La seguridad del escalaf¨®n
La tarde del pasado viernes, d¨ªa 29 de agosto, tras la reuni¨®n del Consejo de Ministros, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar inici¨® una extensa ronda de contactos. La mayor parte de ellos tuvo car¨¢cter telef¨®nico, aunque, seg¨²n fuentes informadas, tambi¨¦n recibi¨® algunas visitas. En cierto momento, Aznar se puso en contacto individualmente con cuatro personas a las que invit¨® a comer al d¨ªa siguiente, s¨¢bado 30 de agosto, en el palacio de la Moncloa: el secretario general del PP, Javier Arenas, y los tres vicesecretarios generales, Mariano Rajoy, Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja. La suerte, pues, estaba echada.
Minutos antes de arrancar la comida, Aznar explic¨® a los cuatro comensales que su candidato para sucederle y aspirar a ser presidente del Gobierno en las pr¨®ximas elecciones legislativas de marzo de 2004 era el vicepresidente primero del Gobierno, ministro de la presidencia y portavoz, Mariano Rajoy. Aznar les explic¨® que hab¨ªa mantenido m¨²ltiples conversaciones a lo largo de la tarde del viernes y en la misma ma?ana del s¨¢bado que le confirmaban en su propuesta.
Fuentes fidedignas dijeron que Rodrigo Rato, quien junto con Rajoy aspiraba al puesto, se?al¨® que era una muy buena y acertada decisi¨®n. Tambi¨¦n dijo que Aznar lo hab¨ªa hecho muy bien, al resolver con gran celeridad el asunto de la sucesi¨®n sin dar tiempo a que se renovara la natural incertidumbre en el Partido Popular y el proceso entrara en una cierta agon¨ªa. Los otros dos dirigentes -Arenas y Mayor Oreja- se pronunciaron en el mismo sentido.
Aznar, dijeron varias fuentes del partido, ha perfilado su inclinaci¨®n por Rajoy hace tiempo ya. Las consultas de ¨²ltima hora fueron una especie de ritual. Pero la preferencia ya ven¨ªa de lejos, se?alaron esas fuentes. Durante los dos ¨²ltimos a?os, Rajoy ejerci¨® como cabeza de facto del Ejecutivo en no pocas ocasiones y se convirti¨®, para utilizar un t¨¦rmino del baloncesto, en el jugador base del Gobierno. Fue un vicepresidente pol¨ªtico en toda regla: desde su papel estelar en la gesti¨®n de la dif¨ªcil crisis del Prestige, una obra en la cual Aznar le dej¨® todo el escenario, hasta su defensa activa de la participaci¨®n de Espa?a en la guerra de Irak, en apoyo de la Administraci¨®n Bush, que Aznar llev¨® adelante a rajatabla.
De todos los colaboradores de Aznar en el Gobierno, quien m¨¢s peso pol¨ªtico ha ido ganando desde las elecciones del a?o 2000 ha sido Rajoy, que jug¨® un papel muy relevante en la campa?a electoral de ese a?o, el de la mayor¨ªa absoluta del Partido Popular. La continuidad de Aznar en Rajoy, uno de los rasgos que han caracterizado la acci¨®n gubernamental tras esa victoria, se ve culminada ahora con su designaci¨®n como sucesor en calidad de candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones de marzo de 2004.
Rodrigo Rato representaba, seg¨²n fuentes consultadas, una opci¨®n m¨¢s arriesgada y menos rodeada de consenso. Resulta parad¨®jico que elegir al hombre que hab¨ªa conducido la expansi¨®n econ¨®mica de los ¨²ltimos ocho a?os pod¨ªa entra?ar ciertos riesgos. El mayor riesgo proced¨ªa de su perfil familiar-empresarial, o lo que es lo mismo, por la percepci¨®n que de su perfil se ten¨ªa en amplios c¨ªrculos pol¨ªticos, donde ha sufrido cr¨ªticas y ha sido objeto de pol¨¦mica en los ¨²ltimos a?os. Y, tambi¨¦n, todo hay que decirlo, el riesgo, aunque m¨ªnimo, derivado de algunas circunstancias de su vida personal. En la intimidad de Aznar, elegir a Rato supon¨ªa lo que m¨¢s se podr¨ªa parecer a un salto en el vac¨ªo.
Rodrigo Rato, que fue el ¨²nico candidato oficial, esto es, aquel que asumi¨® p¨²blicamente su deseo y predisposici¨®n a ser el sucesor, tuvo la premonici¨®n, seg¨²n parece hace ya algunos meses, de que Rajoy podr¨ªa ser el elegido. Algunas fuentes llegan a asegurar que incluso Rato le dijo a Rajoy que le ve¨ªa cada vez con m¨¢s posibilidades, lo que no supon¨ªa abandonar, a su vez, las aspiraciones. Pero, en el fondo, ten¨ªa, seg¨²n esas fuentes, una corazonada. Aunque Rato nunca se distanci¨® de Aznar durante estos a?os -a¨²n con las dificultades de su vida familiar y personal-, una voz interior le dec¨ªa que no ser¨ªa ¨¦l.
Fue finalmente Rajoy quien asumi¨® la condici¨®n de candidato natural de Aznar. Esto es: despu¨¦s de mantener la m¨¢s intensa convivencia con ¨¦l -respecto a la que ha sostenido con otros miembros del Gobierno-, Aznar opt¨® por apostar a lo seguro, por una persona como Rajoy, en el que aparte de sus propias virtudes, su mu?eca pol¨ªtica, ve reflejados o proyectados algunos aspectos de s¨ª mismo, tan diferentes a la personalidad de Rato.
Dirigentes del PP consultados restan importancia a la puesta en escena del dedazo por parte de Aznar, esto es, las instrucciones, al t¨¦rmino del Consejo de Ministros del pasado viernes 29 a Javier Arenas para que convoque a los ¨®rganos del partido a fin de conocer la propuesta de candidato y la filtraci¨®n oficial¨ªsima de la noticia a primera hora de la tarde de ayer. Da la impresi¨®n de que los dirigentes del PP se han acostumbrado tanto ya al verticalismo de Aznar que una cr¨ªtica al dedazo les parece algo c¨¢ndido, cuando no rom¨¢ntico.
Para ser el patr¨®n real del PP, Mariano Rajoy tiene que conseguir algo fundamental: ganar las elecciones legislativas de marzo de 2004. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero siempre dijo que Rajoy era su candidato. El duelo est¨¢, ahora, servido.
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