El Vaticano orden¨® a los obispos, en 1962, ocultar los abusos sexuales
Un documento firmado por Juan XXIII amenaza con excomulgar a quien hable del tema
El Vaticano dio instrucciones a cada obispo cat¨®lico de ocultar los casos de abuso sexual que se produjeran en la Iglesia, en un documento de 1962, seg¨²n public¨® ayer el peri¨®dico brit¨¢nico The Observer. El documento, titulado Crimine solicitacionis, reclama "estricto" secreto y amenaza con la excomuni¨®n a quien hable del tema. El descubrimiento ha provocado duras cr¨ªticas de abogados especializados en defender a supuestas v¨ªctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. La Iglesia refrenda la autenticidad, pero niega que se planificara el encubrimiento.
"El documento prueba que exist¨ªa una conspiraci¨®n internacional de la Iglesia cat¨®lica para silenciar temas de abuso sexual", comenta el abogado estadounidense Daniel Shea, que ha intervenido a favor de las v¨ªctimas, en varios casos de abusos cometidos por sacerdotes. Fue ¨¦l quien entreg¨® el documento al peri¨®dico y, seg¨²n afirma, ya lo hab¨ªa remitido hace un mes a las autoridades de su pa¨ªs. "Se trata de un intento retorcido de ocultar conductas criminales, y es una validaci¨®n del enga?o y el encubrimiento", subraya. Sha asegura que el texto se lo pas¨® en Alemania un sacerdote conocedor de la Curia.
Un portavoz de la Iglesia cat¨®lica de Inglaterra y Gales neg¨® ayer que las instrucciones secretas del Vaticano fuesen parte de un encubrimiento organizado y se quej¨® de que los abogados estuvieran "sac¨¢ndolo de contexto" y "distorsion¨¢ndolo". Asegur¨® que el documento se refiere a "procedimientos internos de la Iglesia en caso de que un sacerdote fuese acusado de utilizar la confesi¨®n para solicitar sexo. El texto no proh¨ªbe a las v¨ªctimas denunciar el delito civilmente. La confidencialidad de que habla aspira a proteger a los acusados, igual que sucede con los procedimientos en los tribunales de hoy. Tambi¨¦n toma en consideraci¨®n la especial naturaleza del secreto implicado en el acto de confesi¨®n".
Son 69 p¨¢ginas en lat¨ªn, que incluso instan a la v¨ªctima a que haga un juramento de secreto cuando presente su denuncia ante responsables eclesi¨¢sticos.
El documento se?ala que la instrucci¨®n de los casos debe "ser diligentemente almacenada en los archivos secretos de la Curia como estrictamente confidencial. No puede ser publicada ni pueden a?adirse comentarios".
"Excomuni¨®n"
Los obispos reciben ¨®rdenes de actuar "de la forma m¨¢s secreta" y de "observar el m¨¢s estricto secreto". La divulgaci¨®n se considera merecedora de "pena de excomuni¨®n".
El documento se centra en el abuso sexual derivado de la relaci¨®n confesional entre un sacerdote y un miembro de la congregaci¨®n, pero tambi¨¦n se refiere a lo que denomina el "peor crimen", descrito como un acto obsceno perpetrado por un cl¨¦rigo con "j¨®venes de cualquier sexo o con animales".
El abogado Richard Scorer, que se ocupa de ni?os que han sufrido abusos de sacerdotes en el Reino Unido, se?ala que el documento es "explosivo", y a?ade: "Siempre hemos sospechado que la Iglesia cat¨®lica encubr¨ªa sistem¨¢ticamente el abuso y trataba de silenciar a las v¨ªctimas. Este texto parece probarlo. Amenazar con la excomuni¨®n a quien hable muestra c¨®mo los principales responsables del Vaticano se aprestaban a impedir que la informaci¨®n llegase al dominio p¨²blico". Seg¨²n Scorer, la fecha del documento, 1962, supone un duro desmentido al argumento esgrimido por la Iglesia de que los abusos sexuales son un fen¨®meno moderno.
Para los abogados, una carta enviada por el Vaticano a los obispos en 2001 demuestra que hasta esa fecha el documento de 1962 estaba en vigor. Se trata de una carta firmada por el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (que sucedi¨® formalmente a la Inquisici¨®n) y considerado como el m¨¢ximo ide¨®logo de la Santa Sede.
Tomas Doyle, un capell¨¢n estadounidense en Alemania y experto en leyes eclesi¨¢sticas, indica tras examinar el documento: "Es ciertamente un indicativo de la obsesi¨®n patol¨®gica que la Iglesia cat¨®lica tiene con el secreto, pero no es en s¨ª mismo una pistola humeante. Sin embargo s¨ª ha representado el establecimiento de una pol¨ªtica continua para encubrir a toda costa los cr¨ªmenes cometidos por el clero. Hay demasiados informes autentificados de v¨ªctimas que han sido seriamente intimidadas al silencio por autoridades de la Iglesia; no es posible, por tanto, considerar que tal intimidaci¨®n es una excepci¨®n y no la norma".
Concluye Doyle: "Si este documento se ha usado como justificaci¨®n de la intimidaci¨®n, entonces ser¨ªa un marchamo al encubrimiento. Es obviamente un gran si que requiere pruebas concretas".
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