Sobran razones para la ilusi¨®n
Entonando el estribillo de moda, ¨¦se de "no me llames iluso porque tenga una ilusi¨®n", la selecci¨®n espa?ola se ha plantado en Suecia con objetivos de gran alcance y bajo la atenta mirada de los aficionados, sabedores de que estos chicos merecen ocupar al menos durante diez d¨ªas el primer plano de la actualidad.
En este recorrido de cuatro a?os que nos debe llevar desde el batacazo de los Juegos Ol¨ªmpicos de Sidney hasta la factible y definitiva gloria en los de Atenas, el verano pr¨®ximo, a Gasol y compa?¨ªa se les presenta una gran oportunidad de completar su aprendizaje con vistas a la cita griega.
En el Campeonato de Europa de Turqu¨ªa 2001 se llevaron una medalla de bronce y, lo que es m¨¢s importante, lograron recuperar la ilusi¨®n y la autoestima del jugador espa?ol, fagocitado por los clubes multinacionales y sepultado por el aluvi¨®n de los no seleccionables.
Un a?o despu¨¦s vivieron la siempre educativa sensaci¨®n de sentirse fatal al dejar pasar en la Copa del Mundo una oportunidad extraordinaria. La experiencia americana, la todav¨ªa dolorosa derrota ante Alemania, tiene que haber servido para hacer madurar a¨²n m¨¢s a un colectivo que crece a ojos vista. Su reacci¨®n con la hist¨®rica victoria ante la insufrible pandilla de egos estadounidenses y el comportamiento durante la pasada temporada de Navarro, Felipe Reyes, Calder¨®n, Grimau, Garbajosa o Gasol no hace sino confirmar que estamos ante un grupo que dista mucho de haberse estancado.
Si esto ya no fuese suficiente para despertar los sue?os de jugadores y aficionados, otras dos circunstancias vienen en auxilio de los m¨¢s esc¨¦pticos. Una surge del propio equipo y se llama Herreros. Cierto que el tiempo pasa, pero Alberto viene a tapar una laguna t¨¦cnica de vital importancia: el gran tirador. La puesta en escena de esta talentosa generaci¨®n en la selecci¨®n coincidi¨® con su retirada voluntaria y, ciertamente, se not¨® su falta tanto en Turqu¨ªa como en Indian¨¢polis. Herreros compensa y mejora la plantilla, a la que s¨®lo le falta que se recuperen Ra¨²l L¨®pez y Due?as para poner en liza toda la cera que arde hoy en d¨ªa en el baloncesto espa?ol. La segunda llega del mundo exterior: no hay ninguna selecci¨®n superior a la de Espa?a. Lo era la de Serbia, m¨¢s por t¨ªtulos que por juego, pero se ha dejado en casa buena parte de lo mejor que tiene.
La selecci¨®n ha mejorado en cantidad y calidad, el rival m¨¢s temido llega en peores condiciones, no hay factor cancha que influya y todos parecen estar en buena condici¨®n f¨ªsica. A la espera de los acontecimientos, hay razones sobradas para la ilusi¨®n.
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