Wesley Clark promete devolver el respeto a EE UU en el mundo
El general retirado lanza su candidatura para las elecciones en 2004
?Ser¨¢ capaz el general Clark de ganar la batalla de la nominaci¨®n dem¨®crata que le permita librar la guerra pol¨ªtica contra el presidente George W. Bush en 2004? El militar retirado, que disfruta de un ego tan resplandeciente como su hoja de servicios, est¨¢ convencido de que s¨ª, aunque ayer, al anunciar su candidatura, no fue pr¨®digo en detalles y se limit¨® a la declaraci¨®n solemne propia de estos actos: "Me llamo Wes Clark, soy de Little Rock, Arkansas, y estoy aqu¨ª para anunciar que quiero ser presidente de Estados Unidos".
Clark, de 58 a?os, casado y con un hijo, antiguo jefe militar de la OTAN, irrumpe en el nutrido campo de los aspirantes dem¨®cratas -diez en total- con nula experiencia pol¨ªtica, poco dinero recogido -algo m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares- y un equipo escasamente rodado, pero con el objetivo de "hablar claro a los norteamericanos para que escuchen la verdad".
El general retirado, "orgulloso de la traves¨ªa por West Point, Vietnam, los Balcanes y la empresa privada", enmarc¨® sus prioridades con cr¨ªticas a Bush en sus dos flancos m¨¢s d¨¦biles: la econom¨ªa y la situaci¨®n internacional, y prometi¨® empezar a hacer preguntas y exigir respuestas sobre la destrucci¨®n de empleos, el d¨¦ficit presupuestario, la p¨¦rdida de la sensaci¨®n de seguridad y la falta de respeto hacia EE UU en el mundo. Clark quiere "recuperar los millones de empleos perdidos" y responder a "la preocupaci¨®n sobre los m¨¢s de 100.000 soldados combatiendo en el exterior y sobre nuestras libertades democr¨¢ticas".
Frente a los que creen que es demasiado tarde para Clark, que sus posibilidades son escasas y que lo que busca en realidad es ir en el ticket dem¨®crata como vicepresidente, el general retirado, arropado por algunos cientos de simpatizantes en Little Rock, dijo: "Nuestro prop¨®sito es firme, nuestros objetivos son claros, estamos reuniendo fondos, construyendo el n¨²cleo y consiguiendo los respaldos".
?Es demasiado tarde para que Wesley Clark entre en la pelea? No, si se tienen en cuenta dos ejemplos que el propio general retirado explotar¨¢ todo lo que le sea posible: su paisano Bill Clinton anunci¨® que iba a luchar por la candidatura el 3 de octubre de 1991; su modelo, el general Eisenhower, entr¨® en la contienda electoral s¨®lo dos meses antes de las primarias. Clinton ha se?alado hace d¨ªas por d¨®nde van sus preferencias: "El Partido Dem¨®crata tiene dos estrellas: la senadora Hillary Rodham Clinton y el general Clark".
A la espera de que se defina sobre sus soluciones para los problemas del pa¨ªs y demuestre que tiene gancho para recoger los millones que necesita, su entrada en la carrera dem¨®crata perjudica a varios rivales. El que potencialmente pierde m¨¢s es el senador John Kerry, que ten¨ªa a su favor la carta del pasado militar en Vietnam y su posici¨®n moderada para criticar los errores de Bush en la crisis de Irak. A la hora de enfrentarse con Howard Dean -el que m¨¢s fuerte ha arrancado la carrera- Kerry pod¨ªa haber sido el bander¨ªn de enganche del aparato dem¨®crata, que teme que la imagen del ex gobernador de Vermont sea excesivamente izquierdista. Con Clark en la arena, Kerry pierde atractivo. Por razones similares, Clark come el terreno del candidato dem¨®crata situado m¨¢s a la derecha, el senador Joe Liebeman, que aspir¨® a la vicepresidencia con Gore.
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