?xtasis franco-marroqu¨ª
Hicham el Guerruj estaba en el para¨ªso. Bailaba fren¨¦tico. Abrazaba a todos los rivales. Se arrojaba al suelo y se tapaba con la bandera de Maruecos, s¨¢bana roja y seda. Mehdi Baala, el heredero, daba la vuelta al estadio. Se juntaba con su mujer, cog¨ªa a su hija, reci¨¦n nacida con delicado abrazo. El ucranio, el tercero, ni m¨². El estadio era una fiesta. Los emigrantes marroqu¨ªes, multitud, aclamaban a su h¨¦roe, y no desde?aban a su heredero, hijo de emigrantes, Baala. Los franceses, casi todos, aclamaban a su h¨¦roe, el heredero, Baala. Y los espa?oles, silenciosos y discretos, mutis por el foro. Eran los instantes posteriores a la final del 1.500 masculino, que en otros tiempos, no tan lejanos, eran la joya de la corona del atletismo espa?ol. Ayer, nada. Lamentos y quejas. Intentos de explicaci¨®n.
Reyes Est¨¦vez era el hombre llamado hace cinco a?os a ser la gran estrella del atletismo mundial. Desde su aparici¨®n fulgurante en el Europeo de Budapest 98, s¨®lo ha confirmado a medias, con dos bronces mundiales y una plata europea. Desde el a?o 2.000 se le est¨¢ esperando. Ayer no fue el d¨ªa. Tampoco. "Me pas¨¦ tirando en los primeros 600 metros", explic¨®, zapatillas blancas sobre calcetines negros, tan chirriantes como los cabellos que orlan su frente amplia. "Soplaba mucho viento y lo pagu¨¦. Y, adem¨¢s, el franc¨¦s Chouki me cerr¨® en la ¨²ltima curva". Intentaba seguir el ritmo ¨²nico de El Guerruj y acab¨® sexto. "Pero es lo que ten¨ªa que hacer. Quiz¨¢s si en Sevilla hubiera seguido a El Guerruj habr¨ªa logrado la plata en lugar del bronce...".
Fue una carrera que dej¨® sorprendidos a todos. Inextricable. "Si al menos hubiera hecho buena marca...", se lamentaba Roberto Parra, und¨¦cimo despu¨¦s de haber comprendido por primera vez la dureza del 1.500, tres series en cinco d¨ªas, recuperaci¨®n complicada. "Yo como corro un poco diferente a todos tengo los cuadriceps bien, pero la parte de atr¨¢s del muslo no puedo ni toc¨¢rmela". Pensaba Parra, la gran esperanza perdida del 800, que su tiempo no hab¨ªa estado bien y resulta que termin¨® en 3.35, su mejor marca al aire libre. "Jop¨¦, qu¨¦ carrera", dijo.
Tampoco Reyes Est¨¦vez, frustrado por su sexto puesto, apagado por la gripe que la atac¨® insidiosa la ¨²ltima semana -"he corrido atiborrado de aspirinas", dijo- era consciente de la marca que hab¨ªa hecho, de los 3.33.87. "Ahora s¨ª que voy a hacer una marca buena de verdad en la final del Grand Prix", anunci¨®. "Cuando me haya recuperado. Porque en la final he pagado la gripe y tambi¨¦n la semifinal, en la que me qued¨¦ descalz¨® y tuve que echar el resto para clasificarme. Tengo desde entonces los gemelos como piedras".
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