"Lo he perdido todo en la Intifada"
Tres a?os de revuelta han dejado al pueblo palestino exhausto, con m¨¢s de 2.600 muertos y escasas esperanzas pol¨ªticas
"Lo he perdido todo en la Intifada", se lamenta Kayed Hammad, de 39 a?os, vecino de Gaza, mientras trata de hacer un balance personal de una revuelta que empez¨® hoy hace tres a?os y que est¨¢ dejando al pueblo palestino exhausto con m¨¢s de 2.600 muertos, casi 25.000 heridos y escasas esperanzas pol¨ªticas.
Pero nada de esto parece perturbar a los movimientos radicales, especialmente a Ham¨¢s, la Yihad isl¨¢mica y las Brigadas de los M¨¢rtires de Al Aqsa, que anunciaban ayer que no hay otra alternativa que la de continuar con la estrategia de la violencia hasta el final, es decir, la expulsi¨®n del ocupante y la proclamaci¨®n del Estado de Palestina.
"En la primera Intifada perd¨ª mis sue?os. Por aquella ¨¦poca estudiaba Biolog¨ªa en la Universidad de Nabl¨²s, en Cisjordania. Mi familia viv¨ªa en Gaza, donde se hab¨ªa refugiado desde 1948. Los soldados israel¨ªes me detuvieron por estar fuera de mi residencia habitual. Me llevaron a la c¨¢rcel militar y despu¨¦s a un campo de concentraci¨®n del Neguev. Pero lo peor es que los israel¨ªes fijaron mi residencia en Gaza y me impidieron continuar con mis estudios", explica Kayed Hammad, vecino del campo de refugiados de Jabalia al norte de la franja de Gaza, un lugar emblem¨¢tico en la historia palestina, donde en diciembre de 1987 estall¨® la primera Intifada.
El pa¨ªs ha retrocedido 15 a?os y el desempleo alcanza ya cuotas de m¨¢s del 40%
Kayed Hammad hab¨ªa sido detenido con anterioridad, cuando ten¨ªa s¨®lo 18 a?os, acusado por los israel¨ªes de "actividades ilegales", al militar en el partido Al Fatah. El tribunal militar israel¨ª le hab¨ªa impuesto en aquella ocasi¨®n una condena a prisi¨®n de 30 meses y una multa de unos 500 d¨®lares. Pero esta segunda detenci¨®n en el campus estudiantil de Nabl¨²s, en plena primera Intifada, fue en su opini¨®n la m¨¢s gratuita y arbitraria, porque con ella empezaron a hundirse todos sus sue?os y tuvo que dejar la universidad.
"En la segunda Intifada he perdido el resto. El pasado mes de marzo los tanques israel¨ªes llevaron a t¨¦rmino una incursi¨®n en Jabalia y penetraron por mi calle arrasando con todo. Los obuses de los blindados destruyeron mi casa, el taller de reparaci¨®n de televisiones con el que ganaba mi vida y, por si no hab¨ªa suficiente, se ensa?aron con mi coche. La ¨²nica excusa es que alguien les hab¨ªa disparado desde las cercan¨ªas. Durante seis horas, desde media noche al alba, permanecimos asediados en el interior de casa. Logramos salvar al menos nuestras vidas", afirma Kayes, mientras se?ala con el dedo a su hijo Omar, de cuatro a?os; a Monged, de dos meses, y a su esposa, Amal.
Kayed Hammad, como la mayor parte de los casi tres millones de palestinos, ha perdido tambi¨¦n la esperanza. Pero, adem¨¢s, la represi¨®n ejercida por el Ej¨¦rcito israel¨ª le ha colocado en el umbral de la pobreza, en la misma situaci¨®n que dos tercios de la poblaci¨®n -con menos de dos d¨®lares al d¨ªa por persona-, sin ofrecerle al mismo tiempo la alternativa de c¨®mo salir de este c¨ªrculo de infierno.
Las tropas no le dejan salir de Gaza. Tampoco es una excepci¨®n. M¨¢s de 450 controles militares mantienen atrapados a la pr¨¢ctica totalidad de la poblaci¨®n palestina en sus zonas de residencia, impidiendo la libertad de movimientos.
Se siente en plena deriva, sin un horizonte claro, inmerso en una debacle econ¨®mica. Los ¨²ltimos datos difundidos por la UNCTAD (la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo) son categ¨®ricos y sobrecogedores; el pa¨ªs ha retrocedido 15 a?os, el desempleo alcanza ya cuotas de m¨¢s del 40%, la industria a ca¨ªdo en 15 puntos, la actividad en el sector de la construcci¨®n se ha visto reducida en m¨¢s de la mitad. Un sector cada vez m¨¢s importante de la poblaci¨®n depende para su supervivencia ¨²nica y exclusivamente de la ayuda humanitaria internacional.
"Pero, aun as¨ª, me considero con suerte. Nosotros estamos vivos y aqu¨ª. ?Pero hasta cu¨¢ndo?", se pregunta Kayed Hammad, con los ojos puestos en los suyos y en esa contabilidad macabra, que asegura que en los tres a?os de Intifada han muerto ya 3.497 personas, de ellas 2.612 palestinos, 822 israel¨ªes y una cuarentena de extranjeros. Todo ello sin tener en cuenta los m¨¢s de 6.000 prisioneros que se encuentran encarcelados en las prisiones israel¨ªes.
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