Aznar y Schr?der abordan cinco a?os de desavenencias en una cena en Berl¨ªn
La Constituci¨®n europea y el Pacto de Estabilidad centran el di¨¢logo de los l¨ªderes
El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, intentaron superar anoche cinco a?os de continuas desavenencias y frecuentes enfrentamientos que configuran una situaci¨®n diplom¨¢tica "delicada", seg¨²n reconocen fuentes de los dos pa¨ªses, precisamente cuando en la agenda internacional maduran varias grandes cuestiones pendientes. Dos de ellas, la Constituci¨®n europea que los Veinticinco empiezan a discutir el s¨¢bado en Roma, y el Pacto de Estabilidad de la UE, centraron la cena de anoche en Berl¨ªn.
Aznar y Schr?der no se ve¨ªan desde que se despidieron a cara de perro el pasado 12 de enero en Lanzarote. Ni en privado ni en p¨²blico, ya que, aunque han coincidido en dos Consejos Europeos y otras reuniones internacionales, han evitado saludarse y hasta mirarse. Tal fue el mal sabor de boca que les dej¨® la cumbre canaria, cuando la pol¨¦mica europea sobre el ataque a Irak estaba en su c¨¦nit.
El encuentro de anoche ven¨ªa siendo preparado desde que el pasado a?o la Fundaci¨®n Berstelman comenz¨® a organizar un segundo encuentro hispano-alem¨¢n que diera continuidad al de hace dos a?os en Madrid. Su significado es valorado de distinto modo en medios oficiales alemanes y espa?oles. Para los primeros, se trata de una aproximaci¨®n informal y preparatoria de la cumbre bilateral que Espa?a y Alemania tienen previsto celebrar, tambi¨¦n en Berl¨ªn, el 3 y 4 de noviembre. Para los segundos, "la relaci¨®n personal entre los l¨ªderes es lo fundamental" y la cena de anoche pod¨ªa ser m¨¢s importante que la propia cumbre.
"Mis relaciones con el canciller Schr?der son excelentes", dijo Aznar el martes, mientras anunciaba que Espa?a y Polonia van a hacer frente com¨²n, para oponerse "con gran determinaci¨®n", a que Alemania y Francia impongan en la Constituci¨®n europea el nuevo sistema de voto en el Consejo introducido por la Convenci¨®n, que modifica lo acordado en Niza hace tres a?os en perjuicio de los pa¨ªses menores.
Pero las hemerotecas guardan pocos rastros de la "excelencia" de estas relaciones. De hecho, desde que el canciller socialdem¨®crata lleg¨® al poder, en 1998, su historia con el conservador espa?ol ha consistido en una sucesi¨®n de sobresaltos, achacados con frecuencia por los portavoces espa?oles al hecho de que los intereses europeos de Espa?a y Alemania son a menudo opuestos. El argumento choca con la experiencia del democristiano Helmut Kohl y el socialista Felipe Gonz¨¢lez, que, durante m¨¢s de una d¨¦cada, fueron socios privilegiados.
El puro de presidente
La opini¨®n p¨²blica alemana suele achacar el desencuentro al car¨¢cter inflexible de Aznar que, en 1999, debut¨® en el Consejo Europeo de Berl¨ªn con el c¨¦lebre "yo me fumo un puro" que bloque¨® la cumbre hasta que el canciller acept¨® incluir en las previsiones financieras las demandas espa?olas de fondos europeos hasta 2007.
En 2000, el principal contencioso fue la adjudicaci¨®n por el Gobierno espa?ol de la empresa de defensa Santa B¨¢rbara a la estadounidense General Dynamics, pese a las pretensiones de Alemania que ya se quejaba del poco papel asignado a Siemens en el AVE a Catalu?a. Las tensiones subieron considerablemente de intensidad y de tono cuando Aznar amenaz¨® con rechazar las propuestas de inmigraci¨®n planteadas por Alemania en el contexto de las negociaciones para el ingreso de los pa¨ªses del Este, si los Quince no garantizaban que, aunque la renta media europea disminuya como consecuencia de esta ampliaci¨®n, Espa?a percibir¨¢ ayudas pactadas hasta 2007.
A diferencia de 1999, el presidente espa?ol no logr¨® esta vez su objetivo, pero las controversias se aplacaron durante 2002, al menos formalmente, debido en parte a que, como presidente de turno de la UE, Aznar hubo de adoptar un tono m¨¢s institucional la primera mitad del a?o. Todos los posibles frentes de conflicto estallaron, sin embargo, en un 2003 marcado por las pol¨¦micas sobre Irak y las derivadas del incumplimiento del Pacto de Estabilidad, que han dado pie a Schr?der para decir que el crecimiento de Espa?a es consecuencia del dinero que transfiere Alemania a trav¨¦s de Bruselas.
Es dif¨ªcil encontrar en estos momentos un punto no gen¨¦rico en el que los Gobiernos de Espa?a y Alemania se muestren de acuerdo, si no es sobre la buena marcha de las relaciones econ¨®micas entre sus sociedades plasmada en el continuo aumento de la balanza comercial, con un super¨¢vit creciente para los alemanes.
Aznar defendi¨® anoche, sobre todo, su oposici¨®n y la de Polonia a que se retoque el reparto de votos comunitarios acordado en Niza. La respuesta de su anfitri¨®n fue presumiblemente negativa, pero para conocerla hay que esperar algunas horas. Schr?der ha demostrado, en cualquier caso, que lo mismo puede salir de una reuni¨®n hablando de su "amigo Aznar", como hizo en Quedlimburgo durante el tenso 2001, que mostrarse verdaderamente enojado, como le ocurri¨® en Lanzarote este a?o.
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