Schr?der logra aprobar la reforma sanitaria con el apoyo de todos los grandes partidos
El canciller amenaz¨® con dimitir si no lograba la mayor¨ªa en su propia coalici¨®n
Con la amenaza, y van siete, de dimitir, el canciller federal alem¨¢n, el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, ha superado la primera estaci¨®n de lo que promete ser un largo v¨ªa crucis para sacar adelante sus proyectos de reforma Agenda 2010. Los planes comprenden una serie de recortes al sistema de seguridad social alem¨¢n: asistencia sanitaria, paro y seguro de jubilaci¨®n. Ayer le toc¨® el turno al proyecto de reforma sanitaria, que contaba con el apoyo de la oposici¨®n democristiana, pero que registr¨® fuga de seis votos en la mayor¨ªa gubernamental rojiverde.
La votaci¨®n en el Parlamento Federal (Bundestag) se sald¨® con claridad a favor del proyecto de ley del Gobierno de coalici¨®n SPD-Verdes, con el consenso de los democristianos (CDU/CSU). No obstante, el escrutinio de votos pone de manifiesto que la mayor¨ªa rojiverde se tambalea. Schr?der tiene que poner su cargo en la balanza para lograr los votos necesarios para sacar adelante sus proyectos de reforma.
Lo de ayer no ha sido m¨¢s que el comienzo. El Reichstag, sede del Parlamento Federal, vivi¨® horas dram¨¢ticas antes de la votaci¨®n de la reforma sanitaria. La reforma sanitaria implicar¨¢ notables supresiones de prestaciones, como las pr¨®tesis dentales, que ir¨¢n a cuenta de un seguro suplementario, o los pagos en bajas prolongadas de enfermedad.Asimismo, se prev¨¦ que el paciente asuma aproximadamente el 10% de los costes de estancias hospitalarias y visitas al m¨¦dico, hasta un tope del 2% de su sueldo bruto anual. A cambio de ello, se prev¨¦ un descenso progresivo de las cuotas al seguro, que bajar¨¢n del actual 14,3% al 13,6% para situarse en el 12,15% en 2006.
El Gobierno rojiverde contaba con el apoyo de la oposici¨®n democristiana y la aprobaci¨®n de la ley estaba asegurada, pero Schr?der quiso dejar clara la situaci¨®n y advirti¨® de que no pod¨ªa consentirse la aprobaci¨®n de la ley con votos de la oposici¨®n. El canciller exigi¨® a los suyos disciplina de voto, pero no todos estaban por la labor. Al toque de rebato acudieron a Berl¨ªn los enfermos, y hasta el ministro de Exteriores, el verde Joschka Fischer, interrumpi¨® su viaje a Nueva York para asistir a la votaci¨®n y llamar al orden a los suyos. Finalmente, seis diputados del SPD votaron en contra del proyecto.
Ante los barones del SPD, llegados de todos los puntos de Alemania y reunidos en la sede del partido, la casa Willy Brandt, Schr?der sac¨® de nuevo a relucir el arma de la dimisi¨®n y advirti¨®, seg¨²n informa Bild Zeitung: "Si no me quer¨¦is seguir, buscaos a otro". El canciller dijo que est¨¢ dispuesto a retirarse y, como simple miembro de una organizaci¨®n de base del SPD, repetir durante a?os los nombres de los culpables. Schr?der se refiri¨® al riesgo que corre el SPD de repetir los errores de 1982, cuando el canciller socialdem¨®crata Helmut Schmidt perdi¨® el poder tras el conflicto dentro del partido por el estacionamiento de los misiles de la OTAN en Europa. Schr?der advirti¨® a sus diputados de que la votaci¨®n ten¨ªa que ganarse con suficientes votos propios, pues, de lo contrario, la coalici¨®n estaba liquidada.
?sta era la posici¨®n de salida ayer. Al final, el Gobierno gan¨® con comodidad, pero el an¨¢lisis de los votos pone de manifiesto una serie de datos muy preocupantes para Schr?der y la coalici¨®n SPD-Verdes. Bastaron los votos rojiverdes para aprobar la ley, pero s¨®lo por las ausencias numerosas de diputados democristianos que, enfermos o de viaje, no acudieron a una votaci¨®n que no ten¨ªa importancia porque el proyecto de ley contaba con el acuerdo de los grandes partidos.
Si hubiera sido una votaci¨®n controvertida y hubieran acudido todos los diputados democristianos para votar en contra, la coalici¨®n SPD-Verdes no habr¨ªa tenido la mayor¨ªa. El panorama es m¨¢s negro si se considera que a Schr?der le faltar¨ªa la llamada "mayor¨ªa del canciller", la mitad m¨¢s uno de los esca?os del Bundestag. Esta mayor¨ªa se necesita para elegir canciller y para aprobar una ley que la segunda C¨¢mara, el Bundesrat, no apruebe y devuelva al Bundestag.
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