Veranear en Euskadi
Hace unos meses, en mayo si no recuerdo mal, coincid¨ª en el vuelo de Sevilla a Bilbao con Agust¨ªn Ibarrola y con su mujer, Mari Luz (desde aqu¨ª, un abrazo). Una vez acomodados en nuestros asientos, Agust¨ªn solicit¨® casi con ansia alg¨²n peri¨®dico de Euskadi, pues hac¨ªa una semana que no ten¨ªa ocasi¨®n de leer ninguno. Dado que el avi¨®n en el que hac¨ªamos el viaje era el mismo que esa misma ma?ana hab¨ªa volado de Bilbao a Sevilla, la amable azafata consigui¨® un ejemplar de un diario vasco. Agust¨ªn lo cogi¨®, empez¨® a hojearlo y me pregunt¨® si yo ten¨ªa inter¨¦s en leerlo. Mi respuesta fue que no, que quer¨ªa aprovechar hasta el ¨²ltimo segundo antes de volver a sumergirme en la realidad de Euskadi. Agust¨ªn y Mari Luz sonrieron y, con esa voz de hombre bueno que no le abandona ni siquiera cuando clama contra el liberticidio, Ibarrola reconoci¨® la paradoja: a pesar de todo lo que aqu¨ª pasa y nos pasa, el mono de Euskadi no nos abandona. ?Acaso somos (perd¨®n por el palabro, pero me entender¨¢n) euskadiopatas?
He recordado esta an¨¦cdota al reflexionar sobre mi propio comportamiento en este ferragosto que nos abrasa. De siempre, el verano ha sido un momento para la evasi¨®n y el descanso. Pero, desde hace unos a?os, el verano se ha convertido principalmente en ocasi¨®n para tomar distancia de Euskadi. Como ya se ha dicho en m¨¢s de una ocasi¨®n, ser vasco, y serlo todo el tiempo, es una actividad agotadora. Cada vez m¨¢s, Euskadi duele como nos duele la espalda por las horas pasadas ante el ordenador; Euskadi cansa como nos cansa el trabajo; Euskadi pesa como nos pesa la cotidianeidad y sus afanes. Y as¨ª, las vacaciones de verano se presentan como oportunidad para distanciarnos, no s¨®lo del trabajo y de la vida cotidiana, sino de esa cosa nostra que es la Euskadi del conflicto hipostasiado, imperialista y voraz, que todo lo quiere asimilar. En estas circunstancias, descansar es descansar, principalmente, de Euskadi. Y tal cosa s¨®lo puede hacerse, as¨ª nos parece, fuera de Euskadi. F¨ªsicamente y, a¨²n mejor, mentalmente: sin prensa, radio, televisi¨®n o port¨¢til que nos conecten a esa realidad de la que huimos. De ah¨ª el impulso a poner tierra, y hasta mar, por medio. Hasta Otegi descansa en la distancia, entre comillas.
Pero resulta que desde hace dos a?os mi veraneo consiste en un viaje de m¨¢s de tres horas en coche para acabar, queriendo, en un lugar de monte, verde y agua, si bien el monte es mucho m¨¢s monte, el verde m¨¢s extenso y el agua m¨¢s abundante. Un lugar con pe?a del Athletic en las cercan¨ªas, en el que alguna casa tiene en la verja de entrada el lema Gure Etxea. Un lugar donde la abundante presencia de familias guipuzcoanas nos permite experimentar una tan profunda como acogedora inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica que activa y enriquece nuestro habla de euskaldunberris. Y un d¨ªa que me acerco al pueblo m¨¢s cercano, en fiestas, veo que uno de los j¨®venes que se ocupan de la organizaci¨®n de las actividades infantiles viste una camiseta en la que se puede leer "BBK Herri Krosa". Un lugar, en fin, que todos los de por all¨ª conocen como "¨¦se donde hay muchos vascos". En definitiva, una Euskadi fuera de Euskadi.
?De nuevo la paradoja expresada por Ibarrola? S¨ª y no. El pasado 4 de agosto, en una entrevista para El Correo, Ram¨®n Saizarbaitoria dec¨ªa, entre otras cosas, lo siguiente: "Es el peligro del terrorismo y de cierto nacionalismo: que a la gente termine no gust¨¢ndole ni el paisaje y que nos parezca feo hasta el verde del monte, cuando siempre nos ha parecido precioso. Esto del pa¨ªs, siempre que sea para tomar un pachar¨¢n y hacer unas risas, pues tampoco est¨¢ mal". Es cierto. Hay una idea de Euskadi que va a terminar expuls¨¢ndonos hasta de nuestras querencias y afectos. Una idea de Euskadi que pretende enfrentarnos con nosotros mismos. Una idea de Euskadi cargante, cutre y simplista que, como reacci¨®n, acaba provocando el rechazo de cualquier otra idea de Euskadi, m¨¢s rica y hermosa, de pachar¨¢n y risas, de paisajes y gentes. Contra esa imposici¨®n, yo me rebelo junto con Ibarrola y Saizarbitoria.
De ah¨ª que no sea tan imposible ni tan raro veranear en Euskadi, aunque lo hagamos a cientos de kil¨®metros de aqu¨ª. No s¨¦ si me explico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.