Aznar ya lo tiene
No ha necesitado Aznar evacuar consultas como las que precedieron a su designaci¨®n como sucesor de Fraga; ayer comunic¨® que ya tiene al suyo; que el lunes revelar¨¢ el nombre al Comit¨¦ Ejecutivo de su partido, de forma que pueda ser refrendado el martes por el ¨®rgano competente. Todo muy en el estilo de la casa: subrayando qui¨¦n manda en ella, y que no necesita otro contraste que el de su conciencia. La decisi¨®n se adelanta ligeramente al horario previsto, tal vez por el factor de las elecciones repetidas en la Comunidad de Madrid, en las que es l¨®gico que el futuro candidato a La Moncloa tenga un papel destacado.
Esta forma de actuaci¨®n entronca con la tradici¨®n del partido fundado por Fraga, que en su d¨ªa entroniz¨® y luego destituy¨®, ambas cosas por la v¨ªa r¨¢pida, a Antonio Hern¨¢ndez Mancha como l¨ªder del partido, y que antes de dar con Aznar prob¨® por su lib¨¦rrima decisi¨®n a otros candidatos, incluido ¨¦l mismo. Ahora la cosa est¨¢ m¨¢s institucionalizada: el Comit¨¦ Ejecutivo cuenta con 111 miembros que en teor¨ªa podr¨ªan no avalar al candidato, y cerca de seiscientos -entre ellos, todos los parlamentarios nacionales, auton¨®micos y europeos y los alcaldes de capitales regidas por el PP- integran la Junta Directiva Nacional, que es el organismo que formalmente vota la propuesta. Pero nadie ha cuestionado nunca en p¨²blico que lo que cuenta es qui¨¦n propone, ni ha discutido que sea Aznar quien lo haga. A nadie se le oculta que se trata de un simulacro de democracia interna, pura fachada para dar oportunidad a los dirigentes, altos y medios, de refrendar la decisi¨®n que ya ha tomado el jefe.
Aznar ha dicho que en su partido no habr¨¢ bicefalia -situaci¨®n que provoc¨® sus sarcasmos cuando se produjo en el PSOE-, aunque no ha explicado c¨®mo piensa evitarla en el periodo que va entre las legislativas de marzo -sobre todo si gana el PP- y el siguiente congreso de este partido, que en principio tendr¨¢ lugar en 2005. Veremos c¨®mo sortea el candidato as¨ª designado esa bicefalia de hecho, diga lo que digan Aznar y los dirigentes del partido. Tal vez se produzca una delegaci¨®n expresa de funciones como hizo Fraga entre 1989 y 1990, o quiz¨¢ se celebre un congreso extraordinario.
En todo caso ser¨ªa una sorpresa que en el periodo que se abre el martes Aznar decidiera pasar a segundo plano. Una sorpresa bien venida, aunque s¨®lo fuera porque supondr¨ªa regalar a los espa?oles la posibilidad de una campa?a -nada menos que de seis meses- menos agresiva de lo que est¨¢ siendo la pol¨ªtica espa?ola desde que, en enero de 2002, Aznar se comprometi¨® a no ser ya candidato.
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