Irak y los chi¨ªes
El asesinato del ayatol¨¢ Al Hakim est¨¢ relacionado con el atentado contra la sede de la ONU en Bagdad, donde fue asesinado el enviado de Kofi Annan, Vieira de Mello: los terroristas quieren demostrar que Estados Unidos es incapaz de garantizar la seguridad en Irak y que nunca conseguir¨¢ hacer del pa¨ªs un ejemplo de democratizaci¨®n para Oriente Pr¨®ximo. Y de ah¨ª, el fracaso del objetivo estadounidense de crear una espiral de virtud despu¨¦s del final de las operaciones militares. El ataque a la ONU ha ocurrido en un momento en que Naciones Unidas hab¨ªa proclamado la creaci¨®n del Consejo provisional de gobierno, y cuando Estados Unidos hab¨ªa acercado de nuevo sus posiciones a las de distintos pa¨ªses, como Francia y Alemania, para la gesti¨®n de la posguerra.
En esos mismos d¨ªas, en Estados Unidos se hab¨ªan lanzado cr¨ªticas respecto a los costes materiales y humanos, cada vez m¨¢s altos, de una operaci¨®n con fines cada vez menos claros. La Casa Blanca vendi¨® la intervenci¨®n en Irak como la etapa fundamental en la guerra contra el terrorismo; la justificaci¨®n principal de la intervenci¨®n eran las "armas de destrucci¨®n masiva" en poder de Sadam Husein. Pero ahora Washington se enfrenta a la pol¨¦mica sobre las armas de destrucci¨®n que no aparecen, a las mentiras de Bush -y de Blair-, a atentados espectaculares que se multiplican: desde luego, la guerra contra el terrorismo no ha conseguido sus objetivos. Todo esto est¨¢ ligado a la pol¨ªtica electoral del presidente de Estados Unidos hasta el punto de que el calendario de los terroristas parece calcado del de las elecciones estadounidenses y Bush ya no tiene tiempo para cambiar de estrategia.
Quien haya cometido el atentado contra el l¨ªder de la comunidad chi¨ª de Nayaf aspiraba precisamente a esto: impedir cualquier posibilidad de soluci¨®n pol¨ªtica de las tensiones desencadenadas por la presencia de los estadounidenses. Al Hakim, a pesar de ser considerado un agente iran¨ª, nada m¨¢s volver a su patria desde Teher¨¢n, se convirti¨® enseguida en un interlocutor de la Administraci¨®n estadounidense. En efecto, desde hace a?os existe en la c¨²pula pol¨ªtica estadounidense una opci¨®n proscrita para equilibrar de nuevo el peso de esta minor¨ªa musulmana en Oriente Pr¨®ximo, y desde aqu¨ª modificar los equilibrios estrat¨¦gicos de las alianzas en el ¨¢rea del Golfo.
Desde el d¨ªa de San Valent¨ªn de hace 58 a?os, el 14 de febrero de 1945, cuando Roosevelt y el rey Ibn Saoud firmaron el matrimonio de compromiso entre la superpotencia estadounidense y la monarqu¨ªa petrol¨ªfera saud¨ª, la relaci¨®n siempre se ha mantenido firme, reforz¨¢ndose a¨²n m¨¢s despu¨¦s de la revoluci¨®n chi¨ª iran¨ª y el consiguiente aumento de la hostilidad antiestadounidense en el ¨¢rea. El pacto entre Estados Unidos y la dinast¨ªa wahab¨ª venci¨® despu¨¦s del 11 de septiembre de 2001: 15 de los 19 pilotos suicidas proced¨ªan de Arabia Saud¨ª. Ese d¨ªa entre los neoconservadores estadounidenses se abri¨® camino la idea de apostar por las comunidades chi¨ªes, tradicionalmente mejor educadas. La necesidad de encontrar nuevos aliados fiables frente a los sun¨ªes, rehenes ya de los extremistas, no ofrec¨ªa demasiado margen de maniobra: los chi¨ªes se han mantenido hist¨®ricamente al margen de las sociedades del Golfo; el proyecto consiste en conseguir que crezca la influencia de estas comunidades -empezando por la iraqu¨ª, para pasar despu¨¦s a Ir¨¢n- hasta llegar a la creaci¨®n de reg¨ªmenes que equilibren a los sun¨ªes en el control de los yacimientos petrol¨ªferos.
A favor de este proyecto est¨¢ el comportamiento de las comunidades chi¨ªes iraqu¨ªes: las im¨¢genes de las reuniones multitudinarias que han conmemorado en Kerbala al im¨¢n Hussein, el martirio primordial del chi¨ªsmo asesinado por el califa sun¨ª en 680 d. C. (1,5 millones de personas) son el contrapunto a las del peregrinaje a La Meca (que re¨²nen hasta dos millones de fieles) bajo control saud¨ª. Adem¨¢s, los neoconservadores estadounidenses, hacen hincapi¨¦ en las semejanzas entre la tradici¨®n jud¨ªa y la chi¨ª: en los dos casos se trata de poblaciones perseguidas que han conservado su propia dignidad y cohesi¨®n gracias precisamente a sus exponentes religiosos: los ayatol¨¢s y los rabinos, guardianes e int¨¦rpretes de los textos sagrados. Observando las manifestaciones de los chi¨ªes que enarbolaban las im¨¢genes de sus ayatol¨¢s, es f¨¢cil encontrar semejanzas con las manifestaciones de los jud¨ªos ultraortodoxos que alzaban al cielo otras figuras de negro: las de los rabinos m¨¢s carism¨¢ticos.
Estos paralelismos observados por los neoconservadores estadounidenses inquietan a los reg¨ªmenes y a los militantes del sunismo religioso: al atacar a Al Hakim tambi¨¦n se ha enviado a las comunidades religiosas el mensaje de que si no persiguen a la yihad contra los estadounidenses, pagar¨¢n un precio de sangre. Adem¨¢s, los atentados est¨¢n instigando el odio entre las poblaciones chi¨ª y sun¨ª. Las primeras investigaciones sobre el ataque de Nayaf llevan tras las huellas de los secuaces de Sadam y de los radicales isl¨¢micos llegados de pa¨ªses vecinos a echar una mano contra el ocupante y sus tradiciones proscritas. Basta con pensar que en un principio las ¨¢reas petrol¨ªferas saud¨ªes eran de mayor¨ªa chi¨ª, y que la monarqu¨ªa wahab¨ª de Riad redujo su influencia a trav¨¦s de una pol¨ªtica de emigraciones forzosas de sun¨ªes en las ¨¢reas chi¨ªes. En el emirato de Bahrein el 70% de la poblaci¨®n es chi¨ª y, sin embargo, la minor¨ªa sun¨ª la ha expulsado del poder neg¨¢ndole cualquier posibilidad de acceder a la riqueza del petr¨®leo. El atentado demuestra adem¨¢s que los estadounidenses, que quieren jugar la baza chi¨ª, no son, sin embargo, capaces de proteger a sus aliados.
Pero estas feroces provocaciones pueden dar el resultado contrario y llevar a los chi¨ªes a unirse, aunque la postura de Al Hakim fuese distinta de la de Muktada el Sadr, l¨ªder mucho m¨¢s integrista cuya influencia se extiende al barrio chi¨ª de Bagdad, la ex Sadam City, ahora apodada Sadr City. Por lo tanto, en Irak se aglutinan y act¨²an fuerzas que est¨¢n demostrando que el precio de la paz estadounidense es muy elevado y que est¨¢n muy dispuestas a oponerse al reconocimiento de la fuerza chi¨ª por parte de Washington y de la comunidad internacional.
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