La pol¨¦mica Beteta-Mill¨¢s

El Sr. Beteta, que ha parodiado estos meses a aquellos senadores norteamericanos que tan bien interpretaba en el cine Charles Laughton, ahora se nos mete a cr¨ªtico literario, de nada menos que del excelente narrador Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, y todo por unas pullas, m¨¢s o menos duras, del tenor de las que muchos pol¨ªticos de la derecha y la izquierda llevan soportando desde que, derogada la Ley Fraga (fundador del PP y ministro de Franco), existe en Espa?a libertad formal de prensa.

Invoca don Antonio Beteta, para zaherir, como soporte hist¨®rico, el libelo de C¨¦sar Vidal Checas de Madrid y que no es otra cosa que una recensi¨®n de otro libro -sin mayor investigaci¨®n ni documentaci¨®n-, editado en 1943 por el Ministerio de Justicia, con pr¨®logo del titular de la cartera, Don Eduardo Aun¨®s, y titulado La dominaci¨®n roja en Espa?a. Avance de la informaci¨®n instruida por el Ministerio P¨²blico. Se trata de aut¨¦ntica basura jur¨ªdica, con el lenguaje del odio y elaborado para "justificar" la sublevaci¨®n del 18 de Julio y el posterior genocidio de espa?oles. La utilizaci¨®n de esa escoria como fuente documental retrata al "historiador" y doctor en Teolog¨ªa.

En el citado libro, y tambi¨¦n en la propia Causa General, se utilizaron como elementos probatorios, contra la democracia derrotada, los propios sumarios, diligencias judiciales (con fotograf¨ªas de las v¨ªctimas de la represi¨®n ilegal en zona republicana) y autopsias ordenadas por las autoridades legales y leg¨ªtimas de la Rep¨²blica Espa?ola, para depurar y perseguir, como se hizo, a grupos incontrolados que se tomaron la justicia por su mano, en ciudades como Madrid y Barcelona, en los primeros meses de la guerra civil. ?Puede citar el Sr. Beteta o su inspirador hist¨®rico, Sr. Vidal, alg¨²n sumario o causa judicial para perseguir a los autores de los cerca de treinta mil asesinatos y ejecuciones extrajudiciales perpetrados en zona franquista y que a¨²n estamos desenterrando?

La sublevaci¨®n, y parece que no es ocioso repetirlo, tuvo, entre otros inductores, a la Iglesia cat¨®lica y a los partidos pol¨ªticos CEDA, Renovaci¨®n Espa?ola y Comuni¨®n Tradicionalista; la Falange y otros grupos, como el del Dr. Albi?ana, no ten¨ªan relevancia como para desencadenar un golpe de Estado. El se?or Beteta, como el PP en su viaje inacabado al centro, parece que no quiere reconocer "homo antecesor" en ninguno de

los citados partidos, se remonta al siglo XIX y hasta al XVIII para homologarse, y luego cita a Melquiades ?lvarez, asesinado en Madrid en 1936 (no en una "checa", sino en el asalto a la C¨¢rcel Modelo el 23 de agosto de 1936) y que no s¨®lo fue decano del Colegio de Abogados sino presidente del Partido Republicano Liberal Dem¨®crata (¨¦sa era su denominaci¨®n correcta), continuaci¨®n del Partido Reformista, en el que hab¨ªan militado Manuel Aza?a, Augusto Barcia y Llu¨ªs Companys, entre otros relevantes pol¨ªticos de la II Rep¨²blica.

Aunque en los a?os de la II Rep¨²blica Melquiades ?lvarez era un personaje fuera de tiempo y claramente instalado en la derecha, no es menos cierto que en otros tiempos, con el Partido Reformista que fund¨®, fue exponente de un proyecto de regeneraci¨®n de la pol¨ªtica del mejor republicanismo.

Ojal¨¢ el Sr. Beteta y el PP se pudieran homologar con Melquiades ?lvarez. La realidad del "homo antecesor" del PP es mucho m¨¢s cruda y a los hechos me remito.