Rapi?a pol¨ªtica
La moci¨®n de censura en Marbella a los cuarenta y cinco d¨ªas de la constituci¨®n del Ayuntamiento ha supuesto un aut¨¦ntico esc¨¢ndalo de ¨¢mbito internacional. Las emisoras espa?olas de televisi¨®n que emiten por sat¨¦lite han permitido que en todos los lugares del mundo se pueda seguir este follet¨ªn pol¨ªtico, con atenci¨®n especial por ciudadanos espa?oles o de origen espa?ol.
Los personajes son, sin lugar a dudas, llamativos y ruidosos: el se?or Gil, condenado y perseguido por la Justicia por asuntos diversos ligados a la corrupci¨®n; el se?or Juli¨¢n Mu?oz, alcalde con mayor¨ªa absoluta ¨¦mulo de Gil, removido con una moci¨®n de censura fulminante; miembros de partidos pol¨ªticos, tr¨¢nsfugas, que no han tenido ning¨²n escr¨²pulo en vender la confianza pol¨ªtica que los electores hab¨ªan depositado en ellos. En otros lugares de Espa?a, en zonas del archipi¨¦lago canario, o en Francia e Italia, en la costa mediterr¨¢nea, se dan ejemplos muy parecidos. Quiz¨¢s la singularidad sea la notoriedad y la pl¨¦yade de personajes, desde Isabel Pantoja a inefables seres humanos que pululan por la Costa del Sol.
La parte rosa y los esc¨¢ndalos urban¨ªsticos han aplastado otro ¨¢mbito de lo sucedido que adquiere niveles de preocupaci¨®n y que debe de obligar a reflexionar y a tomar decisiones. El desprestigio para la pol¨ªtica y para las instituciones que supone que un alcalde sea despose¨ªdo del gobierno por una moci¨®n de censura, rechazada por los partidos pol¨ªticos pero secundada por miembros tr¨¢nsfugas expulsados de esas formaciones, adquiere dimensiones notables. Ofende y desprecia el ejercicio democr¨¢tico de los electores que han elegido a una formaci¨®n pol¨ªtica para que gobierne durante cuatro a?os, aunque sea un partido como el GIL en el que la mayor¨ªa de sus dirigentes est¨¢n procesados. Pero ofende igualmente o m¨¢s, que concejales de los partidos en la oposici¨®n se hayan prestado a una maniobra pol¨ªtica de la que no disponemos de ninguna raz¨®n para el inter¨¦s colectivo y general. Las razones de los tr¨¢nsfugas pertenecen, generalmente, al ¨¢mbito de la investigaci¨®n judicial. Aqu¨ª no ha habido deserciones por razones ideol¨®gicas o pol¨ªticas.
El triunfo del transfuguismo y de partidos al l¨ªmite de la ley como el GIL puede ir conduciendo a que la pol¨ªtica sea como "un partido jugado en un estadio vac¨ªo, sin p¨²blico". La vulneraci¨®n de la voluntad popular, con malas artes aunque sean legales, va a ir da?ando la pol¨ªtica de manera profunda. No desvelo ning¨²n secreto si afirmo que el distanciamiento de los ciudadanos con respecto a la pol¨ªtica convertir¨¢ a las pol¨ªticas progresistas y los partidos de centro izquierda e izquierda en sus primeras v¨ªctimas. La derecha pol¨ªtica intercambia otros compromisos con sus electores cuando se presenta a un proceso electoral, pero para la izquierda la presentaci¨®n de sus valores es su primera se?a de identidad.
Lo sucedido en Marbella, en Madrid, la costumbre de que las alcald¨ªas se dividan por la mitad haciendo gobiernos de dos a?os cuando se establece en la ley un mandato de cuatro a?os, no son los mejores ejemplos de la regularidad y del buen funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas. Aunque es preciso anotar el acuerdo que han logrado los partidos pol¨ªticos, aqu¨ª en Andaluc¨ªa, en la buena direcci¨®n, porque se requieren compromisos pol¨ªticos de todos adem¨¢s de modificaciones legales que garanticen que estos comportamientos de transfuguismo no se vuelven a producir.
Se han propuesto medidas que no han sido atendidas por el Gobierno de la naci¨®n, en manos del PP. Si no se quiere abordar la elecci¨®n directa de alcalde es posible dificultar las mociones de censura en el primer y ¨²ltimo a?o del mandato local, la creaci¨®n de la figura del concejal no adscrito y formas diversas que pueden disuadir espect¨¢culos tan poco edificantes como Marbella o Madrid. La implicaci¨®n m¨¢s determinada y comprometida de los Ministerios del Interior y Justicia y de otros poderes del Estado como la Fiscal¨ªa y el poder judicial es obligada para poner coto a la situaci¨®n de Marbella. Por contra, la desaparici¨®n de expedientes judiciales que afectaban al se?or Gil y su posterior archivo es terriblemente desalentador.
Los partidos pol¨ªticos andaluces requieren un incremento de todo tipo de medidas en la buena direcci¨®n. Todos los responsables pol¨ªticos nos debemos sentir en la obligaci¨®n de promover iniciativas que prestigien el ejercicio de la pol¨ªtica, manteniendo el sentido com¨²n, el respeto a la autonom¨ªa constitucional de las corporaciones locales y la necesidad de que la Justicia entre en algunos asuntos municipales con mayor celeridad. Y todos debemos buscar mecanismos eficaces que persigan el transfuguismo de manera radical y eficaz. Estas pr¨¢cticas son un ejemplo negativo que no se merecen la inmensa mayor¨ªa de las m¨¢s de diez mil corporaciones locales de nuestro pa¨ªs.
Si seguimos esta deriva escandalosa donde cualquiera encuentra argumentos para justificar su deshonestidad personal estaremos preparando el terreno para qui¨¦nes creen, sin dobleces, que la pol¨ªtica es un ejercicio de osad¨ªa, con un mandato de cuatro a?os iniciales para ejercer la rapi?a burlando los controles legales.
Alfonso Perales Pizarro es consejero de Gobernaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa.
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