Fuego cruzado en la cumbre de la OMC
Los reproches entre la UE, EE UU y los pa¨ªses pobres sobre las ayudas agr¨ªcolas amenazan la reuni¨®n de Canc¨²n a una semana de su inicio
El tema agr¨ªcola coronar¨¢ la cumbre de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) de Canc¨²n o la hundir¨¢. Los pa¨ªses pobres y en v¨ªas de desarrollo no quieren tratar ning¨²n otro tema, como el de un mayor acceso a los mercados o la protecci¨®n de las inversiones, si no hay avances en el desmantelamiento de las barreras y subsidios en la UE y EE UU. Para los Estados cuyos ingresos dependen mucho de las exportaciones agr¨ªcolas, ni siquiera el reciente acuerdo sobre patentes medicinales mengua las dificultades que habr¨¢ para alcanzar el consenso.
Entre las potencias comerciales hay, adem¨¢s, una fricci¨®n constante, puesto que desde el sonado fracaso de Seattle, existe en Bruselas la certeza de que Washington intenta desviar las cr¨ªticas de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo hacia la pol¨ªtica agraria europea. "La opini¨®n p¨²blica cree que la agricultura comunitaria es la m¨¢s protegida del planeta. Mientras que el presupuesto p¨²blico total destinado a la agricultura de Europa es de 55.000 millones de d¨®lares anuales, EE UU gasta el doble", explicaba un miembro de la delegaci¨®n de la UE ante la OMC. "Y frente a los siete millones de agricultores que hay en la Uni¨®n, s¨®lo hay dos millones en EE UU", a?ade.
El presupuesto de la UE en subsidios agr¨ªcolas es de 55.000 millones, y el de EE UU, de 76.000 millones
En estos datos ha insistido mil y una veces el comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, para arremeter contra el discurso de Washington, "que siempre intenta parecer el bloque m¨¢s liberal ante la OMC", seg¨²n fuentes agr¨ªcolas espa?olas. El problema, seg¨²n estas fuentes, es que mientras es m¨¢s f¨¢cil controlar las ayudas europeas a la agricultura, lejos est¨¢ de serlo en el caso estadounidense, donde cada uno de los Estados puede poner en marcha su propia pol¨ªtica agraria sin dar cuentas a nadie.
Bruselas, desde hace ya tiempo, ha intentado desentra?ar y mostrar el sistema de ayudas de EE UU para dejar de ser la cara culpable de las pol¨ªticas de subvenciones agr¨ªcolas que tanto distorsionan el comercio, seg¨²n los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. En 2002, la UE logr¨® su prop¨®sito, pero no por su m¨¦rito, sino por el propio de la Administraci¨®n Bush. El 13 de mayo del a?o pasado, el presidente Bush firm¨® la llamada Farm Bill (en vigor hasta 2006), que aument¨® en un 70% las ayudas agr¨ªcolas, en unos 20.000 millones.
Cr¨ªticas contra Washington
Las cr¨ªticas contra este incremento de las ayudas agrarias estadounidenses arreciaron desde los cuatro puntos cardinales. El grupo de Cairns (que re¨²ne a 17 grandes exportadores agr¨ªcolas como Australia, Canad¨¢, Argentina, Brasil o Nueva Zelanda) acus¨® a Washington de "hip¨®crita" por defender en los foros internacionales la reducci¨®n del apoyo al sector mientras incrementa el presupuesto para ayudas en el interior. El economista Jeff Schott, del Instituto para la Econom¨ªa Internacional calific¨® la Farm Bill como "un duro golpe a la liberalizaci¨®n del comercio".
Al margen del tema agr¨ªcola, los roces entre Bruselas y Washington se agravaron tras la guerra del acero. A principios de 2002, EE UU impuso, de manera unilateral, tarifas de hasta un 30% a las importaciones de acero por tres a?os, arguyendo que otros pa¨ªses exportaban acero por debajo del precio de producci¨®n, lo cual da?a la industria local. Pero el argumento es disputado por la UE, Jap¨®n, Brasil, y otros pa¨ªses productores de acero, que aseguraron que sus empresas son m¨¢s eficientes que las estadounidenses. ?sta fue, probablemente, la primera se?al de por d¨®nde iban los tiros de la pol¨ªtica comercial de Bush.
Mientras la UE y EE UU se enzarzaron en esta batalla, los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y los m¨¢s pobres, apoyados por las ONG y la opini¨®n p¨²blica, intensificaron sus demandas ante la OMC presentando casos concretos donde se demuestra c¨®mo las ayudas a la producci¨®n y las exportaciones los perjudican. La ONG Oxfam realiz¨® estudios sobre dos ejemplos claros de la distorsi¨®n que producen las ayudas: el del mercado del az¨²car y el del algod¨®n.
"Los precios del algod¨®n en el mercado internacional han ca¨ªdo a la mitad desde mediados de los a?os noventa por culpa de los subsidios de Washington a sus productores, b¨¢sicamente grandes plantaciones. En el ejercicio 2001-2002, 25.000 productores de algod¨®n estadounidenses recibieron 3.900 millones de d¨®lares en subsidios, lo que supone un gasto medio anual por agricultor de 150.000 d¨®lares", explica la ONG. "Una gran plantaci¨®n de Arkansas, la US Tyler Farms, recibi¨® en 2001 casi seis millones de d¨®lares en subsidios, lo que equivale al promedio de ingresos de 25.000 granjeros de Mali. Los subsidios garantizan a los granjeros estadounidenses recibir un precio por el algod¨®n un 73% por encima del precio existente en el mercado mundial", a?ade.
"Estas pr¨¢cticas comerciales han aumentado artificialmente el nivel de producci¨®n de algod¨®n de EE UU, estimulando sus exportaciones y reduciendo el precio en el mercado. Los subsidios causan una crisis social y econ¨®mica grave en ?frica, donde 10 millones de personas dependen de la cosecha de algod¨®n. Las consecuencias son graves en pa¨ªses como Ben¨ªn, donde el algod¨®n supone el 70% de sus exportaciones", explica Oxfam.
Pero si este palo es para EE UU, el caso del az¨²car no es menos grave e involucra a Bruselas. "La UE importa cerca de 1,6 millones de toneladas de az¨²car sin refinar de sus ex colonias del Caribe, ?frica y Pac¨ªfico (pa¨ªses ACP), pagando cerca de 620 d¨®lares por tonelada. El problema es que ese producto es refinado y luego reexportado a otros mercados a menos de 200 d¨®lares la tonelada. A ese volumen se suman 3,6 millones de toneladas de producci¨®n interna que la UE exporta tambi¨¦n con subsidios, sumando unos 5,2 millones de toneladas que disputan terceros mercados de forma desleal y provocan el desplome de los precios. Estos subsidios no est¨¢n incluidos en el compromiso de reducci¨®n suscrito por la UE", explica un miembro de la delegaci¨®n brasile?a ante la OMC. "Por ello, demandamos a la UE ante la OMC, como hicimos en el caso del algod¨®n contra EE UU", a?ade.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.