Gaddafi por fin confiesa
Libia acaba de reconocer formalmente, despu¨¦s de 15 a?os y mediante una carta al Consejo de Seguridad de la ONU, su responsabilidad por la voladura de un avi¨®n de pasajeros sobre Lockerbie, en 1988, que caus¨® 270 v¨ªctimas. El hecho es alentador al menos en dos aspectos cruciales. El primero es que los familiares de los muertos recibir¨¢n finalmente una compensaci¨®n en cuanto se hayan transferido a un fondo especial los 2.700 millones de d¨®lares acordados con Gaddafi. El segundo, que un ejercicio diplom¨¢tico perseverante puede conseguir que incluso reg¨ªmenes como el libio, hist¨®rico patrocinador de redes terroristas en medio mundo, se avengan a reinsertarse entre quienes respetan el derecho internacional.
Tr¨ªpoli promete solemne y enf¨¢ticamente en su carta a la ONU cooperar sin reservas y en todos los terrenos en la lucha antiterrorista a escala global. Gaddafi, que se ha asegurado de que la asunci¨®n de culpabilidad del Estado libio no le acarrear¨¢ persecuci¨®n judicial, parece haber entendido que tras el derrocamiento de Sadam Husein sus posibilidades de supervivencia pol¨ªtica radican en un entendimiento con Occidente y EE UU en particular. El dictador libio, 35 a?os de poder irrestricto, aislado durante mucho tiempo entre sus propios pares ¨¢rabes, intenta en vano desde hace a?os regresar con alguna respetabilidad al escenario internacional.
El Consejo de Seguridad se dispone ahora a levantar las sanciones a Tr¨ªpoli impuestas en 1992, tras la evidencia de su implicaci¨®n en el asesinato masivo sobre los cielos de Escocia. Anulaci¨®n meramente simb¨®lica, puesto que aqu¨¦llas fueron suspendidas hace cuatro a?os, despu¨¦s de que Gaddafi entregara para ser juzgados por la atrocidad a dos agentes de sus servicios secretos reclamados por EE UU y Gran Breta?a. Pero antes habr¨¢ de vencerse la resistencia francesa, miembro permanente del Consejo, a dar el visto bueno al acuerdo. Par¨ªs ha insinuado en voz muy baja que estar¨ªa dispuesto al veto si Libia no aumenta la compensaci¨®n entregada en su d¨ªa a las familias de las v¨ªctimas de un avi¨®n de UTA destruido en 1989 sobre N¨ªger, y por el que los tribunales franceses condenaron en ausencia a seis libios.
La vuelta al redil no es el ¨²nico objetivo de Gaddafi. Washington mantiene todav¨ªa sus propias represalias, y el acuerdo sobre el fat¨ªdico vuelo 103 de Pan Am establece que la mitad del dinero no se dembolsar¨¢ si Bush no levanta en ocho meses un castigo que incluye la permanencia libia en la lista de reg¨ªmenes que patrocinan actividades terroristas y, sobre todo, la prohibici¨®n de importar su petr¨®leo en EE UU. El antiguo revolucionario va a esforzarse sin duda en los tiempos venideros para convencer a la Casa Blanca de que es un hombre reformado.
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