El olvido de la historia
Este verano he estado en el cabo de Trafalgar, en C¨¢diz. Me interesa la historia y soy aficionado a la historia naval. Adem¨¢s de mi curiosidad por conocer la zona y disfrutar de sus playas, acud¨ª a Trafalgar con el eco de una de las batallas navales m¨¢s decisivas y relevantes de los ¨²ltimos dos siglos, la que all¨ª se desarroll¨® en octubre de 1805. Una batalla en la que Espa?a estuvo directamente involucrada y que marc¨® buena parte de nuestra atribulada relaci¨®n con la Francia de Napole¨®n. Una batalla que decidi¨® la historia europea durante el siglo XIX bajo la hegemonia de la Armada brit¨¢nica, alumbrada -ya de manera inequ¨ªvoca- precisamente en esa batalla frente a las costas espa?olas.
En ella muri¨® probablemente el marino m¨¢s admirado de todos los tiempos, el brit¨¢nico Horatio Nelson. Y tambi¨¦n perecieron, con gran dignidad y en medio de la incompetencia del mando franc¨¦s, los mejores oficiales de la Armada espa?ola de aquel momento: Churruca, Gravina y Alcal¨¢ Galiano, junto a un millar de marinos espa?oles m¨¢s.
El listado de buques de guerra que combatieron frente al cabo de Trafalgar ocupa un lugar privilegiado en los sue?os de los museos navales y de los maquetistas de todo el mundo. Uno de esos barcos, el buque insignia de Nelson, el Victory, est¨¢ fondeado hoy -?dos siglos despu¨¦s!- en el puerto brit¨¢nico de Portsmouth.
Recorr¨ª aquel bello paraje, me entretuve viendo la enhiesta silueta del bonito faro de Trafalgar. Buscaba alguna referencia, alg¨²n recordatorio, quiz¨¢s un monumento o una l¨¢pida conmemorativa. Busqu¨¦ y no vi nada. ?No hay nada! Me parece incre¨ªble.
Quiz¨¢s durante dos siglos las autoridades, los acad¨¦micos, no s¨¦ qui¨¦n, han pensado que el recordatorio de una derrota es inadecuado. Pienso yo, sin embargo, que es mucho m¨¢s justo recordar ciertas derrotas que muchas de las victorias que salpican nuestro paisaje. As¨ª se me qued¨® la cara cuando bajaba del promontorio sobre el que se levanta el faro de Trafalgar: con cara de paisaje.
Pero, en fin, por qu¨¦ deb¨ªa esperar otra cosa: a fin de cuentas en C¨¢diz -una de las ciudades desde las que se podr¨ªa escribir una parte de la historia de la navegaci¨®n- simplemente no hay un museo naval. ?Esto es desmemoria o es Alzheimer? ?Nuestra relaci¨®n con nuestro propio pasado es una enfermedad? Los seres humanos sin pasado no lo son. ?Y los pa¨ªses? ?Pueden existir sin recordar, aunque sea discretamente, su pasado? ?Hay victorias sin derrotas? ?Hay futuro sin pasado?
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