Las cigarreras del siglo XXI
Josefa Medrano, presidenta del comit¨¦ de empresa de Altadis en Sevilla, se resite a plantearse lo que pasar¨¢ si cierran la planta
Josefa Medrano vive desde hace casi dos meses entre pancartas, recogida de firmas y asambleas. La presidenta del comit¨¦ de empresa de Altadis en Sevilla no quiere protagonismo, pero su caso encaja en el perfil del trabajador medio de la f¨¢brica de tabacos m¨¢s antigua del mundo: mujer, 47 a?os, y con m¨¢s de media vida dedicada a la empresa tabaquera.
Josefa naci¨® en C¨¢diz y all¨ª fue tambi¨¦n donde empez¨® a trabajar en Tabacalera, en otra de las f¨¢bricas directamente afectadas por el plan industrial anunciado por la empresa. Era 1975 y la actual presidenta del comit¨¦ de empresa sevillano cumpl¨ªa el requisito b¨¢sico para ser contratada en la f¨¢brica: tener 18 a?os. Ni uno m¨¢s ni uno menos. Una norma que desapareci¨® poco despu¨¦s, pero que marc¨® todas las contrataciones de los a?os setenta. Ah¨ª explica la presidenta del comit¨¦ de empresa el dato de que la mayor¨ªa de las mujeres que actualmente integran la plantilla casi rocen los 50 a?os. La media de edad se sit¨²a entre los 47 y los 48.
El plan industrial de la compa?¨ªa Altadis, resultado de la fusi¨®n de Tabacalera y la empresa francesa Seita, pasa por cerrar la instalaci¨®n de Sevilla y jubilar a todos los empleados que hayan cumplido 53 a?os en 2005 (32 hombres y 22 mujeres); al resto (129 mujeres y 50 hombres), le ofrecer¨¢ una baja incentivada o el traslado a la planta de Alicante. Pero de momento, ellas no quieren ni pensar en esa posibilidad. "Estamos luchando convencidas de que ganamos, no queremos plantearnos qu¨¦ pasa si se cierra. No se habla de eso", asegura Medrano, quien no obstante reconoce que "mucha gente se quedar¨ªa en el camino" y que la medida es mucho m¨¢s "traum¨¢tica" de lo que asegura la direcci¨®n de la empresa.
Josefa se mud¨® a la capital andaluza en 1987 "por circunstancias familiares" y se incorpor¨® directamente a la plantilla de la f¨¢brica sevillana. En total, 24 a?os trabajando para la empresa p¨²blica Tabacalera y cuatro para la multinacional Altadis. Llego a conocer la ¨¦poca en la que se pagaba en funci¨®n de la productividad del trabajador. "Se cobraba un fijo y despu¨¦s una prima seg¨²n lo que se hubiera producido", recuerda la presidenta del comit¨¦ de empresa. Pero esta medida se elimin¨® hace casi dos d¨¦cadas.
"Este es un empleo de calidad, con buenos sueldos, contratos indefinidos, y derechos para los trabajadores", advierte Josefa Medrano para explicar el alcance de la medida anunciada por la empresa. Adem¨¢s, seg¨²n la representante de los trabajadores, a la mayor¨ªa de la plantilla le costar¨ªa mucho encontrar otro empleo. "Todos entramos j¨®venes, no podemos enfrentarnos ahora al mundo laboral. Somos muy cualificados para esto, pero casi nadie se ha preparado para trabajar en otra cosa", subraya.
Las ¨²ltimas incorporaciones de personal que han llegado a la empresa han sido hombres, seg¨²n Medrano, "porque el trabajo ya est¨¢ mecanizado y no hace falta eso que se dec¨ªa de las manos finas de la mujer". En la f¨¢brica de tabacos de Sevilla llegaron a trabajar juntas 5.000 mujeres; la plantilla sigue siendo hoy eminentemente femenina: de los 233 trabajadores fijos, 151 son mujeres y 82, hombres. Agradecidas al mito de Carmen, la cigarrera explosiva y brav¨ªa protagonista de la novela de Prosper M¨¦rim¨¦e (1845) y la ¨®pera de Bizet (1875), las trabajadoras de la tabacalera sevillana se aferran ahora a su perfil menos conocido: el de obreras conscientes, reivindicativas, pioneras en la lucha por los derechos de la mujer trabajadora.
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