Aznar acude a Roma con la intenci¨®n de mantener el actual reparto de poder

El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, no admite, al inicio de la Conferencia Intergubernamental (CIG) que se abre hoy, otra opci¨®n que mantener el reparto de votos en el Consejo Europeo acordado hace tres a?os en Niza y se muestra seguro de conseguirlo, pese a que s¨®lo Polonia apoya su postura. Cree tambi¨¦n que para lograr su objetivo no tendr¨¢ necesidad de bloquear nada. "No hay que bloquear, porque el acuerdo de Niza ya rige y, si no hay otro nuevo, se seguir¨¢ aplicando", explica Ram¨®n de Miguel, secretario de Estado para Europa del Ministerio de Exteriores.

La pol¨¦mica sobre qui¨¦n es responsable de la situaci¨®n actual, si Espa?a y Polonia por haber roto el consenso de la Convenci¨®n -como sugieren el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, y el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac-, o Alemania y Francia, por haber quebrado el consenso de Niza, como indican Aznar y el presidente polaco, Alexander Kwasniewski, queda as¨ª servida en torno a esta meta primordial y casi ¨²nica del Gobierno de Madrid en la CIG. Las otras dos, la menci¨®n del cristianismo como ra¨ªz cultural europea, que, seg¨²n ha reconocido el presidente de turno, Silvio Berlusconi, no tiene posibilidades de ¨¦xito, y la inclusi¨®n de una referencia m¨¢s clara a la subordinaci¨®n de la defensa europea a la Alianza Atl¨¢ntica, se sit¨²an en segunda fila.

Fuentes gubernamentales espa?olas recuerdan en efecto que, mientras que el acuerdo de Niza se aprob¨® por unanimidad, 18 pa¨ªses de los 25 que integrar¨¢n a partir del a?o pr¨®ximo la Uni¨®n Europea ampliada escribieron una carta a Valery Giscard d'Estaign para decirle que, si bien el borrador elaborado por la Convenci¨®n que presid¨ªa se aprobaba globalmente por consenso, no exist¨ªa esa visi¨®n com¨²n en el cap¨ªtulo dedicado a reformar las instituciones comunitarias.

?ste es el pilar jur¨ªdico de la posici¨®n espa?ola. "Vamos a la CIG con la fe puesta en que un consenso ratificado por los parlamentos nacionales en todos los estados de la UE es la base de la estabilidad. El que rompa ese consenso tendr¨¢ que justificarlo", asegura De Miguel, parafraseando a Aznar.

En medios diplom¨¢ticos se ve con cierto optimismo la perspectiva de que la firmeza franco-alemana se desvanezca pronto debido a algunas consideraciones pol¨ªticas. La Alemania de la posguerra no ha demostrado nunca vocaci¨®n de ejercer una supremac¨ªa en Europa como la que le concede el sistema de doble mayor¨ªa previsto por el borrador de la Convenci¨®n, recuerdan estas fuentes, que a?aden: "Alemania ha preferido siempre compartir el poder y se ha visto impulsada a la reforma del sistema de voto por una Francia preocupada por reforzar el eje Par¨ªs-Berl¨ªn". Pero, a?aden los mismos observadores, m¨¢s all¨¢ del estilo y las ideas muy personales de Chirac, tampoco puede satisfacer a los franceses un reparto del poder tan ligado al criterio de la poblaci¨®n que consagra una superioridad indiscutible de Alemania.

El optimismo espa?ol se completa con consideraciones sobre el gran inter¨¦s de franceses y alemanes por ampliar los apoyos a su proyecto de pol¨ªtica de defensa y seguridad com¨²n en el marco de una Constituci¨®n globalmente aceptable para todos y con la convicci¨®n de que el reparto de votos nunca ser¨¢ aprobado por mayor¨ªa. Como peor escenario se apunta, en consecuencia, que, antes de llegar a un choque frontal, la Constituci¨®n pueda ser aprobada en diciembre sin que este tema quede totalmente cerrado. Tratados anteriores, como el de Maastricht, presentaron lagunas parecidas.

Lo que no gusta en absoluto a los responsables espa?oles de esta negociaci¨®n, que ser¨¢ llevada personalmente por la ministra de Exteriores, Ana Palacio, es lo que el propio Aznar ha llamado el "mercadeo de esca?os y porcentajes", es decir, la posibilidad de aceptar la base del nuevo sistema de voto mediante un compromiso de aumentar el porcentaje de poblaci¨®n necesario para decidir por mayor¨ªa cualificada y aumentar, al mismo tiempo, los 50 europarlamentarios atribuidos en Niza a Espa?a y a Polonia.

Alg¨²n observador diplom¨¢tico ha asegurado que, para que Espa?a tuviera con el nuevo sistema la misma capacidad de bloquear decisiones que con el de Niza, el porcentaje de poblaci¨®n a tener en cuenta deber¨ªa ser elevado hasta el 75%.

Con el sistema actual, Espa?a puede bloquear una decisi¨®n con los apoyos del Reino Unido, Italia y s¨®lo un pa¨ªs medio-peque?o, como Lituania. Pero con el sistema nuevo, estos mismos pa¨ªses sumar¨ªan poco m¨¢s del 33% de la poblaci¨®n, frente al m¨¢s del 40% necesario para bloquear. Asimismo, Espa?a y Polonia, que en Niza suman 54 votos, s¨®lo cuatro menos que Alemania y el Reino Unido, en el sistema de la Convenci¨®n no representan m¨¢s que un 16,19% de la poblaci¨®n, es decir, menos que Alemania.

Aunque el modelo es muy complejo, porque tiene muchas variables, parece que los sistemas empezar¨ªan a equilibrarse cuando el porcentaje de poblaci¨®n requerido por la doble mayor¨ªa introducida en la Convenci¨®n llegara al 65%. La posici¨®n espa?ola se presenta, sin embargo, como de principio y no admite componendas. Insiste en que s¨®lo la fidelidad a Niza garantizar¨¢ estabilidad y confianza en las instituciones europeas y destaca que el predominio del factor poblaci¨®n introduce un cariz federalista en un modelo de construcci¨®n europea que, para Aznar y la mayor¨ªa de los Quince, debe ser intergubernamental.