Simp¨¢ticos pero previsibles
No resulta dif¨ªcil llegar al Parc Central. Desde el metro, en Llucmajor, s¨®lo hay que recorrer un par de traves¨ªas, y pronto se desemboca en un amplio espacio con ¨¢rboles, puentes, fuentes, lagos y muchas, much¨ªsimas rampas que resulta ser el segundo parque m¨¢s grande de la ciudad. El s¨¢bado lo inauguraron con una curiosa instalaci¨®n de gigantescos conos luminosos de la compa?¨ªa francesa Airvag, que ellos escriben as¨ª. Fue una inauguraci¨®n pl¨¢cida, sin aglomeraciones, y con un p¨²blico m¨¢s curioso que festivo cuyo ir y venir se arremolinaba en torno a uno u otro de los grupos musicales -piano cl¨¢sico, dixieland, bong¨®s y capella, entre otros- reunidos bajo el nombre de Music¨¤lida.
La verdad es que el objetivo era, al parecer, que el p¨²blico asistente se paseara por el nuevo parque, porque los conos de Airvag, de formas y colores mironianos -azules, rojos, amarillos-, no ten¨ªan m¨¢s encanto que el de un leve cambio de luz seg¨²n se acercaran m¨¢s o menos los espectadores. ?sta fue, en efecto, la diversi¨®n de los ni?os que corr¨ªan de unos conos a otros toc¨¢ndolos con las manos. Tambi¨¦n se lo pasaron bomba los m¨¢s peque?os junto al lago donde unos potent¨ªsimos surtidores hacen que una docena de chorros como de manguera de bombero produzcan una sonoridad de catarata. All¨ª mismo, una especie de columpios funcionaba como bombas de agua y permit¨ªa a los chavales competir con los surtidores. Algo m¨¢s lejos, en la zona de juegos, se escuchaban los insistentes pitidos de algo as¨ª como un ¨®rgano manual.
Por la ma?ana del domingo continuaron las actuaciones, esta vez en la Rambla de Santa M¨°nica, de los Artistes de Barret, una excelente idea que no ha llegado a alcanzar el desarrollo que permit¨ªa prever la edici¨®n anterior. En la Rambla las condiciones t¨¦cnicas son infames, obligan a sentarse a la gente por un suelo ro?oso. Los grupos seleccionados (los que he tenido ocasi¨®n de ver, que son, o debieran serlo, una muestra representativa) no est¨¢n a la altura de muchos de los grupos que act¨²an espont¨¢neamente un par de tramos m¨¢s arriba. Y aunque los ni?os se lo pasan bien, el actual planteamiento de Barcelona Arts de Carrer parece no tomarse la infancia muy en serio, de la misma manera por cierto que, para los adultos, parece haber abandonado la primera idea de hacer un gran festival de teatro de calle, con los mejores grupos callejeros del mundo. No se consigui¨® en absoluto la misma afluencia de p¨²blico que en el espacio de la plaza del Rei. Tuve ocasi¨®n de ver a los madrile?os del Cirque Vague, acr¨®batas y malabaristas; al inclasificable grupo australiano Joel Salom, y al payaso argentino integrante ¨²nico de Mad Circus. Fueron actuaciones simp¨¢ticas pero previsibles, t¨¦cnicamente mediocres. Espl¨¦ndido, en cambio, el presentador, Joselito.
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