"Para ser m¨²sico de jazz hay que ser humilde"
A sus 72 a?os, Phil Woods es un superviviente felizmente activo de una ¨¦poca irrepetible del jazz, la segunda mitad de los a?os cuarenta, en la que los cambios est¨¦ticos surg¨ªan de una profunda necesidad emocional. Reci¨¦n finalizada la Segunda Guerra Mundial, Charlie Parker, junto a su corte de ilustres innovadores, necesitaba sacudirse las ¨²ltimas cenizas de una lucha absurda. Woods pudo asistir a ese proceso apasionante desde la adolescencia y decidi¨® dedicar todo su tiempo al mismo instrumento que el gran maestro del bebop. Ahora, el saxofonista visita Espa?a para impartir clases te¨®ricas matutinas y ofrecer conciertos por la tarde en Madrid, hoy en Conde Duque (entrada gratuita previa retirada de invitaciones de 12.00 a 18.00), y en Valencia, el viernes 10, en el Palau de la M¨²sica (tres euros).
"Mis influencias, aparte del 'bebop', siguen siendo Billie Holiday, Sinatra y Elis Regina"
"La m¨²sica cubana, el nuevo tango y el flamenco van a cambiar el jazz"
"Para ser sincero", recuerda Woods, "yo no escog¨ª el saxo alto; ¨¦l me eligi¨® a m¨ª. Hab¨ªa cumplido 12 a?os y, desde luego, todav¨ªa no era consciente de la gran tragedia que suponen las guerras, de modo que me gustaba construir soldados para pintarlos a mano. Me acuerdo de que debajo del sof¨¢ de mi abuela ve¨ªa los reflejos de un metal brillante y empec¨¦ a fabular con la idea de fabricar soldados dorados. Espero que mi deseo no influyese en nada, pero lo cierto es que el propietario falleci¨® poco despu¨¦s y me lo dej¨® en herencia. Mi madre, para que no hiciese estropicios y supiese de verdad para qu¨¦ serv¨ªa aquel objeto, acudi¨® de inmediato a la gu¨ªa de tel¨¦fonos y contrat¨® a un profesor. No pude tener m¨¢s suerte. Harvey Larose me inici¨® en la m¨²sica de Duke Ellington y Benny Carter. Fue el mejor profesor que he tenido nunca. Entonces supe que acabar¨ªa siendo m¨²sico".
Con esa certeza, Woods viaj¨® a Nueva York en 1947 para completar sus estudios en la Manhattan School of Music y m¨¢s tarde se matricul¨® en Juilliard. Pero ninguna de esas dos experiencias tuvo tanto peso como las que vivir¨ªa poco despu¨¦s en el centro de una escena en feroz efervescencia. "En Nueva York todo el mundo sab¨ªa qui¨¦n era Charlie Parker", contin¨²a Woods. "Yo entonces tocaba en un club de strip-tease y me dijeron que justo al otro lado de la calle estaba actuando Bird. No era nada extra?o que Parker estuviese sin instrumento propio, y aquel d¨ªa estaba tocando un saxo bar¨ªtono que le hab¨ªa prestado el pintor Larry Rivers. Yo ten¨ªa las dudas l¨®gicas que torturan a cualquier aprendiz sobre boquillas, ca?as y otras cuestiones t¨¦cnicas, as¨ª que se me ocurri¨® preguntarle a Parker si quer¨ªa intentarlo con mi alto. En sus labios no ten¨ªa ning¨²n problema, sonaba de maravilla. Despu¨¦s me hizo tocarlo para ¨¦l y me dijo que lo hac¨ªa muy bien. Siempre era muy amable con los m¨²sicos j¨®venes. ?l, Dizzy Gillespie, Lennie Tristano y Thelonious Monk surgieron de repente para refrescar el esp¨ªritu. Fue muy emocionante para m¨ª ser un m¨²sico joven en aquel momento. En cierta forma, me recuerda el ambiente de fines del XIX cuando Picasso, Matisse y otros cambiaron por completo la forma de entender la pintura".
Aunque termin¨® cas¨¢ndose con Chan Parker, viuda de Bird, Woods siempre ha tenido especial debilidad por los saxofonistas de la era cl¨¢sica, Johnny Hodges y Benny Carter en particular, lo que recubre su sonoridad de una dulzura poco valorada en tendencias posteriores. "En mi etapa formativa pensaba como Lee Konitz. No merec¨ªa la pena copiar a Parker porque, aunque lo consiguiese, nunca llegar¨ªa a sonar como ¨¦l", dice Woods. "Mis influencias, aparte del bebop, siguen siendo Billie Holiday, Frank Sinatra y Elis Regina. Tambi¨¦n me gustan Cole Porter, Gershwin y el cancionero americano en general, la m¨²sica suramericana, asi¨¢tica y brasile?a. S¨®lo soy un m¨²sico trabajador a quien le gusta la melod¨ªa. De hecho, mi pr¨®ximo proyecto es una banda con m¨²sicos brasile?os. Conozco bien la tradici¨®n de Brasil. Cuando lo visit¨¦ por primera vez con la orquesta de Dizzy Gillespie, en los a?os cincuenta, me maravill¨® su enorme riqueza, y creo sinceramente que ahora son los dem¨¢s estilos, en especial los procedentes de Cuba, el nuevo tango y el flamenco actual, los que van a cambiar el jazz. Todo viene de la influencia de Gillespie, genuino pionero en hermanar los ritmos cubanos y las armon¨ªas del jazz. En 1956 viaj¨¦ con su orquesta a pa¨ªses como Ir¨¢n, Irak, L¨ªbano, Siria, Grecia y Turqu¨ªa. Sospecho que si Dizzy hubiese visitado m¨¢s a menudo esos pa¨ªses, ahora no har¨ªan falta tantos soldados. Lo que sucedi¨® el 11 de septiembre fue horrible; por eso, entre tanto terror y violencia, la m¨²sica es m¨¢s importante hoy que nunca. No soy soldado. Lo ¨²nico que puedo hacer es ser fiel y sincero en lo que hago y concederle a la gente un minuto para pensar en que todav¨ªa hay una posibilidad para el mundo. No me importar¨ªa ser pol¨ªtico si pudiese solucionar las cosas, pero precisamente lo que sobran son pol¨ªticos".
Woods abandona el tono sombr¨ªo cuando habla sobre el futuro del jazz: "Soy optimista y me gusta c¨®mo est¨¢ evolucionando. Ahora existen formas de combinarlo todo y estoy encantado tambi¨¦n de formar parte de esto", pero advierte que para hacerse m¨²sico de jazz hay que pens¨¢rselo m¨¢s de dos veces. "Antes de ir a la escuela conviene hacer examen de conciencia. A veces, los m¨²sicos creen que el jazz puede ser un negocio, pero les conviene saber que exige muchos sacrificios. Si antes de ir a la universidad, un estudiante todav¨ªa tiene dudas sobre si quiere ser m¨¦dico o pianista, yo le recomendar¨ªa que se hiciese m¨¦dico y tocase el piano para su propio disfrute. La m¨²sica est¨¢ hecha para los que no tienen elecci¨®n: demanda el mismo esfuerzo que la pintura o la literatura. Adem¨¢s, nadie te garantiza que cuando te licencies vas a ser capaz de tocar jazz, y a lo peor te ves en la tesitura de tocar canciones de Britney Spears en la televisi¨®n. Para llegar a ser m¨²sico de jazz hay que ser humilde y calladito".
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