezas bien resuelto.
PERFIL
Antonio Frutos y ?ngel Gorostiaga no olvidan la dificultad del encargo. "Es m¨¢s f¨¢cil y barato hacer un hotel de nueva planta, pero el dise?o del Petit Palace Arana es mucho m¨¢s divertido". Efectivamente, hay soluciones sorprendentes, como esa habitaci¨®n con la cama elevada un metro sobre el suelo o el ba?o al que se accede bajo un arco de piedra, o aquella otra pieza que incorpora dos literas en lo que se presenta como vestidor.
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