El aceite de oliva no es una balsa

SOS (Koipe-Carbonell) y Aceites del Sur (Coosur-La Espa?ola) han protagonizado un enfrentamiento en relaci¨®n con la calidad y la pol¨ªtica de ventas en el sector aceitero. La realidad es que, m¨¢s all¨¢ de una guerra entre dos grupos, hay un sector a tortas por la batalla de precios bajos que hay en el mercado.

El propio sector reclama a la Administraci¨®n control sobre ventas a p¨¦rdidas de la distribuci¨®n y la calidad de algunos aceites baratos

La mediana industria afronta una situaci¨®n dif¨ªcil al no poder aplicar a los precios finales la fuerte subida de los precios en origen

Las guerras en el aceite de oliva no son de hoy. Vienen de lejos. La industria del aceite de oliva no ha sido nunca un camino de rosas, sino una actividad con una fuerte competencia, escasos m¨¢rgenes comerciales y dominada en su mayor parte por empresarios a la vieja usanza. En medio de esas dificultades y recelos,el sector se manten¨ªa en una l¨ªnea de normalidad con multinacionales en los puestos de liderazgo que amenazaban con hacerse con el control de la industria y pero con un pelot¨®n de segunda fila de empresas nacionales como Borges-Pont, Migasa. Ybarra, Toledo o diferentes grupos cooperativos como Hojiblanca, Oleoestepa o Cordoliva. Estas firmas hicieron frente y ganaron la batalla a los grupos exteriores como Eridania, Frahuil o Unilever que acabaron por tirar la toalla y abandonar el sector.

Sin embargo, esta situaci¨®n cambi¨® radicalmente el a?o pasado, meses despu¨¦s de la compra de Koipe-Carbonell por el grupo espa?ol Sos Cu¨¦tara con J¨¦sus Salazar como presidente y basado en un fuerte endeudamiento. Frente al mercado anterior, el nuevo grupo puso en marcha una nueva estrategia en el sector cifrada en una pol¨ªtica de precios estables al consumidor durante toda la campa?a. Esta estrategia se inici¨® fijando un precio elevado para su marca l¨ªder Carbonell, 2,59 euros litro, para el aceite de oliva (mezcla de virgen y refinado). Por otra parte, el grupo potenci¨® las ventas de marca blanca o de la distribuci¨®n de un aceite de oliva similar a precios m¨ªnimos, en el entorno de 1,70 euros litro pasando casi de cero a suponer m¨¢s del 14% de todas sus ventas. Esta pol¨ªtica del grupo l¨ªder se ha traducido en el mantenimiento de las ventas con un importante beneficio en su marca Carbonell, mientras el precio a la baja de su marca blanca se ha convertido tambi¨¦n en una cotizaci¨®n de referencia para el resto de los aceites del mercado. Para el grupo, esta estrategia supone, no solamente aumentar ventas, sino limitar las posibilidades de operar en el mercado a precios a la baja al resto de las industrias que ven en la pol¨ªtica de Koipe una amenaza para su propio futuro. En contra de la pol¨ªtica anterior, el presidente del grupo SOS, Jes¨²s Ignacio Salazar, se?alaba gr¨¢ficamente su intenci¨®n de disparar a todo lo que volase en referencia directa que iba a intentar estar en todos los segmentos del mercado del aceite.

Batalla en los lineales

Para las empresas aceiteras, la estrategia del grupo SOS es posible porque en su opini¨®n, parte del beneficio elevado que logran con la marca l¨ªder Carbonell lo trasladan para compensar los bajos precios a que venden sus marcas blancas, algo que no pueden hacer los dem¨¢s grupos. Las denuncias del sector van a¨²n m¨¢s lejos acusando a Salazar de pactar acuerdos de exclusividad con la gran distribuci¨®n apoyado adem¨¢s en el peso de otras marcas suyas como Sos y Cu¨¦tera . Estas acusaciones son rechazadas radicamente desde el grupo l¨ªder, donde se considera que en todos los casos, sus aceites se venden en la distribuci¨®n con beneficio.La distribuci¨®n rechaza a su vez la existencia de precios de venta por debajo de coste.

La entrada de lleno del grupo l¨ªder en el segmento de los aceites baratos o marcas blancas ha supuesto un fuerte crecimiento de la venta de la marca de distribuci¨®n que ya supone casi el 40% de todas las ventas.

A la estrategia impulsada por el grupo Koipe en relaci¨®n con la marca blanca con la venta de aceites a bajos precios, algo que ya hac¨ªan tambien otras empresas, aunque con menos potencial, se ha unido igualmente la pol¨ªtica de la gran distribuci¨®n, desde las tiendas de superdescuento a los hipermercados y supermercados. El aceite ha sido y se mantiene como producto reclamo. En consecuencia, nadie quiere perder esa condici¨®n y todos los grupos se hallan inmersos en una carrera por ver qui¨¦n tiene el aceite m¨¢s barato sin tener en cuenta el comportamiento de los precios en origen. Esta campa?a, la batalla en el sector del aceite de oliva es mucho m¨¢s dura que en el pasado. A la pol¨ªtica de precios estables marcada por el grupo Koipe, algo que beneficia al consumidor y al ¨ªndice de los precios al consumo (IPC), se ha unido una subida superior al 50% de los precios del aceite en origen.Todo ello se est¨¢ traduciendo en una delicada situaci¨®n para las medianas industrias ante la imposibilidad de operar a los bajos precios que aplica la distribuci¨®n.

Ante esta coyuntura, algunas empresas se?alan su decisi¨®n de renunciar a vender y perder cuota de mercado antes de hacerlo con p¨¦rdidas. En este clima, ante la existencia de aceites baratos, surgen dudas sobre la calidad de algunos aceites y las empresas se vigilan en los laboratorios bajo sospechas de fraudes.