Pivot de cerca
Bernard Pivot, el conocido presentador de programas culturales, ha estado en Barcelona con diversos prop¨®sitos. Uno de ellos: moderar un debate durante las 22? Jornadas Pedag¨®gicas sobre la ense?anza del franc¨¦s en Espa?a, celebradas el pasado mi¨¦rcoles en la Casa de la Convalecencia del Hospital de Sant Pau. De cerca, Pivot parece cualquier cosa menos presentador de televisi¨®n. Podr¨ªa interpretar a un amigo de Philippe Noiret en una pel¨ªcula sobre carniceros, a un director de aeropuerto cerrado por la nieve o a un dise?ador de piscifactor¨ªas. Y, en cambio, lleva d¨¦cadas triunfando en un sector audiovisual tan dif¨ªcil como el cultural sin raparse la cabeza ni acribillarse la jeta con un muestrario de piercings. Primero, con su ya m¨ªtico Apostrophes, luego con un multidisciplinario Bouillon de culture y, paralelamente, montando un concurso estatal de dictados que r¨ªanse ustedes de Operaci¨®n triunfo. Actualmente, presenta Double jeu, un programa en el que sus invitados, extranjeros o franceses de adopci¨®n, le cuentan de qu¨¦ manera el franc¨¦s pas¨® a formar parte de sus vidas (ejemplo de invitado: Jorge Sempr¨²n, Paul Auster). Su programa, que tiene el encanto de lo simple, le permite descubrir que detr¨¢s de una elecci¨®n ling¨¹¨ªstica existen razones felices o dram¨¢ticas, y que tanto el azar como la vocaci¨®n o el amor pueden llevarte a admirar una determinada lengua y su cultura.
Reunidos alrededor de una mesa baja cubierta de vasos y de botellas de agua mineral Font d'Or, los invitados fuimos contando por qu¨¦ extra?os caminos llegamos al franc¨¦s (dejo una pausa para que los amantes del chiste f¨¢cil puedan aprovechar su oportunidad). Enseguida qued¨® claro que Pivot no es ning¨²n novato. Relajado, preciso, r¨¢pido, provocador a ratos, consciente del ritmo de la conversaci¨®n y de la atenci¨®n de la audiencia, fue llevando una charla entre personas que apenas se conoc¨ªan, algunas de las cuales no hab¨ªan preparado absolutamente nada ni sab¨ªan exactamente qu¨¦ demonios hac¨ªan all¨ª. Con los brazos cruzados, recoloc¨¢ndose las gafas o alis¨¢ndose el pelo gris, Pivot consultaba sus notas, controlaba la calidad del sonido y buscaba con la mirada la complicidad en cada momento, luchando a brazo partido contra la terrible amenaza del bostezo. Pasamos un buen rato practicando el franc¨¦s (segunda pausa para chistosos) ante unos profesores que ven c¨®mo decrece el inter¨¦s de la ense?anza por una lengua que, en otros tiempos, fue buque insignia, moda y signo externo de la intelectualidad. Los profesores, contundentes en sus opiniones, aportaron argumentos para defender la elecci¨®n del franc¨¦s como lengua europea en un mundo al que el ingl¨¦s ya se le supone y donde, por tanto, ser¨¢n necesarios otros puentes de comunicaci¨®n verbal. En el estrado, la hija de un ex cura catal¨¢n casado con una camerunesa, Merc¨¨ Jover, coment¨® con mucha simpat¨ªa a qu¨¦ artima?as ten¨ªa que recurrir para que sus alumnos se sintieran seducidos por este idioma. Ana Nu?o, nacida en Caracas y franc¨®fila gracias a la pasi¨®n intelectual de sus padres, hizo un interesante an¨¢lisis sobre los defectos y virtudes del franc¨¦s aplicado a la poes¨ªa. Jordi Sarsanedas, escritor y poeta, profesor durante a?os y traductor de una legi¨®n de cl¨¢sicos, defendi¨® el pluriling¨¹ismo con mucha energ¨ªa y sentido com¨²n. Y Ramon Pascual, representante del sector cient¨ªfico, cont¨® como en su primer viaje a La Camarga descubri¨® que el franc¨¦s que le hab¨ªan ense?ado en la escuela no le serv¨ªa para casi nada.
Con independencia de los testimonios y del sentido de las jornadas, sospecho que algunos s¨®lo fuimos a ver c¨®mo era ese famoso Pivot. Y la verdad es que me pareci¨® un tipo despierto, inteligente, l¨®gicamente esclavo de sus ¨¦xitos pero con una curiosidad sana que, de repente, ilumina su mirada. ?Sus ideas? S¨®lo las insinu¨®, pero, por si acaso, les citar¨¦ una de sus reflexiones sobre el papel actual de la televisi¨®n, recogida en su libro Remontrance ¨¤ la menag¨¨re de moins de cinquante ans (traducci¨®n de urgencia): "Una televisi¨®n que cultiva es aquella que despierta deseos de conocimiento, ganas de saber. Persuade al telespectador del enorme placer que proporcionan los libros, el cine, el teatro, los conciertos, las exposiciones, etc¨¦tera. Le convence de apagar el televisor de vez en cuando, de no convertirse en su esclavo y de arriesgarse, con el coraz¨®n a todo latir y enloquecidamente, a las mil y una aventuras que, con incre¨ªble prodigalidad, le proponen la creaci¨®n literaria y art¨ªstica. M¨¢s all¨¢ de las puntuales invitaciones a descubrir lo que ocurre en otra parte, la televisi¨®n que cultiva tiene el papel de arrancar a los esp¨ªritus de la indiferencia, de la monoton¨ªa (...) Alerta y sacude. Irrita y molesta. Levanta, eleva, produce v¨¦rtigo. A veces incluso desanima. Pero, a base de insistir, te hace sentir m¨¢s exigente".
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