Kluivert carga con la cruz de Rivaldo
La afici¨®n la toma con el holand¨¦s, con una media goleadora muy similar a la del brasile?o
Aunque de mala gana, Patrick Kluivert acab¨® por tenderle la mano a Ten Cate. El delantero centro del Barcelona aceptaba finalmente la apuesta que, entre provocador y estimulador, le hab¨ªa cruzado el segundo entrenador en plena pretemporada: "?Va una cena a que este a?o marcas 25 goles?". Desde que el ariete decidi¨® quedarse el pasado verano en el Camp Nou, despu¨¦s de que la junta directiva revisara su contrato sin complementos y su agente Sigi Lens no le encontrara acomodo en un club de mayor rango, el Bar?a le ha hecho depositario de un saco de goles.
Por distintos intereses, el barcelonismo coincide en se?alar a Kluivert como el responsable del marcador, y como los n¨²meros dicen que el Bar?a suma menos tantos que partidos -cinco contra seis- la hinchada la ha emprendido con el holand¨¦s, convertido en el saco de todos los golpes, en el s¨ªmbolo en la cancha de un pasado que conviene cambiar con la misma celeridad y determinaci¨®n que se ha procedido en el palco.
La bola ha crecido tanto que el fichaje de un punta y la salida de Kluivert parecen una misma cosa
A menudo la afici¨®n le recrimina mayormente los goles que falla sin tener en cuenta los que da y, puestos a ser deudores, cuando conviene se le recuerda su gusto por la jarana, en el campo y en la calle. A d¨ªa de hoy, la bola ha ido creciendo tanto que el fichaje de un delantero centro y la salida de Kluivert del club barcelonista parecen una misma cosa. Al holand¨¦s no le ha ido nada bien que el entrenador, y por extensi¨®n los servicios t¨¦cnicos del club, le apuntaran cuando se preguntaba por qui¨¦n era el ariete del equipo: para reclamaciones, pregunten a Kluivert.
El holand¨¦s ha heredado la cruz que carg¨® en su d¨ªa Rivaldo, punto neur¨¢lgico del asunto. La media de goles de Kluivert por temporada es muy similar: 16 (15, en la Liga) en su primer a?o (1998-99); 25 (15, 18, 18) en los tres siguientes, y 21 (16), el pasado -en el Ajax marc¨® 18, 15 y 6 tantos en los tres ejercicios en que compiti¨® por 6 durante su estancia en el Milan-. El equipo azulgrana, en cambio, ha experimentado un descenso ofensivo alarmante en las ¨²ltimas temporadas: de los 87 goles que marc¨® en el curso 1998-1999, cuando fue campe¨®n, ha pasado a 63 en el ejercicio 2002-2003, s¨®lo dos menos que el anterior.
M¨¢s que los tantos de Kluivert, el Barcelona ha echado en falta los de Rivaldo: 19, 24, 12, 23 y 8, en la Liga, sucesivamente en sus cinco cursos de barcelonista (1997-2002). El brasile?o disimul¨® los problemas estructurales del equipo que ahora se tienden a simplificar en Kluivert. ?nicamente Saviola (13) y Luis Enrique (8) siguieron el campeonato pasado la senda de Kluivert (16). La esterilidad de la segunda l¨ªnea y de la defensa fue tan manifiesta que entre todos sumaron s¨®lo 24 tantos.
La situaci¨®n se ha agravado especialmente durante la presente temporada porque los delanteros han sido incapaces de marcar. Los cinco goles del equipo en la Liga los han metido entre Ronaldinho (2), Cocu (2) y Luis Enrique (1). El Barcelona ya suma tres partidos consecutivos a cero: en el Calder¨®n, contra el Am¨¦rica de M¨¦xico y ante el Valencia, en el Camp Nou, donde todav¨ªa no conoce la victoria. La competici¨®n oficial ha resultado un chasco despu¨¦s de una pretemporada que invitaba al optimismo, sobre todo en los partidos contra el Milan y el Juventus, momentos en que Saviola era pichichi y a Kluivert no le dejaban llegar a los Estados Unidos.
A la hinchada no le ha pasado desapercibido el cambio. El domingo pasado reclam¨® a coro la presencia de Saviola. Rijkaard se hizo el sordo hasta diez minutos antes de acabar el partido. Ning¨²n suplente fue capaz de revertir el estado de las cosas, como ya ocurr¨ªa anteriormente con Serra Ferrer, Rexach y Van Gaal, y al p¨²blico le agarr¨® un cabreo de padre y se?or m¨ªo. Tampoco acostumbra el equipo azulgrana a aprovechar las jugadas de estrategia ni remonta desde el 27 de abril de 2002 cuando derrot¨® al Villarreal (4-1).
La sensaci¨®n de d¨¨ja vu se repite a cada partido, y hay coincidencia en que el Bar?a necesita un goleador, ya sea rival o complemento de Kluivert. Una vez cerrado el mercado hasta invierno, a Rijkaard se le pide cuanto menos que agite el banquillo y se acuerde de futbolistas como Sergio Garc¨ªa, que si no garantizan el gol s¨ª al menos cambian el perfil del equipo, el ¨²nico que parece ajeno a la transformaci¨®n del club. No es cuesti¨®n de buscar un goleador como si fuera un mirlo blanco, pues tener al pichichi en el equipo no garantiza la Liga, y menos en el Bar?a, donde ambos t¨ªtulos s¨®lo han coincidido en dos ocasiones: 1948-49, con C¨¦sar, y 1993-94, con Romario. De lo que se trata es de reencontrarse con el gol, y si es con Kluivert en el equipo -ya sea titular o suplente-, mucho mejor.
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