La prueba del algod¨®n
Los grandes perdedores del fracaso de la reuni¨®n de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) en Canc¨²n son los pa¨ªses m¨¢s pobres, dependientes de las exportaciones agr¨ªcolas y textiles y sin capacidad de presi¨®n. Lo ocurrido con el algod¨®n es significativo: Estados Unidos se ha negado a recortar los 3.300 millones de d¨®lares con los que subsidia a los 25.000 estadounidenses que producen algod¨®n, tal como ped¨ªan cuatro de los pa¨ªses m¨¢s pobres de ?frica, que cuentan con 10 millones de productores. De momento, la Ronda del Desarrollo que empez¨® en Doha dos a?os atr¨¢s, con el objetivo esencial de incorporar a las econom¨ªas m¨¢s atrasadas a la globalizaci¨®n, se ha quedado en nada. Ello abre un sombr¨ªo panorama al multilateralismo.
A la hora de buscar las razones de este fracaso hay que se?alar que EE UU, la Uni¨®n Europea y Jap¨®n, en una alianza fortuita, se han comportado de forma inmoral al no ceder ni un ¨¢pice en la liberalizaci¨®n agr¨ªcola y textil si el Sur no aceptaba liberalizar las inversiones p¨²blicas y reforzar la competencia, la apertura comercial y la transparencia. Tampoco los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, que por vez primera han ense?ado los dientes, han sido muy h¨¢biles. Su representaci¨®n ha sido asumida por China, India y Brasil, tres pa¨ªses con mucha poblaci¨®n y, por tanto, fuerte influencia potencial en el mercado, pero cuyos intereses no coinciden necesariamente con los de los m¨¢s pobres y peque?os, que pueden ahora verse marginados y con menos capacidad de obtener ventajas de futuros acuerdos bilaterales con EE UU o con Europa.
En realidad, la agenda de Canc¨²n estaba sobrecargada. Y su fracaso abre las puertas al bilateralismo en detrimento, como siempre, de los m¨¢s d¨¦biles. El peligro de un rebrote de medidas proteccionistas ha sido preocupantemente aireado tras este fracaso por diversos miembros de la Administraci¨®n de Bush al decantarse por acuerdos bilaterales o regionales -por los que tambi¨¦n apuesta ahora la Uni¨®n Europea- o por una pol¨ªtica agresiva frente a lo que consideren competencia desleal, es decir, principalmente China.
Aunque en Europa algunos sectores, especialmente los agr¨ªcolas, se regocijen con este fracaso y lo que representa para la preservaci¨®n de las subvenciones, los consumidores y la gobernanza global salen seriamente perjudicados. No cabe albergar muchas esperanzas de rectificaci¨®n en los pr¨®ximos meses, dado que Estados Unidos entra en a?o electoral y la UE en la larga digesti¨®n de su ampliaci¨®n con 10 nuevos miembros. Pero lo ocurrido en Canc¨²n pone en cuesti¨®n si la OMC, con 146 miembros, es el instrumento adecuado para una liberalizaci¨®n comercial con un m¨ªnimo de justicia social.
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