Gobiernos: no la estrope¨¦is

Gobiernos: no estrope¨¦is la Constituci¨®n en el aquelarre de vuestra Conferencia Intergubernamental (CIG).

No la estrope¨¦is, no rebaj¨¦is lo esencial, porque lo alumbr¨® la Convenci¨®n, un proceso constituyente de legitimidad doble: adem¨¢s de vosotros y vuestros v¨¦rtigos a los progresos supranacionales, firman el Borrador de Tratado estableciendo una Constituci¨®n para Europa los ciudadanos, representados por la Euroc¨¢mara, los Parlamentos nacionales y otros entes. Si cort¨¢is las alas a los avances que han propuesto, traicionar¨¦is el impulso refundacional, el otro pilar de legitimidad, el pacto de complicidad subyacente. Lo pagar¨ªas caro en las ratificaciones parlamentarias o referendarias.

No la estrope¨¦is, porque el texto est¨¢ bastante bien. Muchos lo querr¨ªan m¨¢s ambicioso, en lo econ¨®mico y social (un m¨ªster euro, m¨¢s pol¨ªtica de empleo), en presencia institucional de las regiones, en comunitarizaci¨®n de algunas pol¨ªticas (fundir las diplomacias de los Quince). Pero sirve: cubre parte del d¨¦ficit democr¨¢tico (aunque a¨²n falta trecho) al consagrar la Carta de Derechos Fundamentales; al someter al Parlamento Europeo la mayor¨ªa de las decisiones (generalizaci¨®n del procedimiento de la codecisi¨®n); al permitir consultas vinculantes (con s¨®lo un mill¨®n de firmas). Y, como reduce el n¨²mero de decisiones sometidas a la espada de Damocles del veto, es eficaz, pues evita la par¨¢lisis de la Europa a 25 en ciernes. No logr¨¢steis ese ¨¦xito trabajando en solitario en anteriores CIG, en Amsterdam, en Niza. Respetadlo ahora que no es s¨®lo vuestro.

Entre los m¨²ltiples avances competenciales que homologan la importancia de este texto con el Tratado de Roma (el fundacional) o el de Maastricht (la moneda ¨²nica) destaca la federalizaci¨®n de la pol¨ªtica de Justicia e Interior. Es casi impecable, pues los grandes retos de la inmigraci¨®n, la seguridad, la criminalidad, trascienden fronteras. Y adem¨¢s demuestra que lo que empieza con formato intergubernamental (convenio de Schengen para la libre circulaci¨®n), deviene al fin modelo comunitario.

Vuestro deber ah¨ª no es s¨®lo no tocar una coma, sino desplegar la Constituci¨®n con equilibrio. La obsesi¨®n por la seguridad (el instrumento) debe nutrirse con la pasi¨®n por ampliar la libertad (el fin). La Carta, la ciudadan¨ªa europea, el mayor peso de la C¨¢mara, ser¨¢n papeles mojados si os dobleg¨¢is al s¨ªndrome de Guant¨¢namo, a perseguir pateras con ca?oneras. Aprobad ya el siempre aplazado Estatuto del Residente Permanente, y demostrar¨¦is que lucha contra la inmigraci¨®n ilegal e integraci¨®n de la legal van parejas y que seguridad y libertad son ecuaci¨®n, no precipicio.

El otro logro es la pol¨ªtica exterior. La nueva figura del ministro de Asuntos Exteriores ?es ret¨®rica, dada la desuni¨®n ante el envite de Irak? No: puede acelerar la recomposici¨®n de la unidad, tardando as¨ª menos de los ocho a?os que cost¨® hacerlo entre Bosnia (1991-1992) y Kosovo (1999). Tiene m¨¢s poderes que el actual m¨ªster PESC: jer¨¢rquico, pues mandar¨¢ al Consejo de Exteriores; presupuestario, al vincularse a la maquinaria de la Comisi¨®n; jur¨ªdico, al dot¨¢rsele de derecho de iniciativa. Pero navega en la confusi¨®n institucional, al depender del Consejo Europeo, de la Comisi¨®n, del Parlamento. Mejorad la figura: que tenga una conexi¨®n m¨¢s ligera con Bruselas, que no cubra cuota de comisarios nacionales numerarios, que coordine las diplomacias... No la estrope¨¦is.