Triste espect¨¢culo
Las tensiones que han rodeado la formaci¨®n del Consejo de Caja Madrid, la cuarta entidad bancaria del pa¨ªs, son un penoso ejemplo de los riesgos a que pueden verse sometidas las cajas cuando se trasladan a ellas en toda su crudeza las luchas pol¨ªticas. Si el ejemplo se extiende, constituir¨ªa una seria amenaza para uno de los sectores m¨¢s importantes del sistema financiero espa?ol, con una cuota de mercado superior al 50% y en abierta competencia con los bancos.
El pacto de 1996 entre el PP y el sindicato CC OO, organizado para garantizar la presidencia de la Caja a un hombre pr¨®ximo al Gobierno, constituye un sorprendente y pernicioso antecedente del barullo pol¨ªtico actual. El pacto es un cat¨¢logo de intromisiones con criterios trasnochados en la gesti¨®n de una entidad financiera, que especifica condiciones al destino de las inversiones de la caja -inaceptables en una entidad que opera en una econom¨ªa de mercado- o la chusca exigencia de que se consulte con el sindicato la participaci¨®n en el mercado interbancario. Revela adem¨¢s la hip¨®crita contradicci¨®n entre los hechos que practica el PP y las declaradas intenciones de transparencia reflejadas en la reciente normativa sobre las cajas a este respecto.
La alianza evidente, aunque no expl¨ªcita, del PP con consejeros de CC OO y de IU con vistas a la colocaci¨®n del secretario general del PP de Madrid en el Consejo de la Caja encaja mal con las vestiduras rasgadas de ese partido a cuenta del pacto de gobierno del PSOE con Izquierda Unida. Deber¨ªa ser p¨²blico el coste para la gesti¨®n de la entidad, si existe, de los votos con que su partido ha dado una salida personal a Romero de Tejada.
La singularidad de la propiedad de las cajas de ahorro no ha constituido hasta ahora un obst¨¢culo para que alcancen resultados equiparables a los de los bancos. Y Caja Madrid ha sido buena muestra de ello. Para que este ¨¦xito se mantenga, sus ¨®rganos de gobierno deben mantenerse al margen de querellas pol¨ªticas y sindicales. Lo contrario del deplorable espect¨¢culo ofrecido estas semanas en el proceso electivo del Consejo de Caja Madrid. Los partidos pol¨ªticos deber¨ªan asumir como prioridad la creciente profesionalizaci¨®n de los miembros de los ¨®rganos de gobierno de las cajas. ?Qu¨¦ hace el secretario general de un partido en el Consejo de Administraci¨®n? Mejor ser¨ªa elegir profesionales conocedores del sector que gozaran de la confianza de los ¨®rganos pol¨ªticos.
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