Comedias b¨¢rbaras
Se acumulan s¨ªntomas del caos cotidiano, de la empanada mental global y local. Comedias b¨¢rbaras. Arnold Schwarzenegger se prepara para ser gobernador terminator de California. La primera dama de EE UU, Laura Bush, hace democracia de sonrisas en Francia anunciando el retorno de su pa¨ªs a la Unesco, de donde se march¨® hace 18 a?os por no aceptar la pluralidad del mundo. El Gobierno norteamericano pasa el platillo, a trav¨¦s del odioso cauce reglamentario de la ONU, para arreglar la pifia de Irak, que cuesta 1.000 millones de d¨®lares diarios, y tapar el agujero del mayor d¨¦ficit -m¨¢s de 500.000 millones de d¨®lares- que nunca tuvo un pa¨ªs en el mundo. Ante un a?o electoral, el imperio resopla. Quiero y no puedo.
Y el mundo observa. Observa pese a los apagones que se generalizan. El ¨²ltimo afect¨® a Italia entera. ?Qu¨¦ hacer con los millones de lavadoras, neveras, ascensores, ordenadores y maravillas que s¨®lo funcionan con electricidad si, en unos segundos, son s¨®lo materia muerta, in¨²til, carne de basurero? ?Se avecina la era de la pila, la de la vela o la de la comedia bufa del gran fiasco de un progreso imposible? Los apagones intermitentes expresan la vulnerabilidad veros¨ªmil de una forma de vida.
Una forma de vida, por cierto, cuyo alcance -ya no puede ocultarse- tiene l¨ªmites implacables: mientras los ricos disponen de una l¨ªnea de tel¨¦fono por cada dos habitantes, a los m¨¢s pobres les basta con una l¨ªnea por cada 200 personas; en un estadio intermedio de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo se conforman con una l¨ªnea telef¨®nica por cada 15 habitantes. Lo cuenta el historiador Armand Mattelart en su ¨²ltimo trabajo, de agosto de 2003. Los pobres, al menos, pueden vivir sin tel¨¦fono y no temen los apagones del mundo rico: para ellos, el sol sale cada d¨ªa. Tal vez son envidiables: saben que el sol existe. Claro que muchos de esos pobres mueren de hambre. Sin embargo, los que sobreviven est¨¢n, ?ah!, delgados. ?No es la delgadez el canon de belleza que encarnan los venerados modelos est¨¦ticos que llevan a los ricos a hacer todo tipo de sacrificios?
Los s¨ªntomas del caos que se acumulan ser¨ªan la delicia de miradas como la de Valle-Incl¨¢n, hoy resucitado en sus Comedias b¨¢rbaras por un Bigas Luna que ha logrado ?38 patrocinadores! -una haza?a contempor¨¢nea- para su espl¨¦ndido montaje de la Bienal de Valencia. El esperpento hoy es global y local: inevitable, esponsorizado, masivo.
Un ejemplo. S¨®lo la iron¨ªa permite imaginar ese vasto proyecto de seguridad total y prevenci¨®n del crimen que, como en Minority report pero sin Tom Cruise, preparan en Washington. Se trata de avanzarse al crimen, atajarlo antes de que suceda. ?C¨®mo? Muy sencillo: con informaci¨®n y dinero. El ambicioso plan pretende lograr 40 p¨¢ginas de informaci¨®n sobre cada uno de los 6.000 millones de habitantes del planeta. Los ordenadores actuales permiten acumular, si no hay un apag¨®n, semejante babel en un plis plas. Y clasificar y ordenar a cada cual seg¨²n su grado de peligro potencial. Como la ley americana impide a la Administraci¨®n acumular datos sobre personas, se encarga del negocio una empresa privada, Choice Point, la misma que organiz¨® las elecciones de Florida en el a?o 2000, en las que el se?or Bush gan¨® por apenas 500 votos.
Con un poco de suerte, esta acumulaci¨®n de informaci¨®n permitir¨¢ detectar que la gran mayor¨ªa de estas 6.000 personas son, potencialmente, inofensivas. Y que hacen falta enormes dosis de provocadora estulticia para que el mundo sea un lugar realmente peligroso. Lo digo para prevenir males peores en estas comedias b¨¢rbaras que nos rodean. Todo coincide en el incremento de la neurosis y la paranoia: sus v¨ªctimas m¨¢s obvias son aquellos que deciden la suerte del planeta. S¨®lo la iron¨ªa, la distancia y la mirada de los artistas pueden devolvernos el sentido de la medida. Lo dem¨¢s es pornograf¨ªa. Delirio.
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