Empezar con buen pie
?Qu¨¦ puede hacer un hamp¨®n de tres al cuarto si, pillado en falta por su jefe, a quien debe un dinero que jam¨¢s podr¨¢ devolverle, se le sugiere, es un decir, que se encargue de la educaci¨®n criminal de un sobrino tarambana del mismo mandam¨¢s al que est¨¢ ligado de por vida? Tal es el arranque de esta vigorosa, bien resuelta, efectiva y sorprendente ¨®pera prima de Juan Mart¨ªnez Moreno, director de cortometrajes y ex ayudante de direcci¨®n que demuestra que lo que ha visto y ayudado a construir no ha sido en balde.
Demuestra el director un pulso sostenido para mantener siempre la fundamental dial¨¦ctica entre acci¨®n y carcajada, un gui¨®n trabajado hasta la extenuaci¨®n -bien que, en ocasiones, abuse del recurso facil¨®n de dejar escapar a sus atribulados, negados protagonistas de las m¨¢s terribles encerronas-, as¨ª como para manejar constantes vueltas de tuerca impensables (como habr¨¢ adivinado el lector, aqu¨ª nadie es quien parece ser... bueno, s¨ª, los protagonistas masculinos: simples como la tabla del uno, aunque con una gracia desbordante). Lo ayuda, y c¨®mo, un elenco de actores sencillamente inmejorable, que le permite bordar una comedia criminal que rinde tributo a la mejor tradici¨®n hispana del g¨¦nero, las pel¨ªculas de caspa e ineficaces muertos de hambre metidos en mil l¨ªos.
DOS TIPOS DUROS
Direcci¨®n: Juan Mart¨ªnez Moreno. Int¨¦rpretes: Antonio Resines, Jordi Vilches, Elena Anaya, Rosa Mar¨ªa Sard¨¤, Joan Crosas, Fele Mart¨ªnez, Manuel Alexandre. G¨¦nero: comedia criminal, Espa?a, 2003. Duraci¨®n: 99 minutos.
Recorrida por un irreverente humor no exento de cr¨ªtica, un sano gamberrismo que se r¨ªe del santo y de su sombra, y un par de actorazos en estado de gracia, uno de ellos, el mejor Resines -y ya es decir- que recordamos en tiempos, y un felizmente recuperado Jordi Vilches -atenci¨®n a su desopilante numerito de travestismo-, por no hablar de lo mejor que siempre ha tenido el cine espa?ol, los extraordinarios secundarios, Dos tipos duros resulta tambi¨¦n un buen ejercicio de estilo, una caja de sorpresas continuas, un irreverente buceo en un mundo criminal que est¨¢ ah¨ª mismo, tan cerca que sus protagonistas se confunden con honestos hombres de empresa. Como en la vida misma.
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