Valencia agota su margen para endeudarse
El PSPV denuncia que la Generalitat traslada al Ayuntamiento sus problemas financieros
El Ayuntamiento de Valencia esperaba cerrar el a?o con una deuda de 691 millones de euros que representar¨ªa un 98% de su presupuesto consolidado. Pero la reciente reducci¨®n de 61 millones de euros en las partidas de ingresos previstos por las arcas municipales obliga a revisar a la baja las previsiones de deuda, cuyo tope legal es un 110% del presupuesto. El recorte de los ingresos coincidi¨® con el anticipo del coste de unas inversiones en instalaciones deportivas que corresponde pagar a la Generalitat y que han agotado ya el margen de deuda del Ayuntamiento este a?o.
Juan Ferrer, concejal socialista, ofreci¨® ayer un panorama general sobre el endeudamiento del Ayuntamiento de Valencia y concluy¨® que los problemas financieros que arrastra la Generalitat, "que no tiene dinero", repercuten sobre las arcas municipales: "La Generalitat traslada parte del muerto al Ayuntamiento".
Ferrer tambi¨¦n ret¨® a los responsables econ¨®micos del Ayuntamiento a aclarar la situaci¨®n real de la deuda municipal. El concejal socialista record¨® que portavoces del equipo de gobierno cifraban recientemente la deuda en un 97% del presupuesto. Y quiso saber si la proporci¨®n se establec¨ªa sobre el presupuesto inicial consolidado (705 millones de euros) o sobre el presupuesto recortado en el ¨²ltimo pleno municipal de julio (644 millones). Sobre una "ficci¨®n" contable o sobre "la realidad administrativa", en palabras de Ferrer.
El presupuesto inicial ten¨ªa previsto un recurso al cr¨¦dito ajeno de 45 millones de euros. Pero una vez aprobado por el pleno municipal el recorte de ingresos en 2003, la deuda asumida por el Ayuntamiento para anticipar el coste de tres instalaciones deportivas que deber¨ªa pagar la Generalitat y que supuestamente pagar¨¢ en su d¨ªa ha agotado el margen de maniobra financiera de la corporaci¨®n municipal.
La apurada situaci¨®n econ¨®mica tiene una evidente deriva pol¨ªtica que subray¨® el concejal socialista. Si el prespuesto municipal se ha recortado cerca de un 10% y el recurso al cr¨¦dito ajeno para acometer gastos se ha agotado ya, los concejales del PP tendr¨¢n que recortar sus previsiones de gasto en la misma proporci¨®n o enzarzarse en una encarnizada batalla por el control de los escasos fondos disponibles en las arcas municipales. "O qui¨¦n preside el Ayuntamiento, Rita Barber¨¢, tiene previsto irse pronto", sugiri¨® Ferrer, "o bien empezar¨¢n las batallas para ver qu¨¦ departamento retiene el m¨¢ximo posible del presupuesto".
El concejal socialista apunt¨®, adem¨¢s, que por parte del equipo de gobierno lo riguroso ser¨ªa acometer una revisi¨®n a fondo de los presupuestos municipales, que se vienen elaborando a?o tras a?o con un criterio "continuista" y aplicando mec¨¢nicamente el incremento de los precios a las distintas partidas arrastradas de ejercicios anteriores.
Compromisos
El traslado de obligaciones desde la Generalitat hacia el Ayuntamiento de Valencia puede agravarse en el futuro, seg¨²n Juan Ferrer, puesto que la Administraci¨®n auton¨®mica "carece del dinero suficiente para hacerse cargo de los compromisos que ha anunciado como el pago del Puente de las Flores, la financiaci¨®n de la Copa Am¨¦rica de vela o la reconstrucci¨®n del yacimiento de l'Almoina".
Cuadrar con las multas
La t¨¦cnica presupuestaria obliga a equiparar gastos con ingresos. Una reducci¨®n de las entradas de fondos debe compensarse con una reducci¨®n de las salidas. Pero algunas partidas de ingresos pueden revisarse con cierta flexibilidad para mantener el nivel de gastos previsto. En el caso del Ayuntamiento de Valencia el recurso m¨¢s f¨¢cil es elevar los ingresos previstos por multas a ra¨ªz de infracciones de tr¨¢fico.
Que las multas se cobren o no resulta ser lo de menos para el equipo de gobierno, seg¨²n el concejal socialista Juan Ferrer. Se trata de mantener una ficci¨®n contable a efectos presupuestarios y ocultar una factura que crece d¨ªa a d¨ªa y cuyo coste inmediato es la falta de liquidez.
Pero dedicar el tiempo y esfuerzo de los polic¨ªas municipales a perseguir a los vecinos que cometen infracciones menores de tr¨¢fico en lugar de ocuparse de acometer problemas de seguridad ciudadana es una opci¨®n pol¨ªtica m¨¢s que discutible, apunt¨® Ferrer.
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