Alucine de barrio
Estamos a punto de alcanzar en Espa?a una cifra m¨ªtica jam¨¢s obtenida por televisi¨®n p¨²blica alguna: El d¨¦ficit, que se dispara d¨ªa a d¨ªa sin importar el partido en el poder que la manipule (perd¨®n, la gestione), est¨¢ acerc¨¢ndose al BILL?N de las antiguas pesetas (1.000.000.000.000). Y aqu¨ª no pasa nada. A lo mejor es que con la entrada del euro parece menos. Lo cierto es que nadie intenta detener tama?o derroche en una televisi¨®n p¨²blica en la que predominan la casposidad, el cutrer¨ªo y la manipulaci¨®n m¨¢s abominable. S¨ª, ya s¨¦ que con s¨®lo apagarla se acaba el problema. Pero miren ustedes, no. Porque lo m¨¢s probable es que ese d¨¦ficit lo paguemos tarde o temprano los ciudadanos de a pie, entre los que casualmente me encuentro y, por ah¨ª, ya comienzan a palparme las g¨®nadas.
Pongamos un ejemplo: Entre la variada y horrorosa programaci¨®n que tenemos la desgracia de sufrir existe un espacio semanal denominado Cine de barrio en el que el presentador coloca una pel¨ªcula (mejor cuanto m¨¢s cochambrosa), lleva unos invitados o amiguetes m¨¢s o menos relacionados con la misma y se lo pasan en grande coment¨¢ndola y cantando tonadillas. El resultado es un insulto para el televidente y desolador para un presentador al que (seg¨²n la prensa) se le ha rebajado el sueldo por programa de 18 a 12 millones de pesetas. Pobrecillo. ?Cu¨¢nto cobra entonces el hombre del tiempo, el presentador de Operaci¨®n Triunfo o las "monas" de los programas rosas?
Sin dudar de la profesionalidad de todos ellos, la conclusi¨®n es que cualquier rostro que salga en la tele recibe unos emolumentos desmesurados que pagamos todos. Y, sin embargo, callamos. De vez en cuando alg¨²n diario publica algo sobre el d¨¦ficit, sin m¨¢s trascendencia. Y as¨ª vamos mientras crece y crece...
Como curiosidad, me encantar¨ªa, puesto que TVE funciona con dinero p¨²blico, conocer qu¨¦ sueldos tienen las personas que trabajan en el ente. Quiz¨¢ tenga derecho a dicha informaci¨®n, as¨ª como tambi¨¦n a los criterios de selecci¨®n exigidos para colarse y convertirse en un privilegiado. Desde aqu¨ª, me ofrezco graciosamente por si quedara o quedase alg¨²n puestecillo vacante, aunque sea para barrer decorados o colocar papel higi¨¦nico en los servicios. O, mejor a¨²n, que desaparezca este alucine de tele y concluya la sangr¨ªa que, veremos c¨®mo, tarde o temprano, nos va a afectar. Avisados estamos.
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