"Ser el 'n¨²mero uno' es tocar el cielo"
Un entrenamiento exhaustivo en el verano y una semana de vacaciones con su novia, en rasil, claves para la haza?a de Ferrero
"Me hizo llorar". A Israel Matos se le escaparon las l¨¢grimas en la noche del s¨¢bado. Solo, en la peque?a casa prefabricada de Villena (Alicante) que comparte con Juan Carlos Ferrero, este segoviano de 20 a?os, el n¨²mero 600 de la ATP, acababa de ver por televisi¨®n c¨®mo su mejor amigo se hab¨ªa proclamado n¨²mero uno del mundo. "Juan Carlos me llam¨® antes del partido contra [Andre] Agassi y me dijo que estaba muy cansado: 'Me va a tocar correr'. Y ya se ve lo que pas¨®", cuenta Matos. Lo que pas¨® fue que Ferrero, a sus 23 a?os, arrebat¨® el trono a la leyenda norteamericana. "Yo, que siempre hab¨ªa visto a Agassi como un gigante, lo vi chiquitito al lado suyo. Juan Carlos me volvi¨® a llamar despu¨¦s del partido y estaba en una nube. S¨®lo daba las gracias a todos", a?ade Matos, que recuerda que Ferrero "habr¨¢ callado la boca de muchos". De todos aqu¨¦llos que afirmaban que ser¨ªa s¨®lo un tenista de tierra batida. Se equivocaron.
"Para ¨¦l, es tocar el cielo", coment¨® ayer, desde Nueva York, su representante, David Serrahima, de International Management Group, quejoso por la escasa repercusi¨®n medi¨¢tica del ¨¦xito. "El chico est¨¢ un poco triste porque cuando gan¨® Roland Garros [en junio] le hicieron mucho m¨¢s caso". Su asalto al n¨²mero uno ha pillado a muchos por sorpresa. A todos aqu¨¦llos que no sab¨ªan c¨®mo lo hab¨ªa preparado.
Todo empez¨® en un t¨®rrido mediod¨ªa de junio. Bull¨ªa la tierra batida de las pistas de tenis de la academia de Villena, a 65 kil¨®metros de Alicante. La temperatura rozaba los 40 grados y las sombras se buscaban desesperadamente. Pero ah¨ª estaba ¨¦l, intercambiando golpes de gran intensidad ante uno de sus compa?eros y sparring ocasional. Detr¨¢s de ¨¦l, a un par de metros, su entrenador, Antonio Mart¨ªnez Cascales, protegido del sol por un sombrero, puliendo cada peque?o detalle. En el horizonte, aparte de los campos de trigo y los olivos, un gran est¨ªmulo: ser el n¨²mero uno. Nunca le faltaron las ganas de entrenarse. Ya lo advert¨ªa su primer preparador, Vicent Penad¨¦s, cuando Ferrero sustituy¨®, a los ocho a?os, el front¨®n por el tenis en su pueblo de Ontinyent, a 85 kil¨®metros de Valencia. "Nunca ten¨ªa bastante entrenamiento", recuerda Penad¨¦s. Y nunca le falt¨® fortaleza mental en la cancha, sobre todo desde que, a los 15 a?os, perdi¨® por un c¨¢ncer a su madre, Rosario Donat. "Eso me hizo m¨¢s duro. Tengo una gran capacidad de concentraci¨®n", reconoce Ferrero, que vive con naturalidad su condici¨®n de tenista excepcional; "siempre, en todas las categor¨ªas, he estado entre los mejores".
Muchas horas en las pistas y en el gimnasio. La preparaci¨®n estival fue exhaustiva. Para desengrasar, alg¨²n partidillo de f¨²tbol con sus compa?eros de la academia. Todo previsto para llegar plet¨®rico a Estados Unidos. "Se encuentra como nunca", augur¨® entonces Cascales, "joven, fresco, disciplinado en los entrenamientos y en la forma de vida". Hasta su peso, 74,5 kilos, dos m¨¢s de lo habitual, m¨¢s acorde con sus 1,83 metros de estatura. Y un v¨¢lvula de escape en la planificaci¨®n: entre el torneo de Montreal y el de Cincinnati, en los que estuvo discreto, se march¨® una semana de vacaciones a Brasil con su novia, Patricia Bonilla, modelo, estudiante de publicidad e hija de una familia de ginec¨®logos de Valencia.
En Nueva York, el campe¨®n ha estado arropado por su guardia pretoriana: la novia, el padre (Eduardo, el gen competitivo), el t¨¦cnico (gran consejero, dentro y fuera de la pista), el m¨¢nager (proveedor de todo lo que necesita), el preparador f¨ªsico, Miguel Maeso, y el m¨¦dico, ?ngel Cotorro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.