Prudencia
El terrible asesinato de la joven Sonia Carabantes ha trastornado la vida de todos y cada uno de los habitantes de Co¨ªn. El crimen salvaje de una chica de 17 a?os, con el ensa?amiento que ninguna autoridad se ha preocupado seriamente en tamizar, tiene forzosamente que jugar un papel desequilibrante en una poblaci¨®n en la que todos se conocen. Pero tras la demostraci¨®n que dieron sus habitantes de emocionante apoyo a la familia y participaci¨®n desinteresada en una b¨²squeda que casi todos consideraban tan necesaria como in¨²til, las sombras del crimen aportan serias preocupaciones para la convivencia.
Es entendible que las autoridades policiales intenten demostrar que est¨¢n cumpliendo su trabajo de b¨²squeda de los culpables con ah¨ªnco y sin ahorro de medios personales y materiales. Pero la cautela en la marcha de las investigaciones debe sobreponerse a las prisas en mostrar resultados. No es buena consejera la necesidad de adelantar progresos con veladas acusaciones, t¨¢citas o expresas, a habitantes del pueblo. Si se confirman, habr¨¢n sido innecesarias y se habr¨¢ corrido un riesgo grave de que alguien intente tomarse la justicia por su mano. El dolor lleva a situaciones l¨ªmite y no es bueno ofrecer facilidades. Cuanto m¨¢s si finalmente nunca se llegaran a confirmar las sospechas contra algunos de los hoy se?alados como posibles culpables.
Tambi¨¦n los medios de comunicaci¨®n tenemos nuestra parte de responsabilidad en lo que all¨ª pueda suceder. Ser¨¢ bueno que todos, pero comenzando por las autoridades policiales y gubernativas, extrememos el rigor en la informaci¨®n oficial y extraoficial.
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