Lars von Trier propone una aproximaci¨®n a los l¨ªmites del lenguaje cinematogr¨¢fico
Su documental, firmado con Jorgen Leth, refleja la abundancia de filmes innovadores
No ha venido Lars von Trier a defender su ¨²ltimo trabajo, Las cinco obstrucciones, pero se defiende solo y ha saltado a la noticia por su singularidad. No es menor la del filme liban¨¦s El ciervo volador, una ficci¨®n de la documentalista Randa Chahal Sabbag, que sostiene un poema muy innovador y de gran energ¨ªa l¨ªrica y tr¨¢gica; y el cineasta dan¨¦s, al alim¨®n con el documentalista Jorgen Leth, construye un filme pedag¨®gico original¨ªsimo y ambicioso, en el que ambos abren caminos m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites explorados del lenguaje cinematogr¨¢fico.
En Las cinco obstrucciones es la primera vez que Lars von Trier escapa de la ficci¨®n y emprende un trabajo documental. Emplaz¨® en el a?o 2000 al veterano documentalista Jorgen Leth y le desafi¨® a mantener con ¨¦l un juego consistente en que ¨¦l hiciese cinco versiones de su cortometraje de 12 minutos Lo perfecto humano, considerado por Trier como una obra maestra de an¨¢lisis de los comportamientos: una joya del cine did¨¢ctico europeo. Leth acept¨® el reto y el juego, sabiendo que de un solo proyecto, el suyo, saldr¨ªan cinco pel¨ªculas completamente diferentes, que es lo que se mov¨ªa bajo el desaf¨ªo.
Por su parte, Trier se reserv¨® hacer cinco "obstrucciones" a los filmes resultantes. Estas obstrucciones estaban destinadas a obligar a Leth a hacer cinco variaciones dentro de ellos, y as¨ª, el abanico de posibilidades expresivas de una misma idea se multiplic¨®, tom¨® rumbos inesperados, provoc¨® giros expresivos ins¨®litos y abri¨® formas de articular el lenguaje cinematogr¨¢fico desconocidas. Y Las cinco obstrucciones, bajo su aspecto de broma, se convierte en un juego serio y apasionante para quien no se detenga en contemplar la piel del cine y se sumerja en sus tripas.
En otros aires y otros mundos, casi el territorio opuesto, la pel¨ªcula libanesa El ciervo volador mueve con decisi¨®n y audacia tiempos y escenarios. Relata en forma de pesadilla un zarpazo de amor, desamor, lucha y muerte en el tr¨¢gico paisaje de nadie que separa L¨ªbano de los territorios libaneses ocupados por el Ej¨¦rcito de Israel. Una boda ha de celebrarse en medio de esa herida abierta de la historia de este tiempo, y la cineasta libanesa Randa Chahal Sabbag acaricia lo estremecedor al elevar esta realidad a poema. Hay una mirada in¨¦dita detr¨¢s de su c¨¢mara.
Poes¨ªa y magisterio
Y han aparecido otros golpes de originalidad en los primeros d¨ªas de la Mostra. El filme chino Adi¨®s, Dragon Inn, de Tsai Ming-Liang, del que ya hablamos, es otra elevaci¨®n a poema de un territorio humano herido por la muerte, por otra forma de muerte; y el italiano Secreto de Estado, de Paolo Benvenuti, tambi¨¦n aludido ya, es un alarde de matem¨¢tica did¨¢ctica aplicada a un episodio oscur¨ªsimo de la historia reciente de Italia. Hay tambi¨¦n magisterio en Un filme hablado, de Manoel de Oliveira, as¨ª como innovaci¨®n en el empleo combinado de registros c¨®micos y l¨ªricos en la maravillosa Lost in translation, de Sofia Coppola.
Intentar encontrar cinco pel¨ªculas innovadoras y de gran talla moral en un festival de los de ahora es casi perder miserablemente el tiempo en utop¨ªas menores, pero parece que no todo est¨¢ escrito, pues a¨²n no hemos cruzado el ecuador de la Mostra y ya tenemos pegadas a la retina esas cinco obras de cine no perecedero que todos buscamos. Aunque luego las programe con el mism¨ªsimo trasero, el nuevo director de la Mostra, Moritz de Hadeln, elige las pel¨ªculas con la cabeza. Dijo el otro d¨ªa que un festival de cine es como cosechar vino: hay a?os buenos y a?os malos. Pues es buen a?o de vino y buena cosecha de celuloide la de 2003 junto a las lagunas del V¨¦neto.
Porque incluso las tonter¨ªas y las pompas de jab¨®n que ocupan los lugares de lujo en el escaparate -las cinco hermosas pel¨ªculas citadas pertenecen, obviamente, a la gloria de los s¨®tanos del festival, a su eminente zona pobre, no estrellada- son pasables, que es lo que le ocurre a la santurrona El milagro, del italiano Edoardo Winspeare, que nos ba?a de catequesis para al final decirnos que ¨¦l es laico; la plomiza alemanada Rosenstrasse, de Margarethe von Trotta, que sigue castig¨¢ndonos con otra paliza de trist¨ªsimos remordimientos por el exterminio por su pa¨ªs de los jud¨ªos; y el soso caramelo medio parisiense, medio californiano, El divorcio, de James Ivory, que como siempre va de estiloso y nos funde con tanta c¨¢scara para tan poca almendra.
Babelia
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