"Hab¨ªa que prevenir la infiltraci¨®n comunista en Am¨¦rica Latina"
El diplom¨¢tico Harry W. Shlaudeman fue el segundo de abordo en la Embajada de EE UU en Santiago de Chile entre 1969 y 1973, hasta unos meses antes del golpe, de donde pas¨® a Washington para ocupar el puesto de n¨²mero dos en la secretar¨ªa de Estado para Asuntos Interamericanos. Durante esos a?os la CIA tram¨® clandestinamente el derrocamiento por la fuerza del presidente Salvador Allende, bajo las ordenes directas del presidente Richard Nixon.
Posteriormente ocup¨® las embajadas de Venezuela, Argentina, Per¨² y Nicaragua, as¨ª como la Subsecretar¨ªa de Estado para Asuntos Interamericanos, y fue tambi¨¦n enviado especial de Ronald Reagan a Centroam¨¦rica. Tras 39 a?os de carrera diplom¨¢tica, se jubil¨® en 1993 y reside en San Luis Obispo, California. En una entrevista telef¨®nica con EL PAIS, Shlaudeman, de 77 a?os, afirma que EE UU tuvo que intervenir en Chile para proteger sus intereses estrat¨¦gicos e impedir que el comunismo avanzara en Am¨¦rica Latina.
Pregunta. Con la perspectiva hist¨®rica, ?c¨®mo eval¨²a usted la implicaci¨®n de Estados Unidos en el golpe de Estado para derrocar al presidente Salvador Allende?
Respuesta. Como usted debe saber, hubo una gran investigaci¨®n en el Senado que no hall¨® evidencia de que Estados Unidos estuviera implicado directamente en el propio golpe. El mismo
Pinochet dijo luego: "No se lo he dicho ni a mi mujer, cuanto m¨¢s a los gringos".
P. Sin embargo los documentos desclasificados de la CIA demuestran que EE UU lo foment¨® y apoy¨®; que fue el propio presidente Nixon el que di¨® luz verde.
R. Sab¨ªamos que se aproximaba un golpe, pero no sab¨ªamos qui¨¦n lo iba a dar. Para m¨ª fue una sorpresa que fuera Pinochet.
P. ?Una sorpresa?
R. Si, porque Pinochet no era conocido en los c¨ªrculos militares. Era considerado un solitario, un tipo extra?o.
P. Resulta dif¨ªcil entender c¨®mo la CIA, llevando a?os como llevaba instigando la asonada, no supiera qui¨¦n la iba a ejecutar.
R. La cuesti¨®n de si fuimos o no responsables resurge peri¨®dicamente. De si fue o no fue la CIA. Bien, eso es cuesti¨®n de opiniones.
P. Con las pruebas documentales y los testimonios que han ido aflorando en estos 30 a?os, la mayor¨ªa del mundo opina que Estados Unidos, si no estuvo implicado directamente en la intervenci¨®n militar, como m¨ªnimo la patrocin¨®.
R. Digamos que mantuvimos viva a la oposici¨®n. Pero la verdad es que las condiciones econ¨®micas eran tan malas que de cualquier forma iba a ocurrir.
P. Pero la econom¨ªa no se hundi¨® sola. Nixon hab¨ªa dado la orden de ahogar econ¨®micamente al Gobierno de Allende.
R. Nosotros no le hicimos nada a la econom¨ªa. A Nixon le encantaba irse de la lengua a veces.
P. Por qu¨¦ se empe?¨® EE UU en desestabilizar la democracia pluralista m¨¢s evolucionada de Am¨¦rica Latina?
R. Era la guerra fr¨ªa. Hab¨ªa que prevenir que continuara la infiltraci¨®n comunista en Am¨¦rica Latina, despu¨¦s de Castro. Yo no pensaba as¨ª, pero hubo otra gente que s¨ª.
P. La CIA, por ejemplo, pens¨®, con la aprobaci¨®n de Henry Kissinger, que el general Ren¨¦ Schneider [jefe del Estado Mayor de Chile] ten¨ªa que desaparecer porque se hab¨ªa convertido en un obst¨¢culo para el golpe y planificaron su secuestro, pero a los militares chilenos de extrema derecha supuestamente se les fue de las manos y lo asesinaron d¨ªas antes de la toma de posesi¨®n de Allende.
R. S¨ª, fue el plan de la CIA y de la NSA
[Agencia de Seguridad Nacional], pero yo no estuve al tanto.
P. Qu¨¦ relaci¨®n manten¨ªan en la embajada con Allende?
R. El embajador manten¨ªa sorprendentemente una relaci¨®n bastante buena.
P. ?Acorde con las directrices de la Casa Blanca, "fr¨ªa pero cordial", mientras clandestinamente le socavaban el poder?
R. Exacto.
P. No cree usted que ese papel ha perjudicado desde entonces la imagen de EE UU en Am¨¦rica Latina y en el resto del mundo.
R. Es muy relativo, no es importante.
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