Aznar y Chirac tratar¨¢n de acercar hoy posiciones sobre Irak y el futuro de Europa

Nunca, desde los ¨²ltimos a?os setenta, las pol¨ªticas internacionales de Espa?a y Francia hab¨ªan estado tan enfrentadas como ahora. El debate entre el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y el primer ministro franc¨¦s, Jean-Pierre Raffarin, celebrado la semana pasada en Cernobbio (Italia), dej¨® claro que las diferencias son dif¨ªcilmente reconciliables por lo que se refiere a Irak y m¨¢s a¨²n en el caso del futuro de la Uni¨®n Europea. Aznar recibe hoy, sin embargo, en Quintos de Mora (Toledo) al presidente Jacques Chirac con el objetivo de acercar posiciones.

La cita, calificada oficialmente de "informal", representa la devoluci¨®n de la visita que Aznar hizo poco antes del verano a Par¨ªs para almorzar, tambi¨¦n "informalmente", en el El¨ªseo.

El caso es que el encuentro coincide con una agenda internacional especialmente densa, incluso en el contexto agitado de los ¨²ltimos meses. Muchos temas de primer orden entran en fase decisoria: la nueva resoluci¨®n que George W. Bush quiere obtener del Consejo de Seguridad para dar cobertura al despliegue en Irak de una fuerza de la ONU bajo el mando de EE UU deber¨ªa estar lista para finales de mes; el Ecofin, el consejo de ministros econ¨®micos de la UE, llamado a decidir sobre el futuro del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, se celebra el pr¨®ximo s¨¢bado; el 4 de octubre comienza en Roma la Conferencia Intergubernamental (CIG) que para finales de a?o deber¨ªa dar forma definitiva a la Constituci¨®n Europea; la dimisi¨®n de Ab¨² Mazen, por ¨²ltimo, ha llevado la ca¨®tica situaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo a un abismo que cada minuto que pasa parece m¨¢s irrecuperable.

Fuentes francesas y espa?olas se muestran de acuerdo en que ¨¦sos son los temas que abordar¨¢n hoy Aznar y Chirac, aunque su entrevista tenga un cierto car¨¢cter preparatorio de la cumbre bilateral hispano-francesa que probablemente se celebre en Carcassonne, al norte de Perpignan, el 6 y 7 de noviembre. M¨¢s all¨¢ de alguna referencia al terrorismo, tema en el que la cooperaci¨®n sigue siendo satisfactoria, y quiz¨¢s al ITER, el proyecto del centro internacional de investigaci¨®n nuclear para el que tanto Espa?a como Francia se ofrecen como sede, no est¨¢ previsto que los dos l¨ªderes se ocupen de cuestiones bilaterales.

Posiciones definidas

Diplom¨¢ticos franceses y espa?oles comparten tambi¨¦n la opini¨®n de que las posiciones de sus respectivos Gobiernos sobre los temas enumerados est¨¢n muy definidas y son dif¨ªcilmente modificables.

Por lo que se refiere a la Constituci¨®n Europea, Chirac no admite que la CIG haga grandes cambios sobre el texto ya elaborado por la Convenci¨®n. Aznar, por el contrario, quiere cambios en dos temas relevantes: que se incluya en el pr¨®logo una menci¨®n al cristianismo como base de la civilizaci¨®n europea y que se mantenga la distribuci¨®n de votos en el Consejo pactada en Niza hace tres a?os. La Convenci¨®n modific¨® aquel equilibrio a favor de los pa¨ªses mayores. Se apunta un posible compromiso que pasar¨ªa por aumentar el n¨²mero de esca?os que el Tratado de Niza dio a Espa?a en el Parlamento Europeo, y modificar al mismo tiempo los baremos de poblaci¨®n introducidos por la Convenci¨®n en las decisiones del Consejo, a fin de restablecer la capacidad de Espa?a de bloquear decisiones de los pa¨ªses grandes.

En cuanto al Pacto de Estabilidad, Aznar es adalid de su mantenimiento a ultranza y Chirac de privilegiar el crecimiento por encima de la disciplina financiera a corto plazo. La soluci¨®n que se baraja, en este caso, ser¨ªa la de flexibilizar los mecanismos del pacto actual, de modo que Francia, Italia y Alemania puedan decir que lo cumplen nominalmente aun cuando sus respectivos d¨¦ficit p¨²blicos sigan excediendo de los l¨ªmites marcados.

Otro juego de palabras puede hacer que la resistencia de Chirac a participar en la reconstrucci¨®n de Irak bajo mando estadounidense y la disponibilidad demostrada por Aznar para mantener las tropas espa?olas en cualquier caso se reencuentren en alg¨²n vericueto de los textos de la ONU. Los dos coincidir¨¢n, sin duda, en la necesidad de que el intento de reabrir la negociaci¨®n entre israel¨ªes y palestinos prosiga. Por lo que ata?e al resto de los temas, tienen la oportunidad de optar por afinar sus recursos diplom¨¢ticos o, alternativamente, por reconocer lisa y llanamente sus desacuerdos, como hicieron la ¨²ltima vez que almorzaron en el El¨ªseo.