La Constituci¨®n divide a la Europa de los 25
Los seis pa¨ªses fundadores de la UE defienden el proyecto, que beneficia a los grandes, frente a la oposici¨®n del resto
Grandes contra peque?os y europe¨ªstas de acelerador contra partidarios del freno. Una vez m¨¢s en Europa, son ¨¦sos los dos frentes que hoy se activan en el Eur, el barrio romano construido en la ¨¦poca fascista de Mussolini, donde los l¨ªderes y ministros de Exteriores de los 25 pa¨ªses que formar¨¢n la UE a partir de mayo pr¨®ximo inician las hostilidades por otro nuevo reparto del poder con el proyecto de Constituci¨®n europea como campo de batalla. El eje franco-alem¨¢n rechaza todo cambio sensible en el proyecto porque tiene delante la oportunidad de oro para asentar su supremac¨ªa. Espa?a y Polonia encabezan la nutrida resistencia. Y Londres ya se ha asegurado el respeto a sus l¨ªneas rojas.
"Cada pa¨ªs debe tener un comisario con derecho a voto", dicen los peque?os
El proyecto constitucional es el producto de un pacto de Alemania y Francia
Como el euro en 1999, todo parece indicar que la primera Constituci¨®n Europea nacer¨¢ con dolor este a?o, aunque no estar¨¢ en vigor hasta 2006. S¨®lo los seis pa¨ªses fundadores de la Uni¨®n (Alemania, Francia, Italia, Holanda, B¨¦lgica y Luxemburgo) han dejado claro que ¨²nicamente admitir¨¢n modificaciones menores en el proyecto constitucional durante la Conferencia Intergubernamental (CIG) que hoy se inaugura. Son menos en n¨²mero, pero su peso econ¨®mico y pol¨ªtico supera con creces a todos los dem¨¢s juntos y, descontado el Reino Unido como caso aparte, tambi¨¦n re¨²nen a muchos m¨¢s habitantes que el gran bloque de los descontentos.
Todos repiten que suscriben "el 90% del proyecto" redactado en junio por la Convenci¨®n europea, tras a?o y medio de sesiones, en las que participaron 105 representantes de la actual UE y de los candidatos bajo la presidencia del franc¨¦s Valery Giscard d'Estaing. En efecto, se han hecho pocas sugerencias al coraz¨®n del texto: la propia existencia de una Constituci¨®n para Europa, la creaci¨®n de un ministro europeo de Exteriores, el aumento de competencias de la Euroc¨¢mara, la eliminaci¨®n del derecho al veto en importantes terrenos que no incluyen Exteriores y Defensa, la inclusi¨®n de la Carta de Derechos Fundamentales, la cl¨¢usula de asistencia mutua en caso de ataque terrorista o cat¨¢strofe, el impulso a las pol¨ªticas comunes Exterior y de Defensa o la posibilidad de que un mill¨®n de europeos imponga una iniciativa legislativa concreta.
Pero es en el 10% restante donde residen los problemas que, como siempre, se refieren al nuevo reparto de poder recogido en los art¨ªculos sobre la organizaci¨®n de las instituciones Son ¨¦stos los diferentes bloques y los principales puntos de fricci¨®n:
Los grandes ganan. El proyecto constitucional es, sobre todo, el producto de un gran pacto entre Alemania y Francia. A las puertas de la gran ampliaci¨®n de 15 a 25 Estados, los dos han decidido que los cuatro grandes pa¨ªses de la UE (Alemania, Francia, Italia y Reino Unido) incrementen enormemente su peso frente a los medianos, como Espa?a, y los peque?os. Por eso, el proyecto se?ala que, a partir de noviembre de 2009, las decisiones en el Consejo se tomar¨¢n por una doble mayor¨ªa de pa¨ªses (la mitad m¨¢s uno) que representen al menos al 60% de la poblaci¨®n. Es decir, que los votos de cada pa¨ªs estar¨¢n en relaci¨®n directa con su poblaci¨®n. Los que sumen un 40% podr¨¢n bloquear decisiones.
O sea, que Alemania (17% de la poblaci¨®n) y dos grandes m¨¢s (los otros tres tiene cada uno alrededor del 12%) podr¨¢n bloquear toda iniciativa legal que les moleste. Es un cambio radical con respecto al Tratado de Niza, aprobado en diciembre de 2000 y vigente desde febrero pasado. All¨ª se pact¨® un reparto de votos seg¨²n el cual los cuatro grandes tendr¨ªan 29 votos sobre un total de 345, y la minor¨ªa de bloqueo se fij¨® en 90 votos. Tres grandes juntos no pueden bloquear con el sistema de Niza, y pueden hacerlo con la f¨®rmula del proyecto constitucional por la que, adem¨¢s, los medianos y peque?os necesitar¨¢n muchos m¨¢s aliados para llegar a ese 40% de bloqueo.
De paso, la nueva f¨®rmula rompe ese sagrado principio de la Uni¨®n seg¨²n el cual Francia y Alemania pesar¨ªan lo mismo en el Consejo. Con el proyecto constitucional, Alemania, con sus 80 millones de habitantes, se despega en solitario y tendr¨¢ m¨¢s poder que nadie en el Consejo y tambi¨¦n en el Parlamento, donde tendr¨¢ 99 esca?os sobre 736, precisamente cuando la C¨¢mara va a tener mucho mayor poder de decisi¨®n si el proyecto constitucional sale adelante.
La f¨®rmula, que entrar¨ªa en vigor en 2009, es apoyada l¨®gicamente por los cuatro grandes y encuentra una oposici¨®n muy moderada en todos los dem¨¢s, salvo Espa?a y Polonia, que la consideran un casus belli. S¨®lo si el porcentaje del 60% se modificara al alza, hasta el 64% o el 65%, el poder de Espa?a y Polonia podr¨ªa equipararse al de Francia, Reino Unido e Italia a la hora de bloquear (nunca al de Alemania).
El pacto hispano-polaco. Espa?a y Polonia son los dos pa¨ªses que m¨¢s pierden con respecto al peso en el Consejo que les dio el Tratado de Niza y por eso quieren cambiarlo. All¨ª obtuvieron 27 votos cada uno, s¨®lo dos menos que los grandes, y as¨ª les resultaba f¨¢cil lograr con otros aliados los 91 votos necesarios para la minor¨ªa de bloqueo. Seg¨²n el proyecto constitucional, y con una extrapolaci¨®n de la tabla de pa¨ªses a mil votos, Alemania tendr¨ªa 170; Francia, 123..., mientras que Espa?a se quedar¨ªa con 82, y Polonia, con 80. Las posibilidades de ambos para bloquear se reducen al m¨ªnimo. Su rechazo a la f¨®rmula tiene grandes posibilidades de convertirse en el gran escollo de la CIG, pese a los pocos apoyos que tienen Madrid y Varsovia. "Somos tres: Espa?a, Polonia y... la raz¨®n", asumi¨® el martes en Madrid el presidente polaco, Aleksander Kwasniewski. "Nada ni nadie limitar¨¢ nuestro derecho a defender nuestra posici¨®n", agrega su ministro de Exteriores, Wlodzimierz Cimoszewicz.
Peque?os y candidatos. Es el grupo m¨¢s numeroso y variopinto, con intereses cruzados y opuestos, pero tienen un objetivo com¨²n: que cada pa¨ªs siga teniendo un comisario. El proyecto constitucional dice que, a partir de noviembre de 2009, s¨®lo habr¨¢ 15 comisarios con cartera y derecho a voto. "Cada pa¨ªs tiene que tener un comisario con derecho a voto", insiste Benita Ferrero-Waldner, ministra de Exteriores de Austria, el pa¨ªs que encabeza a los peque?os en esta guerrilla particular. Apoyados tambi¨¦n por la Comisi¨®n y el Parlamento Europeo, tienen bastantes posibilidades de ¨¦xito si aceptan todo lo dem¨¢s; por ejemplo, el fin de las presidencias semestrales por riguroso turno. Habr¨¢ un presidente de la UE elegido por los l¨ªderes para un mandato de dos a?os y medio prorrogable una vez.
El caso de Londres. El primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, quiere dejar claro en el proyecto que la base de la defensa europea seguir¨¢ siendo la OTAN. Le apoyan Espa?a, Polonia y la mayor¨ªa de candidatos. Tambi¨¦n quiere que se mantenga el derecho al veto en fiscalidad, seguridad social y procedimientos judiciales. Par¨ªs y Berl¨ªn se han mostrado comprensivos con Londres una vez que Blair ha aceptado elevar el nivel de autonom¨ªa de la Europa de la Defensa.
Las ra¨ªces cristianas. Italia, Polonia, Espa?a, Irlanda y, en menor medida, Lituania y Eslovaquia desean que en el pre¨¢mbulo de la Constituci¨®n consten las "ra¨ªces cristianas" de la herencia europea. El Papa ha presionado para ello y el actual presidente de la Uni¨®n, Silvio Berlusconi, le ha prometido que har¨¢ todo lo posible. La laica Francia se opone.
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