Francia y Alemania endurecen su posici¨®n
Par¨ªs y Berl¨ªn amenazan con consecuencias en el reparto de fondos si se bloquea la Constituci¨®n
Europa inici¨® ayer en Roma el camino para pactar una Constituci¨®n para 450 millones de ciudadanos. Los l¨ªderes de los Veinticinco (los Quince m¨¢s los 10 candidatos) declararon abierta la Conferencia Intergubernamental (CIG) encargada de revisar el proyecto constitucional presentado por la Convenci¨®n. Las divisiones por el reparto de poder fueron patentes. Berl¨ªn y Par¨ªs, los m¨¢ximos defensores del proyecto, amenazaron a Espa?a y Polonia, sus dos mayores detractores, con consecuencias en la pr¨®xima distribuci¨®n de fondos europeos si no ceden. Por si acaso, el espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y el polaco Leszek Miller se declararon abiertos al di¨¢logo.
El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, fue el m¨¢s expl¨ªcito al ser preguntado si ¨¦l relacionaba la exigencia de alg¨²n pa¨ªs de cambiar partes sustanciales del proyecto con la pr¨®xima negociaci¨®n de las perspectivas financieras de la UE que entrar¨¢n en vigor en 2007. "Claro que hay una conexi¨®n". El canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, contest¨® as¨ª a la misma pregunta: "Todo es un paquete ¨²nico".
Tambi¨¦n Italia advirti¨® de que quien impida el consenso asumir¨¢ "una alta responsabilidad"
Espa?a y Polonia son los que m¨¢s se juegan en la negociaci¨®n de los fondos en 2007
El ministro alem¨¢n de Exteriores, Joschka Fischer, ya hab¨ªa dicho algo similar el mes pasado. Como fiel aliado del eje franco-alem¨¢n, el primer ministro belga, Guy Verhofstadt, se?al¨® que los pa¨ªses que ahora hagan perder el tiempo a los dem¨¢s "quiz¨¢s necesiten ese tiempo" cuando se negocien las perspectivas. Verhofstadt calificaba ayer a Polonia y Espa?a de "vendedores de alfombras" en una entrevista en La Libre Belgique.
Y es que Espa?a y Polonia son los que m¨¢s se van a jugar en esa negociaci¨®n para repartir los fondos europeos. Espa?a, hoy el m¨¢s beneficiado, se lleva 8.000 millones de euros anuales, pero la entrada en la UE de pa¨ªses m¨¢s pobres le har¨¢ perder gran parte del pastel y busca f¨®rmulas para paliar el golpe. Polonia, el m¨¢s grande de la ampliaci¨®n (39 millones de habitantes), ser¨¢ el que m¨¢s ayudas se lleve en el futuro, pero tambi¨¦n tienen que ser pactadas antes.
Los avisos de Chirac y Schr?der ante los periodistas ya hab¨ªan sido precedidos de serias advertencias en sus intervenciones durante la reuni¨®n de l¨ªderes. Los dos aclararon que no admitir¨¢n profundos cambios en el proyecto constitucional. "Intentarlo con uno u otro aspecto supone inevitablemente abrir la caja de Pandora y, por tanto, arriesgarse a un fracaso de la CIG de graves consecuencias", advirti¨® Chirac. Esas ¨²ltimas palabras las a?adi¨® a ¨²ltima hora a su discurso, un detalle m¨¢s sobre las advertencias-amenazas que quer¨ªa lanzar hacia Espa?a y Polonia. "Alemania no quiere abrir el proyecto constitucional otra vez", dijo Schr?der. "Es necesario clarificar o precisar, pero no destruir", se?al¨® Chirac.
Tambi¨¦n el primer ministro italiano y actual presidente de la Uni¨®n, Silvio Berlusconi, coment¨® que todo el mundo puede defender sus "intereses y valores vitales", pero que "una visi¨®n exasperadamente particularista del propio inter¨¦s" acabar¨¢ siendo "un obst¨¢culo igualmente insuperable" para la primera Constituci¨®n Europea. "Entiendo a Polonia y Espa?a, pero el inter¨¦s europeo nunca ha sido la suma de los intereses de cada cual", se?al¨®. Su ministro de Exteriores, Franco Frattini, declar¨® que quien impida el consenso asumir¨¢ "su responsabilidad, una alta responsabilidad".
Bajo estas premisas, los l¨ªderes de las mayores potencias de la UE, con la ¨²nica excepci¨®n del brit¨¢nico Tony Blair, tan prudente que ni se present¨® a su anunciada rueda de prensa, coincidieron en se?alar que "quien quiera cambiar algo debe ofrecer una f¨®rmula alternativa que logre el consenso", en palabras de Schr?der. Es decir, el que quiera modificaciones profundas debe explicarlas y decir con qu¨¦ apoyos cuenta. Polonia y Espa?a exigen el cambio m¨¢s fundamental del proyecto: eliminar todos los art¨ªculos relativos al nuevo reparto de poder y mantener vigente el Tratado de Niza en ese campo.
La cita de ayer ya hab¨ªa sido precedida por amenazas y advertencias similares, as¨ª que tanto el presidente espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, como el primer ministro polaco, Leszek Miller, optaron por tender la mano. Los dos hablaron en Roma de "di¨¢logo", pero manteniendo a¨²n las espadas en alto. En sus intervenciones gemelas, Miller y Aznar exigieron que se respete Niza.
En la cita de ayer, la mayor¨ªa de los pa¨ªses peque?os y de los candidatos aprovecharon la ocasi¨®n para reclamar de nuevo que en el futuro haya un comisario por cada pa¨ªs. Son mayor¨ªa, aunque ninguno de los grandes se mostr¨® comprensivo con ellos. Espa?a y Polonia s¨ª sumaron alg¨²n apoyo, pero no a su principal pretensi¨®n de mantener el sistema de voto en el Consejo pactado en Niza, sino a su pretensi¨®n de que el pre¨¢mbulo de la Constituci¨®n recoja una referencia a "los valores cristianos" en el origen de Europa. El canciller austriaco, Wolfgang Sch¨¹ssel, dijo que le parec¨ªa bien, y el alem¨¢n Schr?der asegur¨® "no tener nada en contra". Chirac lo tiene porque, como dijo, la laica Francia no quiere que haya "una religi¨®n privilegiada".
Entretanto, las modificaciones leves ya est¨¢n en marcha. Los ministros de Exteriores, tambi¨¦n presentes en Roma, acordaron elaborar un completo listado con las sugerencias de cada cual y, tras su primera reuni¨®n de trabajo de ayer, la presidencia italiana inform¨® de que, a mediados de mes, presentar¨¢ art¨ªculos alternativos a los relativos al nuevo Consejo Legislativo, el n¨²mero de Consejos de Ministros que habr¨¢ y c¨®mo se formar¨¢n los equipos de tres o cuatro pa¨ªses que dirigir¨¢n cada uno de esos consejos.
Entre la solemnidad y la discrepancia, la cita de ayer s¨®lo pudo concluir con una insulsa declaraci¨®n final en la que los Veinticinco dicen que la adopci¨®n del futuro Tratado Constitucional ser¨¢ "un paso vital" para Europa. Pero tendr¨¢n que darlo los Veinticinco a la vez.
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