Antonio Rubi?os, librero
El librero Antonio Rubi?os falleci¨® el pasado fin de semana en Madrid, donde naci¨® en 1929.
Hab¨ªa heredado la librer¨ªa m¨¢s antigua de Espa?a, la Librer¨ªa Rubi?os, y fue el quinto Rubi?os que la sac¨® adelante. La hab¨ªa mantenido y la hab¨ªa potenciado, era su orgullo.
Hab¨ªa hecho de su negocio una forma de vida, una apuesta personal, y familiar. Cuando su hijo, que estaba destinado a proseguirlo, falleci¨® en accidente de circulaci¨®n en 1982, ¨¦l supo que la Librer¨ªa Rubi?os, tal como la hab¨ªan llevado a cabo sus antepasados, no pod¨ªa seguir siendo un negocio familiar. Y el ¨²ltimo a?o la vendi¨® a unos grandes almacenes, con el compromiso de que ¨¦stos la respetaran tal como ha sido siempre, en la calle de Alcal¨¢ de Madrid.
Aunque ¨¦l no quiso nunca cambiar de manera radical su librer¨ªa tradicional, hab¨ªa introducido a lo largo del tiempo formas nuevas de vender y de convencer a sus clientes de las bondades de lo que con tanto af¨¢n como imaginaci¨®n su mujer, Mar¨ªa Dolores, se encargaba de promover en sus escaparates.
Imprim¨ªa cat¨¢logos, hac¨ªa sus propias propuestas bibliogr¨¢ficas, y editaba libros que vend¨ªa con igual inter¨¦s que las novedades que le hubieran cautivado a ¨¦l como lector. Era una tradici¨®n en las ferias del libro de Madrid, donde siempre llevaba a escritores de gran tir¨®n a las firmas que organizaba a veces incluso con 12 meses de antelaci¨®n. ?l ten¨ªa a gala que esos escritores que acud¨ªan puntualmente a sus requerimientos fueran de las ideolog¨ªas m¨¢s diversas.
Uno de los grandes aciertos de Antonio Rubi?os fue establecer relaciones comerciales con la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica en pleno franquismo. En 1960 viaj¨® a Mosc¨² con su mujer. Fue el primero de muchos viajes a la capital sovi¨¦tica donde logr¨® hacerse muy popular. Mont¨® 27 bibliotecas espa?olas y era conocido como el "camarada Rubi?os". Edit¨® 16 revistas sovi¨¦ticas en castellano e introdujo en Espa?a libros t¨¦cnicos, no pol¨ªticos, de matem¨¢ticas y f¨ªsica, sobre todo. Encima de la librer¨ªa manten¨ªa abierta una exposici¨®n sobre libros, discos y v¨ªdeos rusos. La extrema derecha le amenaz¨® en repetidas ocasiones con quemar "la librer¨ªa marxista" y algunas veces tuvo que pedir protecci¨®n policial.
"Los rusos se interesaban mucho por el idioma espa?ol como instrumento de penetraci¨®n ideol¨®gica en Suram¨¦rica", comentaba en una entrevista de hace cinco a?os. "La censura me echaba para atr¨¢s much¨ªsimas obras. Y siempre me chocaban las razones que alegaban. Una vez prohibieron una peque?a enciclopedia cient¨ªfica por una frase que dec¨ªa que la energ¨ªa nuclear y el socialismo estaban cambiando la faz el mundo", a?adi¨®.-
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