Bienes p¨²blicos y ciudadan¨ªa: ?c¨®mo dar el salto?
Hace 500 a?os un gran debate conmocion¨® a Europa cuando los Estados feudales pasaron a ser parte de Estados naciones y fue necesario establecer ciertas reglas: s¨®lo el Estado podr¨ªa acu?ar monedas, estar a cargo de las relaciones exteriores y tener una pol¨ªtica de defensa. Aquello fue un cambio mayor, un salto hist¨®rico. Y luego vino la revoluci¨®n industrial y oblig¨® al mundo a repensarlo todo, a ver crecer las ciudades, a recibir el impacto del ferrocarril, a conocer de profundos cambios econ¨®micos y sociales.
Cuando hoy la globalizaci¨®n comienza a cruzar las esferas de la pol¨ªtica, de la econom¨ªa, de la sociedad y de la cultura, cuando esa realidad nos convoca a caminar por el siglo XXI con instituciones adecuadas y no s¨®lo con aqu¨¦llas gestadas hace m¨¢s de cinco d¨¦cadas, uno tiene la impresi¨®n de que estamos en el inicio de un ciclo mayor, donde las normas deben ser otras.
Si en esos grandes saltos lo esencial estuvo en entender los nuevos escenarios hist¨®ricos y se crearon normas para vivir en ellos, ?qu¨¦ pasa hoy ante la realidad global? ?Vamos a tener normas y reglas por las cuales la relaci¨®n entre los pa¨ªses como entre las entidades econ¨®micas y entre las personas fluya con dinamismo de futuro? ?O seguir¨¢ todo como es en la actualidad? ?Vamos a tener pol¨ªticas para incrementar los llamados bienes p¨²blicos globales como el medio ambiente, la justicia internacional, los derechos humanos, la lucha contra las epidemias mundiales, la diversidad cultural, el conocimiento humano, el uso de los bienes comunes? ?Cu¨¢nto se podr¨¢ avanzar en normas que regulen las transacciones econ¨®micas internacionales, la macroeconom¨ªa mundial y la estabilidad financiera?
Creo que ha llegado el momento de asumir estas materias de otro modo. Ser¨¢ necesario hacer una distinci¨®n entre quienes creen que la globalizaci¨®n inyecta mayor crecimiento y quienes piensan que la globalizaci¨®n est¨¢ en su contra. Es posible abrir espacio a una tercera v¨ªa para esas grandes tareas. Soy de los que creen que la globalizaci¨®n es una realidad y ella deber¨ªa expandirse a favor de las grandes mayor¨ªas, bajo la l¨®gica de una dimensi¨®n ciudadana global. La clave est¨¢ en definir conceptos centrales y ¨¢reas prioritarias para la acci¨®n, y por eso nos parece pertinente entregar nuestra mirada desde el Sur.
Seg¨²n dijo la CEPAL el a?o pasado, las deficiencias que muestra el proceso actual de globalizaci¨®n han dejado en evidencia la necesidad de trabajar hacia tres objetivos clave:
- Garantizar un suministro adecuado de bienes p¨²blicos globales.
- Construir un sistema mundial basado en los derechos humanos; es decir, ciudadan¨ªa global.
- Superar gradualmente las asimetr¨ªas que han caracterizado el sistema econ¨®mico mundial.
El primero de ellos hace hincapi¨¦ en las nuevas formas que cabe dar a la administraci¨®n de la interdependencia entre las naciones y en los actores que deben participar en ello. Los otros dos se centran en la equidad, dando a la equidad entre los ciudadanos y a la equidad entre las naciones igual nivel de importancia. Pero a todos, de una u otra forma, los cruza la necesidad de asumir un concepto de pol¨ªticas p¨²blicas que nos convoca a dos tareas clave: a) qui¨¦nes y d¨®nde definen las pol¨ªticas p¨²blicas, y b) qui¨¦nes y d¨®nde las ejecutan.
Con la globalizaci¨®n muchos dirigieron su mirada hacia el mercado pensando que pod¨ªa ser el gran ordenador. Depender s¨®lo del mercado y no de las pol¨ªticas p¨²blicas significa depender exclusivamente de avatares propios de una sociedad de consumo. Lo que queremos es una sociedad democr¨¢tica donde las pol¨ªticas p¨²blicas sean definidas por los ciudadanos. Por ello, la profundizaci¨®n de la democracia y de sus instituciones es esencial para dar sustento a esas decisiones. Y si ello es v¨¢lido y determinante en el plano nacional, lo es a¨²n mucho m¨¢s en el ¨¢mbito internacional cuando la globalizaci¨®n se expande.
?ste es un tema que desaf¨ªa a la llamada "tercera v¨ªa". En el pasado, cuando se dec¨ªa "estos bienes van a ser p¨²blicos" y se pensaba en entregar educaci¨®n, salud o vivienda, no hab¨ªa duda sobre c¨®mo hacerlo. Estaba el ministerio respectivo para cumplir la tarea, y si no, se le creaba. El Estado hac¨ªa lo suyo y, por cierto, crec¨ªa. Hoy sabemos que algunos de estos servicios o bienes p¨²blicos pueden ser entregados mediante una respuesta desde el mercado o con la ayuda del sector privado. No es eso lo que hace la diferencia. La diferencia est¨¢ en qui¨¦n toma la determinaci¨®n, c¨®mo la define y cu¨¢les son las metas hacia las que se camina. Es all¨ª donde la dimensi¨®n de la ciudadan¨ªa participante, en sus expresiones nacionales e internacionales, cobra toda su fuerza.
Lo anterior nos lleva a tener otra mirada para concebir el desarrollo. No es s¨®lo el crecimiento econ¨®mico, ni es s¨®lo la llegada de capitales externos lo que asegura el desarrollo. Hay que colocar nuevas imaginaciones ante los mapas emergentes. Y ah¨ª es donde entran las pol¨ªticas p¨²blicas en ¨¢reas como las siguientes:
- En lo que se refiere a fondos para el desarrollo, c¨®mo podemos incorporar fondos privados en sectores que tradicionalmente han sido dominios de la acci¨®n p¨²blica: educaci¨®n, infraestructura, salud e incluso en el sistema carcelario.
- C¨®mo podemos definir ¨¢reas en las cuales realizar, a escala global, procesos similares a las enormes transferencias de fondos hechas por el Gobierno Federal de Estados Unidos a sus gobiernos estatales con el fin de tener una red de infraestructura, o lo que se ha hecho en el proceso de integraci¨®n europea.
- C¨®mo podemos lograr un uso m¨¢s ordenado de parte de los pa¨ªses desarrollados -m¨¢s all¨¢ de una mera transferencia de recursos- de los subsidios entregados para actividades espec¨ªficas, especialmente en el ¨¢rea de la agricultura, y que hacen la competencia tan dif¨ªcil para los pa¨ªses en desarrollo. La globalizaci¨®n debe tener reglas iguales para todos y ofrecer posibilidades de competitividad para todos. Y, hasta ahora, no ha sido as¨ª.
- C¨®mo, en suma, asumimos que es esencial regular la globalizaci¨®n, porque es dif¨ªcil mantener situaciones como la actual, en la cual no existen normas reguladoras o las que existen tienen su origen en definiciones adoptadas por un n¨²mero limitado de pa¨ªses.
Los organismos financieros, aquellos gestados en Bretton Woods, deben presentar al mundo una agenda de reforma financiera que puede ser ampliada en, al menos, dos sentidos. Por una parte, ir m¨¢s all¨¢ de la prevenci¨®n y resoluci¨®n financiera, asumiendo pol¨ªticas especiales para los pa¨ªses m¨¢s pobres y peque?os. Por otra, deber¨ªa crearse un sistema en el cual no s¨®lo se define el papel de las instituciones financieras mundiales, sino tambi¨¦n el de las entidades regionales, y donde queden claras aquellas ¨¢reas que permanecer¨¢n en el ¨¢mbito de la autonom¨ªa nacional.
Hay que enfatizar el papel de los bancos multilaterales de desarrollo en el financiamiento de las redes de seguridad social durante las crisis. La experiencia concreta en nuestro entorno nos dice que algo est¨¢ mal cuando se aplican criterios diversos si las crisis son en el Norte o en el Sur. Las condiciones que se imponen a los pa¨ªses en desarrollo generalmente son proc¨ªclicas, no antic¨ªclicas. Pero ¨¦sta no es la receta que est¨¢n llevando a cabo los europeos ni los estadounidenses. Ellos est¨¢n aplicando recetas antic¨ªclicas, est¨¢n reduciendo impuestos. Si ellos creen que ¨¦sa es la receta adecuada, ?en qu¨¦ se fundamenta la aplicaci¨®n de otras pol¨ªticas en los pa¨ªses del Sur? Esas pol¨ªticas proc¨ªclicas agregan m¨¢s da?o al da?o, en vez de soluciones a la crisis.
Hay pa¨ªses que a¨²n necesitan ayuda para salir del subdesarrollo, otros necesitamos un comercio justo donde podamos competir para crecer m¨¢s. Hay pa¨ªses con poderes especiales para conducir el mundo, seg¨²n fue su victoria en 1945. Otros han emergido con el peso y el desarrollo para ser voces tambi¨¦n influyentes en el escenario mundial.
Los cambios son ineludibles para crear nuevas formas de pol¨ªticas p¨²blicas nacionales y globales, en las cuales el centro del sistema sea el ser humano. Si la globalidad no tiene cohesi¨®n social, est¨¢ sembrando el camino del siglo XXI de minas explosivas que nadie sabe cu¨¢ndo pueden explotar y c¨®mo pueden encadenarse unas con otras. Tenemos que ir por otra v¨ªa, donde la equidad marque el rumbo.
Ricardo Lagos es presidente de Chile.
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